20°SAN LUIS - Jueves 18 de Abril de 2024

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Hay alta faena vacuna y poca demanda de carne

La oferta ganadera sigue siendo muy alta, sobre todo para un mercado que destina el 80% de lo que produce a un consumo interno golpeado por la crisis. Un matarife del Mercado de Liniers  resumió así la situación esta semana: “Entre la falta de plata y las lluvias, la gente no camina la calle, no gasta”. 
Por el lado de la exportación se trabaja. Allí no se escuchan críticas, sino por el contrario se apoyan e impulsan iniciativas oficiales que complican a los que operan con el consumo local, como es el caso del Remito Electrónico de Carne. 
Los exportadores trabajan con altos niveles de ocupación de su capacidad instalada y no sólo llevan novillos pesados y vacas gordas y de conserva, sino también novillos entre-pesados, livianos e incluso lotes de hacienda liviana. 
Sin embargo, los números de la exportación no son tan buenos como hace pocas semanas atrás. El dólar, que había llegado a tocar los $42, retrocedió a $36, lo que implica una caída del 15%. A eso se suma la reducción de reintegros y las retenciones de $4 por dólar exportado, lo que significa un nivel similar al que había durante el kirchnerismo.
También hay que agregar costos más altos, como es el caso de las tarifas de los servicios públicos, que se licuan por la baja del valor de la hacienda y de los salarios, que medidos en dólares son muy inferiores a los que había el año pasado. Por eso la industria pudo justificar una paritaria como pocas, que significó un incremento del salario del 40%.
Claro que el costo bajó gracias a un dólar cuyo precio aumentó más de 100% y un valor del ganado que se redujo notablemente medido en la moneda norteamericana. El precio del novillo en gancho en los primeros días de noviembre fue de U$S2,5 contra los U$S3,55 de igual fecha del año pasado. La baja fue de 40% y es la hacienda el mayor costo de las fábricas, con una incidencia que puede variar en función del nivel de agregado de valor que se le haga a la res de entre 60 y 80%, según fuentes del sector industrial.
En el corto plazo las cuentas de los exportadores cambiaron y si bien siguen siendo positivas, ya no lo son tanto porque en las últimas semanas subió el precio de la hacienda y cayó el dólar; y además se sumaron las retenciones. 
Los exportadores trasladaron solo en parte las ganancias de estos meses y la excusa fue que se necesitaba una actualización de las instalaciones y de la infraestructura, que fue sancionada en varias visitas por los servicios sanitarios de diferentes clientes como Chile o Rusia. Luego de los años del kirchnerismo muchas plantas estaban semi abandonadas o con deterioros en maquinaria e instalaciones. 
Pero al tiempo que mejoran las fábricas, lo que no aumenta es la oferta de ganado pesado. Según las estadísticas oficiales, hay un aumento del peso medio de faena pero muchos creen que se debe a la influencia de los controles oficiales que incrementaron las multas a más de $10.000 de caución. Si bien en las últimas semanas se flexibilizaron las exigencias, sigue siendo mucho dinero para los que no den con los 149 kilos de res en gancho o los 270 en pie. 
En los últimos años el peso medio promedió los 225 kilos y en estos últimos 3 meses subió a 230 kilos. La variación es para destacar, pero no da cuenta de que haya un incremento del stock de novillos, de hecho según Senasa sus existencias cayeron a 2,6 millones, cuando 12 años atrás sumaron 6 millones.
Lo que sobra en el mercado, al menos por estos meses, es hacienda de consumo liviana y sigue faltando la que es verdaderamente de exportación. 
En efecto, en la faena vacuna de octubre, que fue realmente alta, la mayor desde diciembre de 2009, que fue el último mes de la gran liquidación del rodeo vacuno, llegó a 1,2 millones de cabezas. 
En ese total se observa una mayor presencia de animales livianos, aunque también una creciente oferta de vacas. La oferta de las categorías de vaquillonas aumentó 20% respecto del mes anterior (hay que destacar que setiembre fue bajo en faena por tener menos días productivos), la de novillitos 15% y la de terneras 28%. 
Si se compara el registro de octubre con el de igual mes del año pasado, lo que se destaca es el crecimiento de la oferta de vacas, que aumentó 19%, y la alta participación de las hembras en el total, que llegó a rozar 47%, un dato que despierta la luz de alarma.
Algunos creen que la faena de octubre fue particularmente alta porque se derivó parte de lo que no se pudo faenar el mes anterior, que contó con menos días hábiles. Pero otros consideran que es una clara señal de un proceso de incipiente liquidación.
Esa liquidación es consecuencia de varias cuestiones. Por un lado hay una continua y creciente demanda de China, que paga muy bien por las vacas,  que por otro lado no tienen demanda en el mercado de la cría. Por suerte para los criadores, la exportación terminó valorizando una parte de lo que no pudieron vender, sino el año hubiera sido mucho peor porque los precios de los terneros de invernada se alejan cada vez más de la inflación de costos.
Por otro lado, las expectativas respecto de la economía local, que absorbe el 80/85% de lo que se produce, se fueron diluyendo y nadie espera una mayor demanda de carne. Por lo tanto, una verdadera recuperación del precio del gordo, o al menos una pequeña mejora, si se llega a dar, esperan que sea sostenida. Claro, sin mejora del gordo la cría tiene menos chances de recuperación.
También influye la falta de crédito. La financiación es tan cara que la única opción que le queda al productor para hacer frente a sus gastos productivos, de vida o afrontar deudas es vendiendo sus existencias.
La consultora Agroideas destacó que la política monetaria del Gobierno afecta a los precios de la hacienda. “En los primeros días de octubre, el Gobierno, a través del BCRA lanzó el Plan de "emisión cero", con una política monetaria muy dura tendiente a lograr la estabilidad monetaria y contener la inflación. Tiene como eje sacar los pesos excedentes de la plaza y altas tasas de interés con la finalidad de que cada vez "haya menos pesos" para adquirir la moneda estadounidense, lo que generaría una desaceleración en el aumento de los precios. La combinación de los altos volúmenes de la oferta de faena sumada a la política monetaria del Gobierno, con menos pesos en el mercado, provocó una caída de los valores de la hacienda, tanto de invernada como del gordo, en el mes de octubre, del orden del 4,3%” explicó Agroideas en su informe mensual.
La suba nominal del precio del ganado liviano en los últimos 12 meses fue de 35%, mientras que el del ternero de invernada, según el cálculo de Agroideas, fue la mitad que la inflación acumulada: “Mientras la inflación se calcula que ronda el 45%, el ternero de invernada subió solamente un 24%, mostrando claramente las dificultades que atraviesa el criador”, señalaron.

 

Piden suspender el Remito Electrónico de Carne
El 1º de noviembre la AFIP decidió poner el marcha el Remito Electrónico de Carnes (REC), pese a que no había consenso en la Mesa de las Carnes respecto de que estuvieran dadas las condiciones para su implementación. Es decir, varios sectores privados, y especialmente los frigoríficos y matarifes que operan con el consumo local como eje de su actividad, le dijeron a los funcionarios que se tenían que tomar ciertas medidas antes. Pero no fueron puestas en marcha y por eso ahora están reclamando que se lo suspenda.
Por ahora el Estado no aplicará sanciones a los que no cumplan con el REC, lo que se dijo es que habrá un período de prueba y que más adelante se tomarán medidas de castigo fiscales. Esa herramienta obliga a los frigoríficos y matarifes a visibilizar a los carniceros, que muchas veces emiten facturas a nombres de terceros o de personas inexistentes para el fisco, para evitar que se les caiga con todo el peso de una presión tributaria que los obligaría a dejar la actividad.
La AFIP en definitiva les pide a los que proveen de carne al sector minorista que ejerzan el poder de policía que no pueden ejercer los organismos de control nacionales o provinciales.
Es imposible que los carniceros se blanqueen si antes no se achica la presión tributaria. Así lo explicó Daniel Urcía, de Fifra, entidad que reclama la suspensión del REC: “La carga es pesada para el comercio minorista. En la provincia de Buenos Aires, que aceptó reducir la alícuota de ingresos brutos, se paga 2,5%, que de todos modos es alta. Pero en otras jurisdicciones cobran hasta 8%. Si tomamos un promedio nacional de 4% y sumamos 1% de tasa municipal y 1,5% de diferencial de IVA, el carnicero debería estar pagando 6,5% en impuestos, lo que en definitiva es mucho más que la renta de su negocio y mucho más de lo que retira para sostener a su familia”.
Por eso en la industria se dice que la presión sobre el sector es tan alta que no es posible el blanqueo. Urcía agregó: “El Estado le pide al matarife que no le venda a la carnicería que no está en regla; o sea, le pide al matarife que deje de operar, pero nadie va a hacer eso”. Por eso muchos creen que lo que se terminará buscando es un nuevo camino secundario para seguir en el sector sin quedar en falta, en tanto las autoridades no suspendan el REC o no busquen la forma de organizar un sistema impositivo que permita a intermediarios mayoristas y minoristas operar con normalidad en un negocio que es cada vez más finito en su resultado neto.

 

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