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"Cambió la forma en que se consume el servicio"

Alfredo Debattista explicó el panorama en que está inmerso el rubro, ante el avance tecnológico.

Por Leonardo Kram
| 15 de julio de 2018
Experto. Destacó que hay otros problemas en el 4G, como las pocas antenas y el tráfico de red. Foto: Alejandro Lorda.

Alfredo Debattista es ingeniero en electrónica, docente de la Universidad Nacional de San Luis y consultor especializado en telecomunicaciones. En diálogo con El Diario de la República, dio detalles del panorama nacional de la telefonía móvil y sus implicancias técnicas y legales.

 

—A nivel nacional, ¿qué sucede con los celulares?

 

—Hubo un momento en que había una gran cantidad por una estrategia de marketing de las empresas. De 2014 en adelante, se empezó a blanquear, cuáles eran realmente las líneas activas. Una cosa era tener un celular en la casa y otra usarlo. Por otro lado hay una migración hacia que el teléfono sea una computadora de mano, con más acceso de datos y servicios de streaming, video y audio, y cambió la forma en cómo se consume el servicio de celular. La cantidad de líneas no aumenta (N. de R. en San Luis en los últimos 3 años han activado sólo 22 mil) porque muy poca gente compra un teléfono por primera vez y hacen un "upgrade" (mejoramiento de equipo) para poder acceder a nuevos servicios y aplicaciones. En el 2017, casi el 90% de los smartphones que se compraron fueron para reemplazo y hay una saturación de líneas. A nivel país hay 140 cada 100 habitantes.  

 

—¿Cómo es el despliegue 4G en la provincia?

 

—Uno ve que en cantidad de radiobases de 2G, 3G y 4G hay una gran variación en cuanto cantidad porcentual a nivel país de San Luis. Hay despliegue más viejo de tecnología 2G, y va cayendo a medida que hablás de 3G y 4G. En este último caso, al consumir más datos se necesita una mejor señal, por lo que hay poner más radiobases. Todas las licencias que se otorgaron fueron para cubrir el 95% de las poblaciones en un determinado tiempo con 4G. Dado que hay que generar una gran cantidad de radiobases, por exigencia regulatoria, se empezaron con las capitales de la provincia, de 100 mil habitantes y después se fue bajando. Eso hace que el despliegue haya sido más lento hacia el interior que a las ciudades grandes.

 

—¿No ven rentabilidad en instalar radiobases en el interior?

 

—Probablemente, las radiobases son muy caras. Eventualmente hay mercados que son más atractivos y demandantes y que están más dispuestos a pagar por un abono más alto. Eso va a tener un retorno de inversión más rápido. La empresa va ir por eso, dentro del marco regulatorio. No son tontas.

 

—Es un perro que se persigue la cola, porque va a tener mejor señal el lugar que sea más rentable y suelen ser los lugares con más población. ¿No hay una solución para redistribuir?

 

—Ahí es donde entra el Estado como regulador, donde les exige a las empresas que tienen rentabilidad, que la distribuya, que no vayan a los lugares con más ganancias. Las licitaciones llevan tiempo pero lo que se busca es darle la tecnología a todas las localidades con más de 500 habitantes.

 

—Aún así hay malestar en donde ya hay 4G...

 

—Si uno quiere tener acceso a datos de alta velocidad, tiene que tener muy buena señal. En las zonas con baja cantidad de antenas, te encontrás con "zonas de sombra", en las que no vas a tener la señal que esperabas y hasta te va a cambiar a 3G. Eso se mezcla con las trabas que ponen los municipios para el despliegue de radiobases. Podemos hablar si es justificado o no, pero en realidad necesitamos de más. Si uno va a Europa o Estados Unidos, la densidad es 100 veces mayor a las que tenemos en cuanto a radiobases.

 

—¿Hay falta de inversión?

 

—Regulatoriamente lo que te piden es que tengas cobertura, señal, pero otra cosa es la capacidad de tráfico en la red. Puedo tener señal, pero si todos quieren comunicarse no voy a tener canales disponibles. Sin embargo, tengo cobertura y señal. Había exigencias de velocidades mínimas de transferencia de datos, pero en general son de cobertura.  En algunos casos lo primero que dan es cobertura y después van corrigiendo las capacidades de tráfico en la red.

 

—¿Y en el resto del país?

 

—Me acuerdo que Movistar, cuando pusieron las primeras radiobases 4G volaba, tenía una velocidad impresionante. Pero después fueron sumándose usuarios y bajó la velocidad media. Lo mismo pasó con el 3G. Me acuerdo que en el interior, cuando Claro hizo su despliegue y después bajó su velocidad promedio, porque obviamente hay más tráfico. Esta es una realidad muy asimétrica, tenemos un país muy asimétrico. El 40% de las radiobases están en Capital Federal y el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA). Cuando preguntan dónde está la inversión, está ahí.

 

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