20°SAN LUIS - Jueves 25 de Abril de 2024

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Consumo y exportación vi ven diferentes realidades

La oferta de hacienda de los últimos dos meses fue muy alta. En julio y agosto alcanzó a 1,2 millón de animales mensuales, es de las ofertas más altas de la última década. Varios factores se combinaron para conformar ese volumen de ventas a los frigoríficos: estamos en pleno proceso de salida de hacienda de los feedlots y la oferta procedente de los corrales termina en su mayor parte en un castigado mercado doméstico.

 

De acuerdo con el informe de la Cámara de Feedlots, la capacidad ocupada se achicó fuertemente en el último mes y la reposición es baja. Por otro lado hay algo más de novillo recriado y todavía alta oferta de vacas por las necesidades financieras de los criadores de hacerse de dinero y de no retener en el campo animales improductivos, a los que cuesta mantener. A todo esto sumemos la incertidumbre política y económica que está generando el recambio de gobierno, que lleva a que algunos anticipen decisiones de venta.

 

Por el lado de la demanda interna se produjo un descenso del poder de compra que se manifiesta en los precios, aún cuando la oferta sea baja. La cantidad de carne vendida en el mercado local hizo que el consumo promedio por habitante y año pasara de los 59-60 kilos de los últimos años a los 52 kilos actuales, pero esa demanda paga por la hacienda liviana poco más que en el inicio del año y esto tiene que ver con que el consumo medido en función del precio de la carne viene perdiendo la carrera contra la inflación. Los matarifes no paran de señalar que la calle está seca. Lo que antes era un latiguillo utilizado al momento de negociar el precio ahora es una realidad irrefutable.

 

Tras las PASO se produjo una fuerte devaluación, que enseguida se trasladó en forma parcial a los precios. Pero pocos días después el mercado se acomodó nuevamente y los precios volvieron a caer.

 

La depresión en el poder de compra del consumo se refleja, como dijimos, en los precios de la carne. En el último mes la inflación fue de 4%, pero la carne vacuna aumentó 2%, la de cerdos 2,2% y la de pollos 2,3% según el informe del IPCVA. En ese documento además se destaca que en el último año la carne vacuna aumentó 51%, la de cerdos 51,5% y la de pollos 56%. La única de las tres carnes que empata a la inflación es la aviar, las demás pierden la carrera.

 

La realidad del consumo doméstico contrasta con la de las empresas exportadoras, especialmente aquellas habilitadas para vender carne a China. Así lo explica el analista Ignacio Iriarte en su Informe Ganadero: “La exportación es otro mundo: la veintena de plantas habilitadas para China ganan muy buen dinero con la vaca en cortes o en manta, y desde hace unos meses están integrando virtuosamente la Hilton, ya no con Israel o Chile, sino con China, que ahora lleva cortes de la rueda o del delantero a valores que ni el consumo interno -cortes en caja- u otros mercados pueden empardar. La brutal devaluación del último año de nuestra moneda le ha dado una competitividad inesperada, al licuar en dólares el valor de la hacienda, la energía y los salarios. Es una época maravillosa, pero se desconfía de modo creciente que el próximo gobierno, sea a través de retenciones u otros instrumentos, quiera apropiarse de esta renta. A diferencia de la “década ganada”, ahora todos los frigoríficos quieren ser "exportadores”.

 

Daniel Urcía, vicepresidente de la Federación de Industrias Frigoríficas Regionales (Fifra), coincidió con esta descripción: “La industria exportadora con habilitación para vender a China continúa trabajando a niveles casi de plena ocupación. Ese mercado representa más del 70% del volumen exportado, marcando un contraste con las restantes plantas exportadoras y por supuesto con las plantas de consumo, que trabajan en promedio a un 60% de su capacidad. Esta situación disímil, en el caso que el Gobierno disponga el pago de un adicional extraordinario, debiera ser considerado permitiendo una negociación paritaria que permita atender las diferentes realidades”.

 

Las empresas consumeras además sufren otra cuestión: la baja notable de los subproductos que obligan a muchas a cobrar por la faena a los usuarios. El cuero de novillo vale $8, y el de vacas y toros no tiene cotización. También cayeron otros subproductos de la faena, todo eso complica aún más las cuentas y amplía la brecha entre la ecuación de los consumeros y los exportadores

 

En los últimos años se produjo un cambio notable en el comercio ganadero, se dio una fuerte segmentación por mercados y, al contrario de lo que muchos pensaron y tal como sucede en otros mercados agropecuarios, la exportación no está compitiendo con las industrias que operan en la demanda local y eso le quita presión al precio. El mercado está bien diferenciado, lo liviano va para el mercado local, las vacas mayormente a China y los novillos tienen un doble propósito, pero no hay una demanda agregada a nivel mundial y el mercado interno está bien abastecido, tanto por la carne vacuna como por las demás especies.

 

Así lo indica también el informe de la consultora Agroideas: “A diferencia de años anteriores, cuando Argentina exportaba altos volúmenes de carne y existían vasos comunicantes entre el consumo y la exportación, en la actualidad se puede decir que la exportación y el consumo interno van por carriles separados. Históricamente era el novillo la categoría más exportada y muchas veces quedaban remanentes de exportación volcados al mercado interno; o bien la exportación competía con el consumo interno por el abastecimiento de novillos. En la actualidad, la exportación y el consumo prácticamente NO COMPITEN por la mercadería, ya que con la vaca yendo en su totalidad a China, no existen remanentes de exportación de importancia que se vuelquen al mercado interno. Por este motivo fundamentalmente es tan marcada la diferencia de precios e impactos devaluatorios entre una industria exportadora con alta demanda internacional que, como mencionáramos en informes anteriores, se encuentra prácticamente trabajando a su máxima capacidad”.

 

 

Siguen las brechas de precios con Uruguay y Brasil

 

Tras la devaluación posterior a las PASO se acentuó la brecha de precios entre lo que se paga en la Argentina y los países vecinos. En el caso del novillo hay una diferencia marcada con los valores que se pagan en Uruguay, donde ese tipo de animales cotizan 70%, mientras que prácticamente no hay diferencias respecto de lo que se paga en Brasil.

 

En el caso de las vacas sucede lo mismo, paridad con Brasil y gran brecha con Uruguay.

 

En los cuadros adjuntos queda en evidencia que la devaluación redujo el costo de la hacienda y que las firma exportadores no mejoraron el precio del novillo ni de la vaca.

 

Desde sectores vinculados a la industria exportadora se dice que eso obedece a que la matriz del negocio en Uruguay es bien diferente, ya que la mayor parte de la hacienda abastece a la demanda exportadora. De todos modos la comparación permite poner en evidencia que esas empresas tienen en nuestro país una capacidad de pago mayor al desembolso que hacen a los productores por los novillos, que son de raza y tienen rindes similares a los que se faenan en nuestro país.

 

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