Juan Omar Benítez bien conoce el encierro: hasta no hace mucho, estuvo preso por un homicidio. Y la última semana de julio, su última pareja lo había denunciado, por intimidarla. Así y todo, conociendo lo que es estar detenido y con una acusación reciente ante la Policía, Benítez no frenó sus impulsos agresivos. Fue a la casa de su ex, hizo guardia frente al domicilio de ella, a punta de cortapluma amenazó con matarla a ella y a su pequeño hijo, y los persiguió. Un vecino de las víctimas llamó a los efectivos de la Comisaría 14ª de San Francisco del Monte de Oro, que lo arrestó.
El pasado domingo, cuando se vencían los plazos para que el juez Correccional y Contravencional de San Luis, Marcelo Bustamante Marone, resolviera cuál era su destino, Benítez supo que volvería al Servicio Penitenciario Provincial, esta vez por el hecho sufrido por su ex y el niño. “La defensa oficial pidió pruebas, que se produjeron, pero no logró desvirtuar lo que se había trabajado en el sumario”, sintetizó el juez.
Las amenazas son un delito que, por el monto de la pena, es excarcelable. Pero sin dudas, en la resolución que Bustamante Marone adoptó tuvo fuerte peso el hecho de que el imputado tuviera antecedentes, y por un delito tan grave como un asesinato.
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