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Para el novio de la ex de Ortiz, es raro que ella le haya robado

Contó que se relacionaba con la mujer desde febrero y que, por lo que vio, ella tiene un buen pasar económico.

Por redacción
| 06 de junio de 2018
Octubre de 2016. Cuando Espinosa estaba acusada de homicidio. Foto: Héctor Portela.

Gastón Franco Azcárate admitió haber tenido una relación con María Alejandra Espinosa. Pero sólo eso. Al parecer, nunca en los tres meses que se vieron quiso que esos esporádicos encuentros con la mujer evolucionaran a algo más serio, a un vínculo de pareja. El pasado noviazgo de ella con Abel “Pochi” Ortiz –estuvo acusada, junto a una amiga y al comisario que era su amante, de haberlo asesinado– debió ser uno de los frenos que llevaron al hombre a pensar así. Pero existían otras cosas, pequeños detalles, que también lo hacían dudar. Los días previos a que entraran a robarle a su casa, la mujer le insistió con que le guardara siete millones de pesos, un favor al que él nunca accedió. Pese a todo eso, a que la ex de Ortiz no le generara total confianza, “le hace ruido” que ella haya tenido que ver con el saqueo de su vivienda, porque, hasta donde había escuchado, “tenía un buen pasar económico”, le dijo Azcárate al juez que los imputó a ella y a dos hombres por el robo.

 

La víctima de 38 años contó que comenzó a hablar con Espinosa a través de Facebook. Entre mensaje y mensaje un día acordaron verse. “Yo no salía con ella. Eran sólo encuentros. Yo iba a su casa y ella a la mía”, dijo. Hace un mes y medio la mujer le aclaró que no estaba legalmente divorciada de su marido, un tal José, quien –según ella– había sufrido un infarto y estaba internado en coma, en el sanatorio Mitre.

 

Por ser todavía la esposa de José, era la única persona con derecho a retirar un dinero que el hombre tenía en un banco. Diecisiete millones de pesos. En los últimos días ella, declaró  Azcárate, le había confesado que quería extraer el efectivo por temor a un nuevo “corralito”.

 

Cinco días antes de que a él le robaran, el domingo 27 de mayo, la ex de Abel le adelantó por WhatsApp que al día siguiente tenía que ir al banco a retirar una importante cantidad de dinero. “A mí me generaba dudas de qué vivía ella. Según ella, por el marido, cobraba una mensualidad de 40 mil pesos y yo siempre la veía bien”, narró.

 

“Después, durante toda la semana, me estuvo insistiendo con que no podía andar con esa plata (siete millones de pesos), que se sentía perseguida”, relató el damnificado. Desde entonces le mencionaba que quería guardar ese dinero en su casa, porque su barrio era peligroso.

 

La mujer se lo pidió varias veces, pero –según Azcárate– él siempre le contestó que no. Primero porque no sabía si era verdad que tenía ese dinero y segundo, si así era, desconocía de dónde provenía.

 

“Yo estaba distanciado de ella”, aclaró. Entre ellos nunca hubo  una pelea, pero a él le molestaba lo posesiva que era. “La había bloqueado de las redes sociales, pero me mandaba mensajes de texto”, dijo. La noche previa al robo le envió uno de esos tantos mensajes. Le avisaba que iba a su casa, del barrio Villa Celestina, a llevarle “eso”.

 

El hombre otra vez le dijo que no porque estaba en lo su madre, pero más tarde volvió a insistirle y él accedió. La peluquera llegó a Tomás Ferrari 370, casi Suipacha, pasadas las 23:30. Azcárate le pidió que lo dejara ver lo que tenía en la maleta y la ex de Ortiz siempre le contestó que no, que “lo bajamos mañana”.

 

Pasaba de la medianoche. Y, como a las cinco de la mañana el damnificado tenía que levantarse para ir a trabajar, ambos se acostaron. Pero esa noche, a diferencia de otras, Espinosa estaba nerviosa, declaró el damnificado. Se sentaba, le hablaba, le decía que quería ir con él a Córdoba para regalarle una moto.

 

Un maletín repleto de papeles

 

A las cinco, cuando se despertaron, la imputada fue hasta su auto y sacó una bolsa de consorcio. Adentro, le dijo a Azcárate, estaba el maletín con la plata. “Cuando le tomé el peso (al portafolio) me dije a mí mismo que ahí no había ese dinero, ni por el peso, ni por el tamaño del bulto”, detalló.

 

Después la mujer lo acercó en su auto hasta la parada del colectivo, en Curchod y Los Álamos. Allí se despidieron. A las 6:25 ella le envió un mensaje. “Friazo, mi vida”, le escribió. Poco más de dos horas después un grupo de policías fue a buscarlo a la fábrica donde trabaja para avisarle que habían entrado a robarle a su casa. Los presuntos delincuentes habían sido detenidos a una cuadra y media de su domicilio. Eran tres: María Alejandra Espinosa, Diego Gil y Federico Corradi.

 

El damnificado también ubica a Corradi. Lo conoce desde que era chico, cuando vivían en el mismo barrio. Cuando el imputado se mudó perdieron contacto, pero volvieron a tenerlo cuando Azcárate se puso de novio con la hermana de la pareja de Corradi.

 

En el bolso y la maleta que la Policía les secuestró a los sospechosos hallaron las dos notebooks, la consola de videojuegos y el set de peluquería que le habían saqueado al hombre. Más tarde, cuando abrieron el portafolio que Espinosa había llevado a lo de la víctima descubrieron que estaba lleno de diarios, cartulinas y el documento de una mujer de República Dominicana.

 

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