Inocentes

El 28 de diciembre de 2017, en medio de una crisis política en el gabinete del presidente Mauricio Macri, a raíz del manejo de la economía; cuatro de sus ministros, incluido el propio jefe de Gabinete, dieron una conferencia de prensa en la Casa Rosada. Los anuncios (basta consultar cualquier archivo de noticias) fueron los siguientes:

“El jefe de Gabinete, Marcos Peña, el ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, el ministro de Finanzas, Luis Caputo, y el titular del BCRA, Federico Sturzenegger, dieron detalles de los lineamientos económicos para el año entrante”.

“El ministro Dujovne indicó que el Gobierno decidió recalibrar las metas de inflación para años subsiguientes”, con lo cual, se va a “demorar un año nuestro objetivo último de inflación para 2020. Dujovne detalló que la meta de inflación se reducirá a un dígito hacia 2020, con un objetivo de 5 por ciento.

El jefe de Hacienda explicó que “para el año 2018, nuestra meta de inflación va a ser del 15 por ciento. Vamos a trabajar con números específicos y no con rangos”. En ese aspecto, la meta inicial establecida por el Banco Central había sido de un rango de 8 a 12 por ciento para el año entrante. A su turno, Peña expresó que “se han cumplido los objetivos para este 2017 en materia económica. El dato central es que la economía ha vuelto a crecer, cuando algunos tenían dudas a la salida de la recesión”.

El jefe de ministros, además, apuntó que “la economía está creciendo de manera sustentable y sana y vamos a tener otro año de crecimiento el año próximo, y va a ser un sendero de crecimiento para otros años”.

Eso dijo hace poco más de un año el gobierno nacional, a través de sus principales figuras. Hace apenas unas horas se conoció el dato oficial: la inflación anual fue del 47,6 por ciento. Es el aumento de precios más alto desde 1991. La más alta en los últimos 27 años.

Hay que recorrer mucha historia argentina para encontrar un despropósito similar entre lo anunciado y lo ocurrido.

Tal vez haya que fijar la mirada en el emblemático 28 de diciembre, el Día de los Santos Inocentes, que conmemora un hecho dramático en el catolicismo, pero que con el tiempo, en toda Hispanoamérica, se convirtió en una fecha propicia para realizar bromas de toda índole. De otra manera, la sociedad argentina debe pensar seriamente si está de acuerdo, o no, en la forma en que el país está siendo gestionado.

Es tradicional que cada 28 de diciembre, los medios de comunicación hagan bromas o tergiversen el contenido de tal modo que la información parezca real. Una buena oportunidad para mostrar sentido del humor. Los periódicos suelen publicar páginas enteras de noticias cómicas, (con la advertencia de que es Día de los Inocentes), que van desde las que son una obvia mofa a cualquier suceso reciente, hasta las que parecen serias y engañan al lector desprevenido. 

Sin embargo, aquel 28 de diciembre de 2017, ningún medio hizo una aclaración al respecto. Porque la noticia era real, los anuncios fueron reales, las cifras de la inflación “planificada” por Macri y su gabinete; fueron reales.

Inocentes son los millones de argentinos que creyeron que Cambiemos iba a “triturar” la inflación, como el propio precandidato Macri lo anunciaba en campaña, para vapulear a la anterior gestión. Declaraciones típicas de un conjunto de personas que cuando se desinflaron los globos amarillos, y se apagaron las luces de las cámaras, no supieron ¿dónde estaban parados, ni qué debían hacer?

Si el caballito de batalla de Macri y sus acólitos, repartidos por todo el país (en San Luis también), era una economía sólida y el descenso de la inflación como un logro (“re- fácil es”, dijo en campaña el ingeniero); habrá que concluir que esta gestión del gobierno nacional es un fracaso estrepitoso que lamentablemente jugó con la inocencia del pueblo.