Balde de Quines, El Milagrillo, Puesto Varsora, Aguadita, El Mollarsito, Magallanes, Chipiscú, San Roque, El Carmelo, Alto del Tigre, Santa Rosa del Cantantal, Alto de las Ánimas, San Pedro, Bella Vista y El Caldén.
Las Lagunitas, Represa del Carmen, Naranjo Esquina, Santa Rosa del Gigante, Bella Estancia, El Recodo, La Esperanza y Vizcacheras.
El Churrasco, El Sifón, Santa Martina, Colonia Zubelzú, Pozo Cavado, La Celestina, Las Rosas, El Tala y El Recuerdo.
La Maroma, Los Overos y Martín de Loyola.
Balde de Escudero, Las Palomas, Los Chañares, Santa Ana, Ojo del Río, Cañada La Negra, Los Lobos, Santa Ana y Guanaco Pampa.
Soven, Cramer, La Esquina, Chalanta, Caldenadas y La Celestina.
Juan W. Gez, Cañada Honda, El Guanaco y La Esquina.
Cazador Nuevo, Cazador Viejo, Chosmes, Jarilla, Pescadores, El Lechuzo, El Recuerdo, Las Barrancas, Alamito y La Seña.
La Cocha, Las Aguadas, La Cañada, La Ciénaga, La Julia, Rincón del Carmen, Chispiadero, La Jovita, La Esquina, Barranca Alta, Paso del Tigre, Santa Bárbara, Puerta del Sol, Los Piquillines, Tala Verde, La Primavera, Mesilla del Cura, Totoral y Los Alanices.
La consigna hace tiempo que es: “De la periferia al centro”. Es concreta, fue muy útil a la hora de decidir y a la hora de fijar posiciones. Fue, además, lo suficientemente exitosa como para ampararse estáticamente a ella. Los gobiernos dispuestos a innovar, a imponerse siempre nuevos desafíos deben revisar, cada tanto, todas las consignas. Aun aquellas que parecen inconmovibles, que suenan muy bien y que han sido muy eficaces. Y hoy la pregunta podría ser: ¿hasta dónde llega la periferia? ¿Se están contemplando de verdad todos los espacios que merecen consideración? ¿Estamos trabajando en la periferia, o un poco más allá hay un San Luis que no ha sido debidamente considerado? Y no importa tanto la cantidad de habitantes, y no se hace un análisis mezquino y electoralista. Se contempla la periferia. Se corrige alguna miopía que no permitió ver este otro San Luis profundo. Se visualizan espacios entrañables habitados por sanluiseños humildes y muy valiosos. Y entonces el mérito es grande. Y vale doble porque se llega donde no se había llegado. Porque de algún modo se integra territorio, se expande la mirada y se contiene a todos. Duele hablar de excluidos, pero el concepto parece bastante rumbeado. Y se anuncia con verdadero regocijo la solución. Se admiten, sin tapujos, culpas y errores y se avanza a un futuro mejor para cada paraje.
Y se cuidará la ‘primera impresión’, una buena presentación de los parajes. Y se generará una buena forestación (hoy enorgullece contemplar la vera de muchas rutas y apreciar e bue estado de muchos árboles sembrados en cada esfuerzo provincial por forestar). Luego cuando ingresamos al camino que nos lleva al paraje, que hoy son casi caminos de huella, a veces caminos intransitables, caminos con muchísima dificultad. Se harán entradas forestadas de aproximadamente 100 metros de ancho. Y hará las veces de contrafuego. Y habrá parques con espacios para el deporte y la recreación. Y serán parte de un circuito turístico. En el paraje se va a hacer una estación solar. Y se integrará un gran circuito turístico. Cada paraje tendrá un merendero. Todos tendrán una escuela generativa secundaria. Tendrá un espacio privilegiado el deporte, y se piensa en un circuito de rally.
Y en la Argentina del desánimo y la exclusión, San Luis crece. “De la periferia al centro”. Prestando atención a cada rincón del territorio. Integrando, uniendo, convocando al desarrollo. Invirtiendo, sin endeudarse, con seriedad, con esfuerzo compartido. A lo San Luis.
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