Supuesto pastor quiso estafar a "Lalo" Chade con un vehículo

Cuando el popular actor Santiago “Lalo” Chade atendió, días atrás, a un hombre que quería comprarle la Trafic blanca que tiene parada a la vuelta de su sala de teatro, en el centro de San Luis, pensó que era uno de los tantos que pretendían adquirirla a un módico precio, para después repararla y sacarle algún tipo de provecho. Pero no era uno más. El potencial cliente ofertaba una suma para nada despreciable: 100 mil pesos, más de lo que el propio dueño considera que el vehículo vale. Le dijo que era pastor, que se llamaba Jesús y se mostró bueno, amoroso, agradable, como el nazareno. Por eso, cuando “Lalo” averiguó cuál era la situación de los dos cheques de pago diferido que el supuesto guía espiritual le había dejado en concepto de pago y le informaron que estaban denunciados, se sorprendió y se preocupó. Resolvió no dejar pasar el intento de fraude: se valió de su oficio de toda la vida, la actuación, para poner al descubierto al estafador y ponerlo a disposición de las autoridades.

Jesús Mario Alberto Paiva y el mecánico que éste trajo de Mendoza para arreglar el utilitario y llevárselo andando, fueron detenidos el jueves, en flagrancia. Están imputados por estafa en grado de tentativa,  informó el jefe de la División Investigaciones, el comisario Roberto Molina, a cargo de las actuaciones.

El jefe policial acotó que, horas después, corroboraron que Paiva, de 39 años y domiciliado en Lujan de Cuyo, tenía un pedido de captura activo por estafa desde el 3 de marzo de este año. Tiene, además, cuatro solicitudes para comparecer ante la Justicia de Mendoza.

El mecánico, Roque Martín Gattas, tiene 24 años y vive en Dorrego, en el departamento mendocino de Guaymallén.

“Todo comenzó hace unos 10 días. Cerca de mi sala –NdP: es “Lalo y Cía”, en 9 de Julio 1394, esquina Constitución– está el Registro Automotor. Tengo estacionada afuera mi Trafic, que está parada desde hace un año. No sabés la cantidad de personas que se cruzan o que vienen a preguntarme si la vendo…”, le contó el artista a El Diario.

Jesús fue uno de ellos. En realidad, no eran tan bueno, o mejor dicho, tan atado a la legalidad: tiene múltiples causas por estafas, en Mendoza, confirmó el comisario Molina.

Chade se encontró, de entrada y sin saberlo, con alguien que también se dedica laboriosamente al arte de la representación, sólo que no con un fin tan noble como los actores. Y su puesta en escena fue tan verosímil que “Lalo” no dudó de él, inicialmente. “Me decía ‘yo trabajo en la finca, en Mendoza’. Yo le dije ‘también soy de esa provincia’. Me contó que era enólogo y agricultor. ‘Uy, qué lindo’, le respondí. Por todos los detalles que me daba, sonaba creíble… Será que también habrá estafado a finqueros, qué sé yo…”, refirió.

El utilitario blanco ha sido por tiempo el medio de movilidad de “Lalo”. Tanto hace que está ahí, inutilizado, que la sola posibilidad de que vuelva a rodar ya le gustaba, confió. Y más se entusiasmó cuando el bonachón de Jesús le ofreció 100 mil pesos por ella. “Me manejo con efectivo. Compro al contado, no tengo tarjetas. Lo primero que me dijo este hombre es que podía pagar, pero con cheques de pago diferido. Le contesté que no, pero me indicó que no había otra forma”, narró. Finalmente, por la suma, Chade  lo reconsideró.

Hizo algunas averiguaciones respecto a la cuenta. “Estaba de diez: ningún cheque rebotado, nada de nada. Entonces la idea me encantó”, continuó. Hubo acuerdo: el tal Jesús le entregó dos cheques, por un monto equiparable al precio del vehículo, y “Lalo” le dio el título y las llaves. Hicieron un boleto de compra-venta. Pero, dado que está averiado, el comprador no se lo llevó en ese momento.

Esa circunstancia le resultaba ventajosa al vendedor, dado que le daba tiempo para ver en qué estado estaban los cheques que le había entregado. Días después, el banco HSBC le confirmó que estaban denunciados. No tienen fondos.

El damnificado por la sustracción de la chequera “es un reconocido abogado”, indicó Molina. Es de apellido Lemos. “Hay denuncia en Delitos Económicos y en Fiscalía, en Mendoza”, completó el jefe policial.

El actor tenía previsto un viaje a Buenos Aires, para participar del programa “A todo o nada”, de Guido Kaczka. Tenía que ir, pero sabía que en su ausencia, el estafador, que tenía las llaves, podía ingeniárselas para llevarse la Trafic, aunque fuera remolcándola. Mientras no estaba aquí, el timador llamó por teléfono a “Lalo”, posiblemente para “tantear el terreno”, ver si ya sabía que los cheques eran mal habidos. “Me preguntaba ‘¿todo bien, algún problema?’. ‘No, todo bien’, le decía yo, aunque ya sabía que los cheques estaban denunciados y había pensando en una estrategia para evitar la estafa. Él se mostraba tan bueno… Hasta me mandaba suerte, para que me fuera bien en el programa. Me decía ‘Te vi en la tele, sos un capo’. Me enviaba cadenas por WhatsApp de Dios, de amor… Realmente parecía un tipazo”, relató.

Hubo un detalle que le llamó la atención a Chade, en primer momento, y que luego, al conectarlo con los otros, le confirmó que estaba ante un delincuente. “Firmó el boleto de compra-venta como Jesús Mario Alberto Pérez, que es su apellido materno. Él es Paiva Pérez. Le dije ‘mandame una foto de tu cédula de identidad, por las dudas’. ‘No te preocupés, Lalito querido’, me respondió. Y me envió la foto del documento, en donde figuraba con su primer apellido, Paiva. Le pregunté entonces si él había hecho los cheques que me había dado, porque tenían la misma letra que aparecía en el boleto de compra-venta que había realizado. Me contestó que era una casualidad, que su contador escribía igual de feo”, narró.

El hecho de tener consigo los cheques robados generaba enorme intranquilidad en Chade. “Mirá si quedaba como cómplice de un mafioso”, explicó.  Quizás el único consuelo era que, mientras Paiva no se llevara el utilitario, la estafa no estaba consumada, aunque éste tenía en su poder las llaves y el título.

Ya en San Luis, Chade fue a la Policía. “Me dijeron que si no había estafa concretada, no podía denunciar, que a lo sumo podía hacer una exposición. En ningún momento pude hacer la denuncia. Entonces llamé a la gente de (la División) Investigaciones y les conté lo sucedido. Se portaron y trabajaron muy bien”, los elogió.

Entonces ideó un plan, que resultó y derivó en la detención de Paiva gracias a la intervención de esa división. “Le dije a Paiva que quería que cuando volviera a San Luis para trasladar la Trafic, ya la llevara a su nombre, y que tenía mi gestora, que me podía hacer el trámite. Él me contestó: ‘Mirá que mi hermano es gestor, y lo puede hacer’. Pero le dije que no se preocupara, que mi gestora me lo hacía gratis. Él estaba contentísimo. Imagináte, no sólo se quedaba con el vehículo, sino que encima se lo llevaba con el 08 firmado. Le salía todo redondito”, refirió.

Arreglaron que harían el trámite en la sala de teatro, el jueves. Chade lo esperó, y luego actuó. Paiva llegó con el mecánico. La Policía aguardó a que “Lalo” les comunicara, por teléfono, algunas palabras en clave, como señal de que el estafador estaba allí. Paiva, claro, no imaginaba con quién hablaba el vendedor. Los agentes llegaron minutos después y concretaron el arresto.  Ante los policías que lo aprehendieron también se presentó como pastor.  

El comisario Molina contó que, de las consultas que realizaron luego en base a las cédulas de identificación del Fiat 128 en el que Paiva andaba, surgió que dicho vehículo tiene un pedido de secuestro activo por hurto, formulado por la Oficina Fiscal 8.

Para el actor no fue sencillo decidir si darles intervención a las autoridades, aseveró. Fundamentalmente porque es una persona conocida y si el delincuente recupera la libertad, está el riesgo de que tome represalia. Pero eligió hacerlo, “sobre todo para que no siga estafando a otros”, indicó. “Hay gente que se compra un vehículo con el esfuerzo de toda su vida, y es injusto que venga un tipo y se lo quede así nomás”, completó.