25°SAN LUIS - Sabado 20 de Abril de 2024

25°SAN LUIS - Sabado 20 de Abril de 2024

EN VIVO

Dame fuego

“Dame fuego, dame, dame fuego…”, cantaba Sandro hace varias décadas, un tema que luego devolvió al candelero Ataque 77. “Dame fuego”, bien podría haber dicho Juan María Traverso tras la carrera más gloriosa que haya disputado en su vida. Fue hace 30 años en General Roca, Río Negro, en la segunda fecha del campeonato de TC 2000 de 1988. Ese mediodía el Flaco entró a la historia grande del automovilismo argentino para siempre manejando una Renault… Fuego. Sin dudas fue una jornada incendiaria, bien al estilo de Traverso, un hombre que prendía fuego a cualquiera con sólo abrir la boca.

 

“Se me rompió una manguera y comencé a perder aceite, fundamentalmente sobre los escapes. Llegué a derramar prácticamente todo el lubricante en las últimas tres vueltas, lo que hizo levantar la temperatura del motor hasta ponerlo al rojo vivo”, recordó el piloto años después, mientras revivía aquella epopeya que lo llevó a recibir la bandera de cuadros con la puerta abierta, porque el habitáculo estaba lleno de humo y había levantado una temperatura insoportable.

 

Al que le tocó sufrir una verdadera derrota ese día fue a Silvio Oltra, el malogrado acompañante de Carlitos Menem Junior en el helicóptero que se desplomó en cercanías de Ramallo (el pueblo donde nació Traverso, justamente) en 1995. Él había ganado la primera prueba del año y punteaba en la segunda, pero se enredó con un rezagado y Traverso lo pasó. Después llegó lo del humo y el fuego y sin embargo no lo pudo volver a superar. Quizá se quedó admirando lo que hacía su colega.

 

“Ya a lo último se complicaba hasta para respirar. Pero faltaba muy poco para la llegada y no quería resignar el triunfo, por lo que seguí a fondo hasta el final”, dijo el Flaco, quien guarda esa cupé Fuego como un preciado tesoro en su museo particular. “Aquel día cuando aguantó hasta el final prendida fuego me demostró que los autos también tienen sentimientos”, agregó, como si se tratara de una persona.

 

“Me dije, puedo ganar o se puede quemar. Si se quema me bajo, me desaté los cinturones, destrabé la puerta, miré dónde estaban los bomberos como para estacionar allí si se ponía fea la cosa”, siguió el relato, mientras uno no puede creer que a 200 kilómetros por hora pudiera pensar en tantas cosas a la vez. Pero por algo fue siempre un gran campeón.

 

Traverso ya sabía de victorias memorables: en 1986 silenció al autódromo de Pigüé, cuando le ganó al ídolo local, Mario Gayraud, en una carrera en la que terminó con tres ruedas, porque la cuarta ya se le había ido al diablo.

 

LA MEJOR OPCIÓN PARA VER NUESTROS CONTENIDOS
Suscribite a El Diario de la República y tendrás acceso primero y mejor para leer online el PDF de cada edición papel del diario, a nuestros suplementos y a los clasificados web sin moverte de tu casa

Temas de nota:

Suscribite a El Diario y tendrás acceso a la versión digital de todos nuestros productos y contenido exclusivo