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Argentina y Francia unidas por el Malbec de Cahors

Que el varietal Malbec nació en Francia, más precisamente en la región de Cahors, es algo largamente conocido, quizás lo que no se sepa es que fue hace aproximadamente dos mil años, y también que fue de los primeros vinos franceses en exportarse, gracias a que la condesa Leonor de Aquitania reina consorte de Francia (1137-1152) lo impulsó fuertemente.

 

La historia además cuenta que el Malbec era la cepa más plantada en Burdeos a principios del siglo XVIII, luego en 1855 con motivo de la realización de la Feria Internacional de París, Napoleón III ordenó clasificar los vinos de la zona en función de su calidad, 160 años después de aquel evento, los Grand CruClassé que por entonces eran blends con base de Malbec, siguen siendo hoy algunos de los mejores vinos del mundo.

 

Pero a partir de 1865 la filoxera, insecto parásito que arrasó con los viñedos en casi toda Europa, tuvo un impacto letal sobre el Malbec por la sensibilidad del mismo que perdió la pelea a manos de la firmeza del Cabernet Sauvignon. Los productores franceses no dudaron al momento de replantar sus viñas y así nació un nuevo soberano, el Cavernícola Salvaje, y el viejo Malbec quedó en el olvido.

 

Por fortuna para los argentinos y también hoy para los franceses, Sarmiento en 1853 había dado comienzo al proyecto de la Quinta Normal en Mendoza, y Michel Aimé Pouget llegaba como director con varias estacas de las variedades de Burdeos, incluyendo Malbec.

 

 

Hoy en la Argentina hay unas 40.000 hectáreas en las distintas regiones, mientras que en Cahors quedaron sólo 4.000, luego de la plaga y una helada posterior.

 

La bodega Altos Las Hormigas, pionera en el desarrollo y posicionamiento del Malbec argentino, decidió ir en la búsqueda de sus raíces de la manera más literal posible, y así nació la idea en el 2013 de vinificar en Cahors los Malbecs franceses con el estilo del nuevo mundo vitivinícola. Tremenda sorpresa se llevó Leonardo Erazo, enólogo de Las Hormigas, al ver que todo el calcáreo que los obsesionaba en sus viñedos estaba ahí, en plena ciudad de Cahors.

 

Encontrar socios para la aventura francesa fue el desafío, y luego de recorrer varias bodegas tres familias se entusiasmaron con la propuesta y hoy ya son amigos. “El mayor desafío fue ser sudamericano y hacer vino allá, que nos hicieran caso y buscar productores que quisieran trabajar con nosotros y a nuestra manera”, confiesa Leonardo.

 

Invitado por Guillermo, dueño de la vinoteca “Vino el Salvador” de Buenos Aires, en octubre pude vivenciar el resultado cuando el comercial del proyecto, paradójicamente un francés, Franz Provost dirigió una cata técnica que recorrió la historia y propósito de los 3 vinos presentados, las características del terroir de Cahors, los modos de vinificación y, por supuesto, la experiencia sensorial que me llevó a las raíces de la historia del vino francés, allá por los comienzos de la era cristiana, y le puso pinceladas de uva fresca de nuestro estandarte, el Malbec argentino. ¡Salud!

 

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