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Una decisión razonable

Por redacción
| 22 de marzo de 2019

El debate y las comparaciones con hechos similares en Estados Unidos, están a la orden del día y se dispararán luego que la primera ministra de Nueva Zelanda, Jacinda Ardern, anunciara la prohibición de las armas semiautomáticas y los fusiles de asalto, mientras continúan las inhumaciones de las víctimas de los ataques de Christchurch.

 

“Cada arma semiautomática empleada en el ataque terrorista quedará prohibida en este país”, declaró la primera ministra al detallar la lista de medidas que concretizan su promesa. Ardern anunció también la prohibición de los cargadores de gran capacidad y de los dispositivos que permiten realizar disparos más rápidos.

 

Cincuenta personas fueron abatidas el 15 de marzo por el supremacista blanco Brenton Tarrant, en dos mezquitas de la mayor ciudad de la Isla Sur de Nueva Zelanda, una masacre emitida en directo por Facebook.

 

La policía anunció que todas las víctimas fueron ya identificadas, lo que permitirá aliviar la frustración de las familias, pues la costumbre musulmana dicta que se entierre a los muertos lo antes posible.

 

Inmediatamente después de la masacre, Ardern prometió un endurecimiento de la legislación que permitió al atacante comprar, en toda legalidad, el arsenal con el que cometió su acción, armas semiautomáticas incluidas.

 

La reforma de la legislación se presentará ante el Parlamento a principios de abril, pero entre tanto se establecerán medidas provisorias para evitar una avalancha de compras, lo que significa que la prohibición de facto ya entró en vigor.

 

“Es algo bueno, ¿por qué necesitaríamos tales armas en nuestras casas?”, declaró Kawthar Abulaban, de 54 años, quien sobrevivió a la ofensiva en la mezquita de Al Noor, la primera atacada por el extremista australiano de 28 años.

 

El ataque provocó numerosos debates, tanto en Nueva Zelanda como en el extranjero, sobre el acceso a las armas y el uso de las redes sociales por los extremistas.

 

La prohibición de Weillington de las armas de tipo militar podría seguir alimentando la controversia. Varios internautas estadounidenses saludaron en Twitter la rápida reacción de Ardern, mientras otros defendían su derecho constitucional a las armas.

 

“Así son las verdaderas medidas para detener la violencia causada por las armas”, reaccionó el senador estadounidense Bernie Sanders, precandidato demócrata a la presidencia. “Hay que seguir el ejemplo neozelandés, enfrentar a la NRA [Asociación Nacional del Rifle] y prohibir la venta y la distribución de las armas de asalto en Estados Unidos”.

 

Cientos de personas se reunieron bajo un cielo gris para despedir a más víctimas del ataque, entre ellas una habitante de Christchurch convertida al islam y un anciano que intentaba saludar a quien sería su asesino. Entre los asistentes a los entierros había tanto musulmanes como no musulmanes, escolares e incluso ciclistas.Varios alumnos lloraban al dar su último adiós a Sayyad Milne, de 14 años, y Tariq Omar, de 24.

 

Según el padre de Sayyad, John Milne, el adolescente fue abatido mientras rezaba en la mezquita de Al Noor. Entre los presentes había muchos alumnos de la escuela secundaria Cashmere, a la que acudían tanto Sayyad como Hamza Mustafa, un refugiado sirio enterrado un día antes.

 

Tariq Omar entrenaba equipos de fútbol júnior de la Christchurch United Academy. Según la prensa local, su madre lo había dejado en Al Noor el día de la masacre y sobrevivió porque estaba buscando un sitio en el que estacionar su vehículo. “Era de ese tipo de personas que todo el mundo conoce”, contó Bailey Jordan, un alumno de Cashmere de 15 años.

 

En un “manifiesto” sobre el “gran remplazo”, una teoría complotista popular en los entornos de extrema derecha, que considera que las poblaciones blancas europeas son “remplazadas” por poblaciones inmigrantes, el atacante dijo que quería atizar el conflicto entre el islam y Occidente.

 

Pero en Christchurch, fieles de todas las religiones se congregaron para expresar su solidaridad, en una ciudad llena de ramos de flores y mensajes de unidad. Prohibir la venta de armas es una medida fuerte, contundente. Una decisión razonable. Una manera de reflexionar. Una respuesta.

 

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