13°SAN LUIS - Miércoles 24 de Abril de 2024

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Faltan incentivos para la producción de novillos

Los datos oficiales de la faena del primer bimestre permiten sacar algunas conclusiones. En ese período hubo una significativa disminución de las categorías livianas. La oferta de vaquillonas, terneras y terneros cayó entre 18 y 20% debido al menor encierre en los corrales que se produjo en la primavera y verano. Fue esa baja en la oferta la que impulsó los precios del gordo a partir de la Navidad, suba que encontró un techo en marzo. 
La faena de vacas se mantuvo estable y pese a la menor oferta de vaquillonas y terneras, la participación de las hembras en el total fue alta y llegó al 48%, superando el límite que indica que se habría entrado en proceso de liquidación, lo que se confirmará recién en los próximos meses. 
En los dos primeros meses de 2018 se faenaron 335.700 vacas y en igual período de este año sumaron 425.500, lo que significa el 42% de las hembras y el 20% del total. El incremento en la faena de vacas en enero-febrero y en forma interanual fue de 27%, y esto a pesar de que durante el verano no hay descarte en los campos de cría. Si se tiene en cuenta ese dato se podría estimar una mayor participación en el total para los meses del otoño.
En el primer bimestre también se redujo la faena de machos. La de novillos cayó 10%, mientras que la de novillitos y terneros se redujo 15%. Con esa oferta de gordo, la producción de carne acumulada en los dos primeros meses llegó a las 479 mil toneladas, lo que augura para el año entre 2,9 y 3 millones de toneladas. Eso significaría una leve reducción respecto de las casi 3,1 millones de toneladas del año pasado. 
Ahora bien, ¿qué pasa con la producción de carne de las hembras y machos? La faena de novillos representa el 19% del total, pero aportan el 23% de la producción de carne vacuna. Los novillitos participan con el 23% del total y aportan en igual porcentaje a la producción de carne. Los terneros, que son el 8% de la faena, aportan el 6% de la carne producida.
Las vacas significan el 20% de la faena y participan con el mismo porcentaje en la producción de carne. Las vaquillonas son el 13% de la faena y el 12% de la producción y las terneras representan el 15% de la faena y el 11% de la producción de carne vacuna.
Claramente la falta de incentivos a la producción de animales pesados implica pérdidas económicas para todos los eslabones de la cadena. El engordador pierde ingresos por vender menos kilos y tiene entonces menos poder de compra de la invernada, lo que perjudica el criador. Mientras que el frigorífico produce menos kilos de carne por res faenada.
Por eso es clave que se tomen medidas que incentiven la inversión. Durante la gestión kirchnerista hubo trabas de todo tipo a la exportación: implantaron retenciones y roes, mientras que también se intentó controlar el precio de la carne para el consumo y el de la hacienda. Mientras tanto el dólar, salvo momentos excepcionales, estuvo muy atrasado.
En el arranque del nuevo gobierno la salida del cepo, la normalización cambiaria, la quita de roes y retenciones y las líneas de crédito a tasas muy bajas alentaron a los productores a retener animales, pero desde 2017 en adelante se cayó en otra crisis económica que vuelve a teñir todo con un pesado manto de incertidumbre que limita las inversiones. 

 

Producción de carne, consumo y precios en góndola
Si en el primer bimestre del año la producción de carne sumó 479 mil toneladas, el consumo se quedó con 383 mil, lo que significa una caída del 8,5%, que fue mucho más pronunciada en febrero, cuando la oferta de carne para el mercado local bajó 14%. En marzo la oferta pareció fluir, pero habrá que esperar a tener estadísticas oficiales para sacar conclusiones. 
El consumo promedio en febrero se redujo a 52,4 kilos por habitante y por año, cuando en igual mes del año pasado sumó 59 kilos. La baja interanual fue de 10%. Hay menos carne para el consumo porque hay menos oferta de hacienda liviana. Como se dijo más arriba, hubo en los primeros meses del año y debido a las fuertes pérdidas del engorde a corral una disminución significativa de la faena de vaquillonas, terneras y terneros. Al tiempo que aumentó la oferta de vacas, que tienen como principal destino atender a la demanda de China.
La menor oferta de carne para el mercado interno impulsó los precios, una situación que derivó en el consumo de más pollo. Recientemente Roberto Domenech, del Centro de Empresas Procesadoras Avícolas, dijo al programa radial Bichos de Campo que estiman para marzo un consumo de 46/47 kilos de pollo por habitante y año. Se trataría de la brecha más corta con la carne vacuna, que como quedó dicho, en febrero descendió a los 52 kilos. Entre uno y otro hay apenas cinco kilos de diferencia, cuando el año pasado esa brecha fue de 15 kilos.
Los cambios en los precios de la hacienda se fueron trasladando al mostrador. El informe de marzo del Ipcva indica lo siguiente: “Los precios de los distintos cortes de carne vacuna mostraron, en promedio, alzas moderadas del 6,4% en marzo de 2019 con respecto al mes de febrero. Con respecto a los valores de marzo de 2018, los precios promedio de la carne vacuna de marzo del corriente año se ubican un 71,2% por encima”. Se trata de un aumento similar al que tuvo la hacienda.
En tanto, “el precio del pollo fresco mostró precios con alzas significativas, con una variación del 23,6% en el mes de marzo de 2019 con respecto a febrero”. Ese salto tan importante de un mes a otro da cuenta de lo que señalamos en el número anterior y en este: hubo una fuerte derivación del consumo de carne vacuna a la aviar, que a su vez se ratifica en la comparación de la suba interanual del pollo, que fue del 90%, superando claramente a la vacuna. Esto indica que el consumidor, crisis mediante, optó por una carne que sigue siendo más barata aunque achicó distancias con la bovina: si el año pasado se necesitaban 3,1 kilos de pollo para comprar 1 de asado, en 2019 se necesitan 2,6 kilos. 

 

Exportaciones de carne vacuna
El año arrancó bien para las exportaciones. Recientemente se conoció el último dato oficial referido a los embarques de febrero, cuando se alcanzaron las 48.500 toneladas res con hueso, lo que significa una suba interanual del 49% ya que en igual mes de 2018 se habían exportado 32.570 toneladas.
En tanto, en el acumulado del primer bimestre se exportaron casi 100 mil toneladas, lo que permite estimar que en los 12 meses de este año se podrían alcanzar las 600 mil toneladas de continuar con este ritmo. Si se confirma ese volumen, se estaría ante un crecimiento del 10% en las ventas al exterior. 
En los últimos años la Argentina tuvo incrementos notables en los niveles de exportaciones. Entre 2017 y 2018 el salto fue del 77% y gran parte de ese aumento se debió a las mayores compras de China, que lleva carne de vaca para su industrialización o preparados tipo guisos. El gran desafío en ese mercado es lograr que la población comience a consumir bifes, algo que según analistas del sector no tardaría en llegar. El volumen exportado en febrero es muy alto en términos interanuales, aunque muy parecido a los registros mensuales desde el segundo semestre del año pasado. 
El otro dato positivo para el sector es la dinamización de las compras europeas, que habían caído a niveles muy bajos de volumen y precios en los últimos meses. El dato oficial indica que ya se cumplió con casi el 85% de la cuota Hilton y de acuerdo con lo que indican los exportadores hay valores que rondan los U$S13 mil. También hubo mejores precios por los cortes para la Cuota 481, que permite colocar carne de novillos engordados a corral en la Unión Europea.

 

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