Papelones en cadena de la "seguridad nacional"

En los últimos días, la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, se anotó varios papelones consecutivos. Todos en nombre de la “seguridad nacional”.

A Felipe Zegers y Gabriela Medrano Viteri, una pareja de arquitectos chilenos, los detuvieron el domingo pasado en Buenos Aires; venían en viaje desde Córdoba y pensaban volver a su país. Los detuvieron gendarmes y personal de la Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA), que dependen de la cartera que conduce la cuestionada Bullrich.

¿La razón? Olvidaron un maletín “sospechoso” en el hotel cordobés que ocuparon mientras participaban de un encuentro paralelo al Congreso de la Lengua. No tenía explosivos, sino un parlante y baterías. La policía cordobesa lo hizo estallar igual y comenzó la persecución. Los ubicaron en un hotel en Palermo y, de allí, vía terrestre, otra vez a Córdoba.

El juez federal Miguel Vaca Narvaja los interrogó y, tras cuatro días presos, los liberó pero les prohibió salir del país. Aún esperan para volver a Chile.

El lunes anterior llegó la selección de futsal de Pakistán, iban al Mundial que se disputó en Misiones. Iban, pero no: los demoraron en Ezeiza y en menos de una hora los deportaron. A otro grupo ni siquiera lo dejaron salir de Pakistán. Luego se supo el porqué: La Embajada argentina no había “subido al sistema” correctamente las visas expedidas a los deportistas.

Y sigue la lista. Y también con deportistas. Ciclistas colombianos que llegaron a Mendoza a participar de una competencia en San Juan también tuvieron problemas. Los retuvieron porque los funcionarios de la PSA pensaron que “había peligro”, que los cafetaleros en realidad vinieran a la Argentina para… vender sus bicicletas. Esas mismas que usan para competir.

En el grupo estaba Mariana Pajón, dos veces campeona olímpica de BMX. La Cancillería y el Consulado colombianos lograron zanjar la situación y explicar que los ciclistas no venían a lucrar con sus bicis y pudieron seguir viaje.

Tres papelones en una semana. La seguridad nacional, a salvo. El resto, no se sabe: a cualquiera le puede tocar el “celo Bullrich”.