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Un buen manejo es la clave de la sustentabilidad

El Ministerio de Medio Ambiente, Campo y Producción controla con atención especial para que los feedlots cumplan con la normativa que regula el tratamiento de los efluentes.

Por Magdalena Strongoli
| 15 de julio de 2018
Fotos: El Diario.

La mítica frase que se usa para los cerdos no es posible aplicarla a los feedlots. No sería negocio decir “vaca limpia nunca engorda”. Hace dos semanas, El Diario visibilizó el conflicto entre el gobierno provincial y un feedlot, propiedad de Carlos Acevedo, que fue denunciado por la Municipalidad de El Volcán y por científicos de la Universidad Nacional de San Luis (UNSL), que realizaron estudios que demostraron que estaba contaminando arroyos y el río que baja por la zona que une Estancia Grande con El Volcán. Finalmente, tras varias advertencias, el establecimiento fue clausurado por no adecuarse a la ley que regula la actividad de los engordes a corral.

 

Por ese motivo la revista El Campo consultó a otros productores y al organismo provincial a cargo de los controles, sobre cuáles son los manejos que  deben hacer quienes se dedican a la producción de carne vacuna. Además, la Cámara Argentina de Feedlot advirtió que la producción intensiva de carne no es la única que puede causar cambios desfavorables en el ambiente y que todas las producciones deben tener cuidado.

 

La jefa del Programa Industria y Residuos Peligrosos, Eliana Giorda, es quien estuvo a cargo del operativo de clausura del feedlot de Estancia Grande. "Hay dos  normativas principales. Una es la que obliga a hacer un estudio de impacto ambiental. La otra pide que los productores tengan un plan para el manejo de residuos peligrosos.  Todos los años deben presentar una declaración jurada donde deben quedar explicitados los residuos generados, qué cantidad y qué tratamiento y disposición les dieron”, contó la técnica.

 

“Si hay que hacer cambios, inmediatamente se lo hacemos saber al encargado del feedlot y del cumplimiento de los pedidos dependerá la aprobación del establecimiento para el año siguiente”.

 

La ley da a los productores herramientas para que puedan hacer las tareas medioambientales de manera correcta. Por eso, Giorda explicó que está por escrito cómo debe tratarse a cada residuo. “Una alternativa es la de poder enterrar los desperdicios o encapsularlos. Por ejemplo, a los residuos patológicos se les debe hacer una inertización que, por medio de la exposición a altas temperaturas, contribuye a matar cualquier patógeno”, detalló.

 

Según la funcionaria, el estudio de impacto ambiental debe hacerse antes de comenzar el emprendimiento, ya que a través de ese trabajo no solo podrán evaluar las repercusiones que provocará en la naturaleza, sino que además ellos evalúan temas físicos, biológicos y hasta sociales. Es decir, se tiene en cuenta la posibilidad de que la tarea a desarrollar no moleste o perjudique a ningún vecino. “Se piden además estudios de cómo bajar los impactos negativos en el ambiente en el caso de que existan”.

 

Visto desde el lado del productor, el  estudio de impacto ambiental debe hacerlo de manera particular, lo que implica un gasto extra que Giorda sostiene que en general está dentro del presupuesto con el que cuentan para el armado del negocio.

 

Es la actividad por la cual los vacunos están en corrales y reciben una alimentación balanceada y en horarios preestablecidos hasta el momento de la faena. Sin embargo, hay establecimientos similares que no solo alimentan a sus rodeos con preparados de granos, burlanda y otros nutrientes, sino que además aplican un sistema pastoril. En este caso el sistema se llama de suplementación y no entra en el régimen de ninguna normativa. "Para esos casos, se tiene en cuenta la permanencia de los terneros en el proceso de engorde", agregó Briñoli.

 

La diferencia es clara, ya que son las producciones en confinamiento las que generan efluentes líquidos (orina) y sólidos (bosta). Una de las herramientas que ofrece la Ley de Medio Ambiente en materia de engorde a corral es el tratamiento biológico de los residuos. Es el caso de Gastón González, quien a partir de biodigestores que alimenta de los desperdicios de los rodeos, encontró una forma de tratarlos. El gerente de Tigombú SA, Hernán Mossetti, contó cómo es el tratamiento que les dan a los efluentes en el engorde que tienen en Buena Esperanza. "El trabajo que hacemos no es el ideal. Los desechos de los rodeos solo los usamos como fertilizantes de la tierra. Cada seis meses limpiamos los corrales y eso es abono útil", dijo, y anticipó que "en alrededor de 20 días arrancará la construcción de los biodigestores.

 

Allí el guano de las bovinos será recolectado diariamente para alimentar a las máquinas que nos proveerán de biogás, unas 60 toneladas", contó, y agregó que el trabajo de recolección de las heces de los animales es muy artesanal. "Lo hacemos con palas en piso de tierra, lo que complica las labores".  Ellos son cordobeses y se adaptan a la legislación local. "Creemos que el área de Medio Ambiente trabaja muy bien en cuanto a las exigencias que tiene para prevenir la contaminación. Solicitan lagunas impermeabilizadas donde contener a los efluentes que están en los corrales y que corren por efecto de las lluvias. De otra manera, rápidamente se contaminarían las napas freáticas y eso sería un caos".

 

Julio César Melchor es de Mendoza y hace 20 años que tiene feedlot en Donovan. Su campo dibuja una buena pendiente, por lo que considera que "la orina y la bosta son abonos naturales extraordinarios que nos permiten tener tierras más productivas. Además, cuando hacemos la limpieza de corrales, una parte de lo que recolectamos de materia fecal la llevamos a una finca que tenemos en Mendoza", dijo. También contó que en la vecina provincia hacen la terminación del proceso en un frigorífico, lo que le ha permitido conocer las normas que no perjudican el medio ambiente. "Para tratar los residuos peligrosos, como los envoltorios de las vacunas, jeringas y otros insumos para la sanidad de los animales, contratamos a una empresa de San Luis que se especializa en el manejo", explicó Melchor, que también tiene piletas para contener los desperdicios. Además, la revista El Campo consultó con el gerente de la Cámara Argentina de Feedlot, Fernando Storni, para saber cómo trabajan en el país los productores de carne. "El engorde a corral es una actividad intensiva, de la misma manera se desarrollan las actividades de producción de otras proteínas animales como la leche o las carnes de cerdo y pollo. Que una actividad sea intensiva no es sinónimo de ambientalmente inadecuada. Y a la inversa, producciones extensivas sin un adecuado manejo y control pueden también ocasionar daños ambientales", explicó.

 

Ellos de alguna manera colaboran con los entes de control por el solo hecho de conocer la actividad. "Como cámara estamos constantemente trabajando junto a los gobiernos nacionales provinciales y municipales, y también con organismos oficiales como el INTA y el INTI, en normativas y herramientas para generar un ambiente adecuado para el desarrollo de una actividad sustentable, de cuidado y preservación de los recursos ambientales", concluyó el especialista, que tiene una visión macro del panorama feedlotero y claramente defiende su negocio.

 

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