La impresión 3D y su increíble potencial

Poder generar físicamente una infinidad de figuras a través de una impresora y una computadora es posible. La tecnología no es nueva y hace ya algunos años es conocida por la sociedad en general, pero año a año se va superando, al mismo tiempo que su potencial asciende a posibilidades inimaginables. Nació haciendo cosas a pequeña escala, como una simple pieza necesaria para una estructura más grande, pero ya se trabaja para que pueda recrear órganos humanos, lo cual sería una de las aplicaciones más importantes de la historia en el campo de la medicina.

La impresión 3D tal como la conocemos hoy, nació hace más de veinte años, se popularizó en la última década, pero como toda gran tecnología no se desarrolló de la noche a la mañana, sino que fue a lo largo del tiempo. Por ejemplo, en 1976 se inventó la impresora de inyección de tinta, el primer avance fundamental.

Básicamente, el funcionamiento es a partir de una impresora, que en vez de tinta puede depositar el material (plástico por ejemplo) que desee el usuario y genera una serie de capas sucesivas para crear un objeto determinado en tres dimensiones que está originalmente en un formato digital, en una computadora. Ambos dispositivos están conectados entre sí. Actualmente hay impresoras de distintas tecnologías, que pueden utilizar láser o luz ultravioleta para los modelados y fusión de los materiales.

Pero, ¿qué podemos hacer con una impresora 3D? Las posibilidades son prácticamente infinitas, solo limitadas por nuestra imaginación y la capacidad que tenga el aparato que tengamos enfrente. El dispositivo puede generar aquel juguete favorito de los chicos o las piezas necesarias para acoplarlas y que se convierta en un avión. Ingenieros ya lo han hecho e incluso superó pruebas de vuelos. Lo mismo pasó con vehículos generados a partir de impresiones en tres dimensiones.

En el campo de la medicina la cosa se pone cada vez más interesante. Hace unos diez años, se generó la primera prótesis en 3D usada por una persona. Fue una pierna, con movimientos de rodilla, tobillo y pie. Tuvo la particularidad de ser una misma compleja estructura. Hoy varias organizaciones las ofrecen de manera gratuita. Pero no es lo único que se puede hacer. Se ha logrado generar órganos humanos, aunque todavía es un avance que no superó todas las pruebas para masificarse. El poder imprimir un corazón, un riñón o un hígado, facilitaría enormemente los trasplantes.

San Luis quiere meter de lleno a la impresión 3D en su sistema de salud pública y trabaja hace más de un año en la capacitación de sus profesionales. Además, la Universidad de La Punta cuenta con un laboratorio con impresoras de esta tecnología.