26 de diciembre de 1971: el día que el fuego devoró la alegría

Fue un domingo caluroso, de verano, en el que el fuego hizo saltar el termómetro en un espacio cultural de San Luis y los puntanos sintieron que las llamas habían devorado un gran trozo de su alegría. 

El 26 de diciembre de 1971, después de Navidad, un incendio destruyó totalmente el Club Social San Luis. Las llamas iniciaron en el centro del salón a las 18 y se extendieron hacia el techo y el piso, de acuerdo a una detallada crónica publicada en el entonces Diario de San Luis, el lunes siguiente.

El Club, cuya réplica ampliada será construida por el gobierno provincial dentro del predio del ex Hipódromo de San Luis (sobre la avenida Justo Daract), estaba ubicado en Belgrano y San Martín frente al Municipio capitalino.

“Un operador de cine” vio las primeras llamas, cuenta El Diario en la nota de tapa titulada “Pavoroso incendio en el Club Social”. El informe recuerda que trabajaron, durante cuatro horas, cuarenta bomberos de la Policía, diez soldados y dos suboficiales del GADA para extinguir el incendio. Terminaron a la medianoche.

(Nota del martes 28 de diciembre de 1971. Foto: Alejandro Lorda)

Sobre calle San Martín, donde está el supermercado, cientos de vecinos se agruparon para ver cómo el fuego consumía lentamente la madera de los pisos, el techo y las demás estructuras del Club Social. Justo en el lugar en que antes habían disfrutado del cine, la música, el baile, las veladas de boxeo y todas las actividades que marcaban una sonrisa en sus rostros.

(Foto: Archivo Histórico San Luis)

Los dueños de locales comerciales que funcionaban en el edificio, ayudados por vecinos, sacaron por la ventanas de la calle Belgrano “botellas de todo tipo, ventiladores, heladeras, mesas de juegos, mesas comunes, lámparas, adornos y hasta un piano”.

Tres hipótesis del inicio

De acuerdo a la crónica, unas horas después de que sofocaran el incendio, había tres hipótesis sobre el inicio: un cortocircuito, una “fantasmal garrafa” y un fósforo o colilla de un cigarrillo. En El Diario del martes (28 de diciembre) aún no había precisiones.

El periodista que escribió la nota destacó la labor de los bomberos: no tenían autobomba, debían correr con las mangueras unos 30 metros y luchaban con la “poca presión de las bocas de incendio” y las “escasas líneas de agua, en su mayoría, averiadas”. También con curiosos que miraban a unos metros.

(Foto: Archivo Histórico San Luis)

Cuando el fuego estaba dominado llegó la ayuda de Villa Mercedes: “Siete personas en una autobomba”. La autobomba trajo alivio y agilizó el trabajo.

Después del incendio los restos del Club Social fueron demolidos. “… ahora sí, está definitivamente muerto. Muerto de una muerte mística, casi mitológica: consumido por el fuego. Murió en su ley. No podía permitir la sola oscura y humillante herida de la piqueta”, escribió el angustiado cronista que no firmó la nota.

(Foto: Archivo Histórico San Luis)

A ese anónimo periodista que dio vida a una noticia tan negra, en su incansable tarea de informar con la tinta y el papel, le pedimos que seque sus lágrimas. El Club Social volverá a brillar en San Luis, en una réplica que tendrá casi el triple de butacas: 1.200. Estará en otro sector de una ciudad que ha crecido mucho en 46 años y ocho meses. Sumará educación con dos escuelas generativas. Quiere ser otra vez el centro de la alegría.