Los amigos del Presidente, enojados

Con cara larga anda Mauricio Macri por los pasillos de la Casa de Gobierno. No sólo porque todos los sondeos marcan que su imagen viene cayendo (al compás del deterioro de la economía), sino porque en el frente político le sumó el descontento que han manifestado sus más fieles espadas: los gobernadores que responden a la alianza Cambiemos. 

Empecinado en cumplir a rajatabla las directivas que baja el FMI, el Presidente no mide consecuencias (o tal vez sí) y los propios gobernadores de su “palo” pusieron el grito en el cielo cuando se enteraron que ellos serán parte del ajuste. Tanta es la molestia que algunos de ellos, como la bonaerense María Eugenia Vidal, empezaron a tomar distancia y diferenciarse.

La directiva es clara: hay que recortar 300 mil millones de pesos para llegar al número mágico que exige el FMI, un déficit del 1,3% del PBI. Macri ya avisó que ese costo será compartido en partes iguales por la Nación y las provincias. Por eso durante la semana los gobernadores de Cambiemos (y sus ministros de Economía) empezaron a recibir información sobre el recorte que sufrirán. El primero y que más sentirán son los fondos discrecionales, esos que pasan casi por debajo de la mesa, que Nación distribuye según la “cara del cliente”. Y todos saben que si el “cliente” responde a Cambiemos, mejor.  Por las dudas el Presidente sumó entre semana “ayuda” de Elisa Carrió que se ocupó de lanzar un chantaje a los gobernadores: “El que no colabora no tendrá obras”, disparó.

Pero en el juego de pedir un esfuerzo conjunto a las provincias los más enojados son los “amigos”, en especial Vidal y el porteño Larreta. La gobernadora del distrito más grande del país hizo cuentas: calcula que va a perder entre 30 y 50 mil millones de pesos. Es que además de recortarle obras, Macri quiere pasarle “de taquito” las empresas eléctricas y de agua; y bajar más los subsidios al transporte. Por eso “Heidi” (como la llaman cariñosamente sus pares políticos) refunfuñó mientras intuye que se le escurrirán casi la mitad de los 100 mil millones que consiguió cuando apenas asomó en la Justicia una causa por los fondos del Conurbano y logró un traspaso de dineros sin precedentes. En una situación similar, pero a menor escala, está Larreta quien  calcula que Macri le hará un agujero de no menos a los 15 mil millones de pesos.  Semejante ajuste en el año que ambos se juegan la reelección los mantiene inquietos y ofuscados con su jefe político.

Como sea el propio Macri parece jugado en un encrucijada  egoísta: apuesta todo a cumplir con el Fondo y que el ajuste que vendrá no le limará más sus chances en el camino hacia la reelección del año próximo. Los gobernadores (no solo Larreta y Vidal) saben que esa jugada los perjudica y no quieren asumir el costo de un recorte brutal en el año que saldrán a pedir el voto.

El tándem Vidal-Larreta siente además que se llevan lo peor por ser “amigos” del Presidente: deben dar el ejemplo y  ajustar calladitos, a diferencia de otros jefes de distritos con los que el gobierno abrió el diálogo para negociar.