Cuando la economía se convirtió en una disciplina esencial para explicar el potencial futuro de las naciones, muchos de sus componentes fueron y son objeto de un minucioso análisis, con el fin de desentrañar algunos de sus secretos, establecer fórmulas y de alguna manera, volverla previsible.
Uno de esos componentes que despierta tantas pasiones como polémicas, es el referido a la distribución de la riqueza; un tema que en Latinoamérica suele ser debatido exhaustivamente, sobre todo en épocas electorales, cuando muchos partidos políticos, a través de sus candidatos, colocan el tema sobre la mesa de debate para expresar ideas y propuestas, casi siempre inviables.
La academia define a la redistribución de los ingresos y la redistribución de la riqueza, respectivamente, como la transferencia de ingresos y de riquezas (incluida la propiedad física) de unas personas a otras mediante mecanismos sociales como impuestos, caridad, Estado de bienestar, servicios públicos, subsidios, reforma agraria, políticas monetarias, confiscación, divorcio o acciones legales de reparación de daños.
El término normalmente se refiere a redistribución en un contexto económico amplio, más que entre individuos específicos, y siempre se refiere a transferir de quienes tienen más a quienes tienen menos.
Un estudio recientemente publicado, dará mucho material de debate en los próximos meses, ya que afirma que la concentración de la riqueza se acentuó a tal punto durante 2018 en todo el mundo, que 26 multimillonarios, poseen más dinero que las 3.800 millones de personas más pobres del planeta, según un informe de la ONG Oxfam Internacional.
“El abismo que aumenta entre ricos y pobres penaliza la lucha contra la pobreza, perjudica la economía y alimenta la rabia en el mundo”, afirmó Winnie Byanyima, directora ejecutiva de la consultora. Según la ONG, en 2017 la proporción era de 43 multimillonarios poseedores de más riqueza que la mitad más pobre de la humanidad.
Los gobiernos “deben asegurarse que las empresas y los más ricos paguen su parte de impuestos”, agregó. El tradicional informe anual de Oxfam sobre las desigualdades mundiales, fue presentado antes del comienzo del Foro Económico de Davos (WEF), que se celebra cada año en esa ciudad de Suiza.
Las cifras se basan en datos publicados por la revista Forbes y el banco Crédit Suisse, una metodología cuestionada por algunos economistas.
Según la ONG, la riqueza del hombre más rico del mundo, Jeff Bezos, dueño de Amazon, alcanzó el año pasado 112.000 millones de dólares. “El presupuesto de salud de Etiopía equivale al 1% de su fortuna”, subraya.
De manera general, la riqueza de los multimillonarios del mundo aumentó 900.000 millones de dólares el año pasado, a un ritmo de 2.500 millones de dólares por día, mientras los ingresos de la mitad más pobre de la población del planeta cayó 11%, precisaron.
La cantidad de multimillonarios se duplicó desde la crisis financiera de 2008, añadió Oxfam, y comprobó que “los ricos se benefician no solo de una fortuna en plena expansión, sino también de los niveles impositivos menos elevados desde hace décadas”.
“Si la tendencia fuese contraria, la mayoría de los gobiernos tendría suficientes recursos para financiar los servicios públicos”, subrayó Oxfam que estima que “la riqueza está particularmente infragravada”.
La ONG precisó que cada un dólar de impuestos a los ingresos, solo cuatro céntimos provienen del impuesto a la riqueza. Además estimó que los más ricos esconden al fisco 7,6 billones de dólares, en algunos países como Brasil o Reino Unido, “los 10% más pobres pagan impuestos más altos en proporción a sus ingresos que, los más ricos”.
El informe coincide con un intenso debate en varios países, acerca de la presión impositiva sobre las grandes fortunas. Y aunque parezcan estadísticas de ficción, son reales.
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