Los nuevos caminos

No existen dudas que el mundo cambió el 11 de setiembre de 2001, cuando Al Qaeda produjo el mayor atentado de la historia, al estrellar dos aviones contra las Torres Gemelas, del World Trade Center, en Nueva York. Los edificios cayeron y más de 3.000 personas murieron, en el corazón de la nación más poderosa de la Tierra.

Ese día, el terrorismo también demolió las fronteras de los grandes países del globo. Y los grandes países del globo respondieron con sangre y fuego. La seguridad pasó a ser una obsesión tasada en miles de millones de dólares, casi tantos como los gastados para perseguir a los responsables de la masacre. 

El espionaje alcanzó niveles de ficción, los discursos se tiñeron de nacionalismos exacerbados, la tecnología sostuvo y apuntaló todas las estrategias; los lugares seguros desaparecieron. Extrañamente o no, el cambio más notorio ocurrió en el terrorismo y “su sentido”. A partir de allí quedó demostrado que era posible que el extremismo se volviese más extremo.

Este “cambio de paradigma” en términos de la lucha armada, corrió “al centro” a muchas organizaciones terroristas “tradicionales”, cuyos atentados, casi siempre letales, nunca alcanzaron la magnitud de lo mostrado por Al Qaeda. Luego, por la misma inercia de la pérdida de protagonismo, esas agrupaciones fueron desmembrándose, cediendo protagonismo, y en muchos casos, terminaron por pasar a la vida política.

El caso de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), es el más emblemático, al presentar sus propios candidatos, a las presidenciales del país, luego de lograr un acuerdo de paz con el Gobierno, que puso fin a más de medio siglo de asesinatos y secuestros extorsivos.

En Europa, en tanto, la tendencia sigue el mismo camino: un encuentro internacional “primordial” en el proceso de paz en el País Vasco tendrá lugar a inicios de mayo en Francia, en momentos en que el grupo independentista vasco Euskadi Ta Askatusuna (ETA) se prepara para su disolución.

“Celebraremos un nuevo encuentro internacional el 4 de mayo de 2018 que será primordial en el avance del proceso de paz definitivo”, declaró Raymond Kendall, experto del Grupo Internacional de Contacto (GIC), en una conferencia de prensa en Bayona (suroeste de Francia).

El mediador británico invitó a “todas las organizaciones civiles y políticas vascas” a participar en este encuentro que tendrá lugar en la Villa Arnaga, una casona construida por el escritor Edmond Rostand autor de “Cyrano de Bergerac”, en la localidad de Cambo-les-Bains, para “colocar un nuevo hito en el camino de una paz justa y duradera”.

Creada en 1959 bajo la dictadura de Francisco Franco, ETA (Patria Vasca y Libertad, en vasco) renunció a la lucha armada en 2011 y se apresta a anunciar formalmente su disolución, el 5 ó 6 de mayo.

“La declaración de que ETA ya no está más va a ser muy clara. Las palabras no se las puedo mencionar. Pero no va a quedarle ninguna duda a nadie”, garantizó Alberto Spectorovsky, también miembro del GIC, que trabaja a favor de un proceso de paz en el País Vasco.

En un gesto previo a su esperada disolución, ETA pidió la semana pasada perdón a las víctimas por el “grave daño” causado durante su lucha armada por la independencia del País Vasco, aunque sus disculpas dirigidas sólo a los afectados “sin responsabilidad” en el conflicto generaron polémica en España.

“Lo sentimos de verdad”, indicó el texto difundido casi 60 años después de la creación en 1959 de la organización, a la que se le atribuye un historial de atentados con bombas y asesinatos que dejó según las autoridades al menos 829 muertos.

Después de las disculpas de ETA, el gobierno español garantizó en voz de su ministro del Interior, Juan Ignacio Zoido, que la organización no obtendrá “nada” a cambio. “ETA no ha conseguido ninguno de sus grandes objetivos por los que mataron y sembraron el terror en España. No consiguió nada por dejar de matar y nada va a conseguir por su declaración de desaparición”, afirmó Zoido.

Los nuevos caminos del terrorismo “tradicional” apuntan a salir de la clandestinidad y transitar por la vía institucional. Pero los daños pasados, aún no pasan.