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La vida por los demás: lleva 44 años como bombero voluntario

Mercedes Barroso asistió a incendios y accidentes durante más de la mitad de su vida. A los 73, sigue en el cuartel como mecánico.

Por redacción
| 03 de junio de 2018
Pura vocación. Barroso en su lugar en el mundo: el cuartel. Allí se encarga de los 13 vehículos, pero es uno de los referentes. Foto: Juan Andrés Galli.

Por su mente cobran vida miles de recuerdos de incendios forestales, de siniestros en la ruta y en viviendas. Algunos aún lo conmueven y otros donde logró rescatar personas son una bocanada de aire que le inflan el pecho. Mercedes Barroso integra el cuerpo de Bomberos Voluntarios “El Fortín” hace 44 años. Más de la mitad de su vida la pasó arriba de las autobombas y a pesar de que está cerca de cumplir los 74, sus mañanas y tardes las sigue pasando entre las paredes del cuartel ubicado en Remedios Escalada 11. Actualmente es el jefe del Parque Automotor y el mecánico que pone a punto las camionetas, cisternas y camiones que utilizan sus compañeros.

 

Cuando nació la delegación, allá por el ’61, funcionaba en el edificio de la Municipalidad de Villa Mercedes. En aquel entonces, Barroso era uno de los empleados que conducía los camiones regadores por las calles de tierra. Esa aptitud le valió un lugar entre los bomberos que lo convocaron para manejar sus transportes. “Empecé a colaborar con ellos, los ayudaba a arreglar los elementos con los que combatían los siniestros, emparchaba y cosía las mangas. Ahí me entusiasmé”, contó.

 

Durante aquellos años había menos gente y menos maquinarias. Aunque la pasión de servicio era tan genuina como en la actualidad. "Estudiábamos en rondas los sábados, hacíamos prácticas en el lago (el Parque Costanera) o en el Hogar Escuela. Como siempre me interesó la mecánica y los motores, comencé a soldar y arreglar cosas. Era el chofer en todos los incendios y el maquinista, que es quien da el agua al bombero que ingresa al lugar siniestrado", relató.

 

En sus inicios estaba casado con Martina Correa y había sido papá de Claudia, la mayor de sus tres hijas. Después llegarían Sandra y Valeria. Pero aún así, marcharse de casa era complicado, sobre todo en las madrugadas. "Dejabas la familia, salías a la mañana y no sabías donde ibas a parar ni si ibas a volver. Pero nos lleva la adrenalina de ser bombero voluntario, que acudamos donde nos necesiten. Igual, mi mujer era un bombero más porque apenas sonaba la sirena me sacaba la bicicleta a la vereda para que no perdiera tiempo", recordó.

 

En cada urgencia, no sabía con qué se iba a encontrar. Lo que más le impresionaron fueron los incendios y accidentes en las rutas. "Esos son fatales, he visto un montón de cosas. Los accidentes son feos y uno debe estar preparado. Por eso contamos con psicólogos. Cuando uno ve lo que no quiere es terrible, más cuando son cuerpos destrozados. Lo que más me impactan son los chicos, las criaturas lastimadas. Al volver al cuartel hay que hablarlo porque a veces la adrenalina nos hace cometer errores, hay que controlar la desesperación", manifestó el hombre.

 

A lo largo de los años participó de distintas capacitaciones para interiorizarse en las distintas tragedias y formas de rescates. Hoy es comandante mayor y es el jefe del Parque Automotor. Sus dedos y uñas con tintes negros y el aroma que desprenden sus ropas lo identifican como mecánico y denotan el trabajo dedicado de Barroso para mantener los trece móviles del cuartel en las mejores condiciones.

 

Si bien todavía acude a los llamados, no concurre siempre. Cuando sale la dotación, Mercedes se queda en el cuartel para atender a la gente. Sólo en el caso que requieran de otro grupo que colabore, él es quien conduce la cisterna y da apoyo logístico.

 

"Yo digo que se nace en esto. Ser bombero voluntario es todos para uno y uno para todos. Yo tengo que cuidar a mi compañero y confiar en él y así todo el grupo. Es algo especial. Hay que tener mucha vocación de servicio, velar por el prójimo", definió.

 

No le quedan dudas que Dios lo puso donde debía estar. "Caí en el lugar justo donde tenía que caer. No sé si fue la casualidad o qué, pero llegué a este espacio donde aprendí y aprendo un montón de cosas. Es un orgullo ser bombero", afirmó.

 

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