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Nuevas reglas para los consorcios de regantes

San Luis Agua ajustó los controles y encontró algunos problemas administrativos. Ahora deberán presentar los planes de manejo de cultivos y las hectáreas a cubrir.

Por Magdalena Strongoli
| 17 de septiembre de 2017

El agua es un recurso fundamental para las producciones agropecuarias. Por eso hace muchos años crearon los Consorcios de Regantes para distribuir el agua cruda entre los establecimientos. De esa manera no solo se controla el uso del fluido para que no se desperdicie (sobre todo en zonas donde las precipitaciones son muy bajas), también prestan un servicio según las necesidades de cada hombre de campo.

 

Con la finalidad de que estos organismos puedan funcionar correctamente, San Luis Agua Sociedad del Estado prestó colaboración para solucionarles los problemas administrativos a los regantes de Tilisarao y además les entregó el manejo del sistema de canales.

 

El ingeniero Carlos Larruse, que está a cargo de comenzar con la tarea de revisar en qué condiciones se encuentra cada uno de los consorcios de la provincia, dio detalles de cómo funciona y el rol que cumplen en el mundo productivo. “El 80 por ciento de lo recaudado por San Luis Agua en concepto del uso del fluido crudo con destino a riego es transferido a los diferentes consorcios que existen en la provincia. El convenio no modificará el propósito para los que fueron creados. Lo que cambia es que se normaliza cada consorcio con sus particularidades”, dijo, y detalló que en el caso de Tilisarao  tenían la cuenta bancaria bloqueada, un juicio laboral, no habían hecho la última asamblea, faltaban balances y además no poseían la personería jurídica.

 

Además habrá otros cambios que redundarán en puro beneficio para estos productores del Valle del Conlara. “También las exigencias, cambiaron.  Hay que hacer las presentaciones del manejo de cultivos, que incluyen el conocimiento de la cantidad de hectáreas que se regarán y cuándo deberá presentarse cada año. Además deberán hacerles a los canales el mantenimiento necesario en la infraestructura que les permite transportar el agua. Como contrapartida, San Luis Agua los va a ayudar con costos periódicos relacionados al pago de haberes de un empleado administrativo y del tomero. Y por supuesto, el compromiso deberá ser mutuo. Los regantes tienen que rendir las erogaciones que demande cada trabajo”, comentó Larruse, quien agregó que la recaudación no es constante y que solo se da en época de siembra y durante el desarrollo de las plantas.

 

El proceso de la entrega de agua es a través de un documento que se llama "parte de entrega", en donde incluyen el plan de cultivo y el de obras, entre otros. Ese trámite es importante por si surge algún reclamo de parte del usuario, ya que queda constancia de la cantidad de horas, el caudal utilizado, cuál fue el uso y la fecha en la que se les entregó el agua. Para determinar cual va a ser el destino que tendrá, cada productor tiene una concesión. Esos usos pueden ser el agrícola, ganadero o industrial. Cada año deberán presentar un informe sobre cómo han sido los trabajos en cada consorcio. De esa manera hay un control en el uso del recurso que en San Luis se mantienen en alrededor de 20 embalses.  

 

Si bien el trabajo lo hicieron con un solo consorcio que tenía problemas, hay otros con dificultades. En ellos el ente que distribuye el agua cruda también prestará colaboración. En la provincia hay cuatro consorcios de regantes: el de Quines-Candelaria, San Pablo, Tilisarao y Concarán. “Este último también tiene que resolver temas de papeles. Para ellos también trabajaremos como hicimos en la firma de este convenio. La idea es ayudar a que todos puedan mantener la estructura, que no es barata, que brinda una enorme solución a los productores de distintas zonas de San Luis. Y aquéllos que funcionen bien, la idea es seguir manteniéndolos”, analizó el ingeniero Larruse.

 

La creación de los consorcios estuvo dirigida a que colaboren con el ente de control en la administración del recurso para el riego de las plantaciones en las zonas de bajas precipitaciones. Los acueductos y las aguas subterráneas nunca fueron potestad de esos grupos conformados por productores que también hacen uso del recurso. “En cuanto a las ventajas, se ven reflejadas en la coordinación, la administración y el mantenimiento de las redes. Al momento de la conformación de los consorcios no existía San Luis Agua tal y como hoy se conoce, por lo que venían a suplir las falencias que existían”, aseguró.

 

“En la zona del Valle del Conlara, desde la década del '80 se decidió un sistema descentralizado para el mantenimiento y la prestación del servicio de entrega de agua. Ahí fue cuando se crearon los primeros consorcios, que fueron los de Santa Rosa, el de Concarán, el de Tilisarao y el de San Pablo. Los dos últimos todavía vigentes junto al de Concarán”, recordó Larruse, quien aseguró que en Concarán no sólo tienen problemas administrativos, sino también de tipo financieros.

 

La creación de un organismo con estructura de empresa para el control y cuidado de uno de los recursos limitados más importantes que tiene el planeta, permitió mejorar las tareas y además hacer efectivo el pago del servicio. “En aquellos primeros años lo cobraba Rentas, pero ningún ciudadano pagaba. Por ende, no recaudaban. El avance fue importante. Comenzaron a pagar cuando llegó la organización del ente regulador y ahora los ingresos alcanzan hasta el 60 por ciento. Ése fue un mérito que consiguió la sociedad del Estado”, contó Larruse, quien ha pasado por cada una de esas etapas viendo las mejoras que el Estado provincial alcanzó en materia organizativa.

 

El presidente del consorcio, Jorge Ossana, que inauguró la nueva etapa que facilitará el normal funcionamiento de esos grupos, habló con la revista El Campo y dio detalles de lo que se dijo en ese encuentro. “Los funcionarios de San Luis Agua aceptaron la nueva comisión directiva, la que yo presido desde hace más de 10 días. Luego firmamos el convenio. En este momento, si bien nunca se cortó la prestación del servicio, mejoramos de manera considerable. Teníamos balances incompletos. Nos dedicamos a ponerlos en orden con la ayuda del contador Daniel Guasconi y una vez presentados, fueron aprobados”, explicó el productor de la localidad ubicada sobre la ruta provincial Nº 148, camino a la vecina provincia de Córdoba.  

 

El presidente del consorcio contó cómo es que se distribuyen el agua. “Gracias a las obras que la provincia ha hecho, sobre todo los diques con sus respectivos canales, es que el fluido puede llegar a los distintos establecimientos. Generalmente los campos están nivelados para que, por medio de la gravedad, puedan regar los cultivos. Así lo hacen la mayoría de los usuarios. Para el caso de la alfalfa se hacen canteros cada siete metros. Si se trata de soja o maíz, entre los cultivos se arman surcos para que circule el agua. En otros casos se usa lo que se conoce como riego presurizado, que ahorra mayor cantidad de agua y es más eficiente. Eso se hace a través de pivotes de riego, que hacen 20 hectáreas por cada círculo. Además esa tecnología permite al productor programar en qué tiempo quiere que ese recorrido se haga”, detalló para explicar que se hace así según la cantidad de agua que necesite el cultivo.

 

“Acá cultivamos mucha papa. Los tubérculos requieren de mucha humedad para desarrollarse de manera óptima”, aseguró.

 

“Cuando necesitan el recurso van hasta la delegación del consorcio y solicitan un turno. Allí se les designa un día con la cantidad de horas necesarias, según la cantidad de hectáreas a regar. Luego el tomero es quien les levanta la compuerta del canal más cercano. Los meses más fuertes son los que van de octubre a marzo, lapso en el que se trabaja las 24 horas. El resto de los meses, cuando se siembran cultivos de invierno, el agua corre pero en menor medida”, aseguró Ossana, quien destacó que en su campo, de unas 100 hectáreas, paga alrededor de 100.000 pesos anuales. El pago se hace por las horas que les lleva regar los cultivos.

 

En relación al nuevo convenio hecho con la distribuidora de agua a nivel provincial, el presidente del consorcio de regantes de Tilisarao aseguró: “El beneficio comprende el uso del agua del embalse San Felipe, con los turnos correspondientes. Y por su puesto, en lo que ya se trabajaba: tener la posibilidad de producir granos con riego y ya no a secano como en otras épocas, con un agua de muy buena calidad, lo que nos permite tener producciones destacadas. A pesar de que el problema administrativo venía desde hace tiempo, siempre contamos con la colaboración de San Luis Agua", resaltó Ossana. 

 

Las personas que participan de la comisión de los consorcios conocen la realidad productiva de cada zona y las dificultades que tienen. “La cantidad de agua que se usa varía según los años. En general, va de los 200 a los 400 milímetros por campaña”, contó el presidente, que tiene un campo en el valle que maneja en sociedad con otro colega desde 2004. “He podido comprobar que es muy interesante producir de esa manera. Hacemos varios cultivos, pero principalmente alfalfa, con la que no solo hacemos reserva, también semillas”, aseguró; y agregó que en años normales en la zona llueven cerca de 600 milímetros.    

 

“Nosotros lo que recibimos es un porcentaje de lo producido, que se usa para cubrir gastos como los del canon del agua, el combustible, los empleados. En el caso del maíz, por ejemplo, si se hacen 6.000 mil kilos, llegamos a los 12 mil y el excedente es la ganancia”, detalló, mientras volvía a hacer hincapié en la importancia de contar con el beneficio. 

 

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