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Quejas por la suciedad en un patio del Sanatorio Ramos Mejía

Un espacio interno está desbordado de basura. Aseguran que hay presencia de cucarachas y roedores. Los vecinos dicen que han tenido que invertir mucho dinero en desratizaciones.

Por redacción
| 21 de enero de 2020
Hartazgo. Los vecinos manifestaron que están cansados de invertir en desinfecciones por las ratas y cucarachas. Fotos: Martín Gómez.

Los vecinos del Sanatorio Ramos Mejía expusieron que en el patio interno de la clínica existe un foco infeccioso que propaga ratas y cucarachas que generan serias complicaciones en las casas, departamentos y comercios aledaños. Pese a las denuncias que han concretado a lo largo de varios años, la situación no ha cambiado. Malezas crecidas, escombros, cartones, sillones de oficina a la intemperie, son algunas de las irregularidades que se advierten a simple vista; algunos aseguran que suele haber gasas, guantes y demás elementos descartables usados. 

 

"Hay olor nauseabundo, residuos y presencia de roedores, hemos tenido que desratizar varias veces los exteriores, es insoportable", indicó la vecina Natalia Cherman, que además expresó otras quejas por ruidos molestos.

 

 

 

La noción de que una clínica tiene que contar con estrictas condiciones de salubridad es un concepto que en un simple análisis cualquier vecino puede advertir, pero más allá de las opiniones, existen reglamentaciones sobre el funcionamiento de los centros de salud privados. Los requisitos para la habilitación de estas clínicas y sus respectivas actualizaciones, certifican que entre la documentación a presentar debe constar una fotocopia del acta o resolución de seguridad e higiene. 

 

María Martha Garro, vecina que enfrenta dificultades con la clínica (problemas de humedad, de estructura y de mensuras), indicó que está cansada de las irregularidades y de la falta de respuestas.

 

 

 

"Tienen una irresponsabilidad con las obras de mantenimiento porque continúan sin resolver el tema de los roedores y las cucarachas. Ya no tiene sentido que sigamos llamando a los desratizadores; cuando vienen a asistirnos nos dicen que los focos infecciosos no están en mi hogar, sino que vienen del sanatorio. Puedo poner veneno o trampas, pero las ratas vuelven a su lugar de origen", señaló.

 

Garro aseguró que hace al menos tres o cuatro años que experimenta conflictos referidos a la presencia de roedores. En ese lapso de tiempo ha gastado importantes sumas de dinero; la última desratización osciló aproximadamente los $4.500.

 

Otros vecinos de la zona también reconocen la situación. Si bien no todos son afectados en la misma intensidad, lo cierto es que confirman la presencia de roedores. Algunos no quieren dar declaraciones por temor a represalias.

 

 

 

La gente que vive en la manzana subrayó que denunciaron la situación en reiteradas oportunidades. Garro, por ejemplo, dio a conocer estas dificultades (junto a otros asuntos como problemas de humedad, infraestructura y mensuras) al Juzgado Contravencional a cargo de María Itatí Zudaire, la Municipalidad de San Luis y el Ministerio de Salud.

 

Cherman indicó que muchos advirtieron anónimamente la situación más de quince veces a través de la línea 147, desde la época de la gestión de Enrique Ponce. Aseguró que no consiguió una solución definitiva.

 

El Diario de la República intentó comunicarse con los directivos de la clínica para tener su versión de los hechos, pero no fue posible contactarlos.

 

 

 

Daños edilicios

 

Garro asegura que por problemas de humedad del sanatorio, su casa sufrió serias consecuencias.

 

"Hemos agotado todas las instancias para denunciar a esta institución. Si la clínica es la única institución que atiende PAMI, ¿cómo puede ser que no mejoren la infraestructura?", manifestó.

 

 

También perturban los ruidos molestos 

 

Algunas familias de la zona sostienen que no se encuentran solo con el conflicto de los roedores o la humedad causada por el Sanatorio Ramos Mejía, sino que soportan ruidos importantes que se generan cada veinte minutos, con duraciones estimadas de veinte segundos cada uno. Temen sufrir daños en la audición.

 

"Pasamos mucho tiempo con mi bebé y mi familia en casa y se torna insoportable el ruido. Se trata de una especie de válvula con la que se manipulan los tubos de oxígeno, que genera explosiones sistemáticas que aturden a cualquiera, si de pronto una está usando una tijera, por ejemplo, y se sienten las explosiones, es un peligro. Realmente cada explosión asusta, ya no se puede dormir la siesta o mantener una conversación", cuestionó Natalia Cherman, vecina afectada.

 

Según recordó, tras una serie de denuncias intimaron a la clínica y durante quince días no hubo ruidos, pero volvieron. Señaló que a toda hora algunos empleados causan ruidos molestos.

 

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