20°SAN LUIS - Jueves 28 de Marzo de 2024

20°SAN LUIS - Jueves 28 de Marzo de 2024

EN VIVO

Asegura que una constructora lo estafó en 165 mil pesos

Un hombre pagó eso en noviembre de 2016 para que "Uruar" le ampliara su casa, pero la empresa no le fabricó nada, dice.

Por redacción
| 21 de agosto de 2018
Liffourrena muestra el plano de la edificación que pagó y todavía espera. Foto: Héctor Portela

Marcelo Liffourrena casi no duerme. La constructora de viviendas Uruar le ha quitado el sueño, dice. En noviembre de 2016 hizo negocio con esa empresa para que le ampliara una parte de su casa del barrio Justo Daract de Villa Mercedes. Le pagó 165 mil pesos en efectivo y el gerente de la firma le garantizó que, a más tardar, en los próximos 120 días estaría levantado el primer piso de su vivienda por el que hicieron trato. Hasta ayer, a un año y nueve meses de ese contrato y decenas de promesas después, la compañía no le había puesto “ni un clavo” en su domicilio, denunció. 

 

“Hago esto porque ya no sé qué hacer”, aclaró el hombre sobre difundir a través de El Diario lo que le sucedió.  De hecho fue otra clienta de Uruar, que había pasado por lo mismo, la que le recomendó contactarse con este medio. Al igual que él, pero en noviembre pasado, Marta Maranguello acordó con la empresa construir una segunda planta en su vivienda. Le entregó 150 mil pesos y hasta principios de mayo la mujer reclamaba que nadie se había acercado a erigir el piso que había pagado. 

 

A diferencia de otros clientes, nadie le recomendó Uruar a Liffourrena. “Ellos tienen sus oficinas y el galpón donde trabajan a tres cuadras de mi casa, en Presidente Perón 646”, contó. Un día, después de ver las publicaciones que la firma hace en su página de Facebook, se allegó para consultar por la construcción de un primer piso, a la altura de su cochera, en su domicilio de Córdoba y Guayaquil. 

 

“Fui. El gerente, Nazareno González, me mostró un galpón donde tenían una casa desarmada, me enseñó los materiales y cómo estaban hechas”, relató. Le explicaron que si no contaba con el dinero al momento y para “congelar los precios” debía abonar, al menos, dos mil pesos. 

 

“Me parecieron serios, creíbles e hicimos trato”, recordó. Contó que después el personal de la compañía fue hasta su domicilio, tomaron las medidas de la planta a levantar y elaboraron un plano. La construcción implicaba un dormitorio, un baño y una especie de terraza. 
A los diez días, el 11 de noviembre, Liffourrena le pagó a la empresa la totalidad de lo que costaba la ampliación. 

 

El hombre esperó los cuatro meses que Uruar supuestamente demoraría en edificar su vivienda, pero eso último no ocurrió. “Cuando vi que no pasaba nada, empecé a ir a la fábrica”, contó. Cada vez que iba el gerente le respondía a su reclamo con una excusa y lo despedía con la promesa de que en tal fecha, cuanto mucho, dos meses, le instalarían la planta. 

 

“Me decían que los proveedores no les llevaban los materiales. Otra vez me dijo que se les había accidentado un empleado o que a una familia de Quines o no sé dónde la había agarrado la lluvia y tenían que darle prioridad a esa gente”, repasó. “Una vez hasta llegó a decirme ‘¿ves esa construcción que tenemos desarmada ahí? Es la tuya. La semana que viene te la instalamos’. Todavía estoy esperando”, agregó. 

 

Hace un año, Liffourrena le envió a la firma la primera de dos cartas documento. A través de Defensa del Consumidor, su abogado y el de la empresa trataron de solucionar el problema en audiencias. “En esas reuniones, él (González) salía con las mismas excusas y promesas. Hasta dijo que un socio lo había perjudicado porque se llevó plata de la sociedad, entonces por eso no pudo hacer la casa que reclamábamos”, relató. 

 

Una vez, cansado de ir hasta Uruar y llamar por teléfono a su gerente, el denunciante le propuso que le instalara la estructura de la ampliación y que, del piso, la conexión eléctrica y demás, se ocuparía él, pero ni así logró que le edificaran la casa. 

 

En julio, después de mucho tiempo, consiguió que González se contactara con él, luego de que lo escrachara por las redes sociales. “Me siguió prometiendo fechas. ‘De acá a dos meses, hago una entrega y la próxima va a ser la tuya’, me decía. Con ese cuento estuve hasta ahora. La última fecha de entrega que me dio es para el 13 de setiembre, pero ya no creo más nada”, se lamentó. “Yo sólo quiero que me haga la ampliación, porque si me tuviera que devolver la plata sería el doble de lo que pagué en su momento, y que no siga estafando a otra gente porque no sólo venden en la provincia, sino también en Córdoba y tratan de expandirse hasta Neuquén. Acá, en Villa Mercedes, somos varios los que estamos en la misma”, remarcó. 
 

 

LA MEJOR OPCIÓN PARA VER NUESTROS CONTENIDOS
Suscribite a El Diario de la República y tendrás acceso primero y mejor para leer online el PDF de cada edición papel del diario, a nuestros suplementos y a los clasificados web sin moverte de tu casa

Suscribite a El Diario y tendrás acceso a la versión digital de todos nuestros productos y contenido exclusivo