Snoopy, hasta la muerte con su dueño

Charles M. Schulz fue un filósofo sin serlo. El éxito de su tira “Peanuts”, o “Snoopy y Carlitos” en la traducción gallega, se debe a que es él mismo en la piel de diferentes personajes. De hecho, el más popular fue el perro Snoopy que abandonó a su dueño en la misma muerte.

A veces no comprendemos el destino. Un día después de su muerte, se acabaron las tiras de “Peanuts” y, ese final ya estaba programado. El escritor de Minneapolis (Minnesota, Estados Unidos) decidió retirarse del dibujo en un anuncio realizado el 14 de diciembre de 1999. Tenía 77 años.

Schulz falleció de cáncer de colon a las 21:45 del 12 de febrero de 2000, en Santa Rosa. Su última tira cómica original fue lanzada el 13 de febrero de ese año. Fue tras casi 50 años de trabajo ininterrumpido en una serie popular de la cual nunca necesitó asistentes.

El protagonista Charlie Brown y Snoopy comparten lo mejor y lo peor del autor. Charlie, sobrenombre de Charles, es un nene regordete de unos 8 años. Es pesimista, no sabe remontar un barrilete, es un pésimo jugador de beisbol y está enamorado de una chica colorada.

 

El protagonista Charlie Brown y Snoopy comparten lo mejor y lo peor del autor. Charlie, sobrenombre de Charles, es un nene regordete de unos 8 años. Es pesimista, no sabe remontar un barrilete, es un pésimo jugador de béisbol y está enamorado de una chica colorada a la que no se le anima a hablar. Su padre es barbero, al igual que fue su tutor alemán, Carl. Complejos de infancia.

Mientras que el can aspira a dormir todo el día (algo que probablemente Schulz no pueda por su trabajo). Además se cree el rival del Barón Rojo y lo cierto es que el autor, en febrero de 1943, se enlistó en el Ejército de los Estados Unidos, y fue enviado al Campamento Campbell, en Kentucky. La personalidad canina del canchero Joe Cool, de gafas y remeras, es el típico fachero de la Universidad. Aunque nunca se queda con las chicas.

Schulz se convirtió en un adolescente tímido y solitario, por ser el más joven de su clase en Central High School.

Con ternura consiguió mostrar el lado oculto del sueño americano. “El humor es una prueba de fe. Amo a la humanidad; es a la gente a la que no puedo soportar”, solía decir. También opinaba que una buena educación es lo mejor después de una madre ambiciosa. El autor consideraba que existen diferencias entre la filosofía y los adhesivos para el coche, en alusión al boom de merchandising que popularizó aún más a Snoopy.

Para este dibujante, “la vida es como una bicicleta de diez velocidades. Hay algunas que la mayoría nunca usamos”. Sostuvo que si le dieran la oportunidad de hacer un regalo a la siguiente generación, sería “la capacidad de reírse cada cual de sí mismo”.

En una tira, Charlie quiere entregarle un regalo a su amor imposible y pinta cómo somos los humanos: “Sí, señora, quisiera comprar un regalo de navidad para una chica que conozco... Pensaba que tal vez un par de guantes... ¿Quiere que se la describa? Bueno, tiene diez dedos...”.

“Un dibujante es una persona que tiene que dibujar lo mismo día tras día sin repetirse”. En su legado dejó 17.000 tiras. Nada mal por hacernos reflexionar sobre nosotros mismos.