A la cama con nuestra mascota: ¿sí o no?

Hay algunas personas que cuando llega un cachorrito a la vida familiar disfrutan de subirlo a la cama, mientras que a otras con solo imaginarlo se le ponen los pelos de punta. Dormir con la mascota puede ser un tema de conflicto en la pareja.

¿Cómo manejarlo?

Al principio todo es color de rosa. El nuevo integrante juega y rápidamente se gana el cariño de los integrantes de la casa. De ahí a dar un salto a la cama hay un solo paso, pero si no se toman los recaudos necesarios, lo que parecía simpático en un principio, con el tiempo puede transformarse en un problema.

Antes de tomar cualquier determinación hay que pensarlo bien, ya que para el animal es terrible que de pronto le digan “No, acá ya no podés subir”. Y peor si pasa cuando el perro es adulto, que es cuando empieza a tener un olor más fuerte y ronca, por eso en lugar de echarlo de la habitación cuando entran en años, es mejor enseñarles desde pequeños cuál es su lugar.

En el caso de que sea un perro se recomienda colocar una manta o su cucha fuera del dormitorio. En lo posible acomodarlo de un modo agradable. Si se trata de reacostumbrarlo para que pase de la cama a su cucha, se pueden colocar pequeñas recompensan en su nuevo lugar, de tal manera que le den más ganas de ir.

Pero si la familia decide compartir la cama con la mascota, es recomendable desparasitarlo trimestralmente y asegurarse de que esté libre de ectoparásitos como garrapatas o pulgas, que no solo pueden ser desagradables, sino también transmitir enfermedades.

También habrá que tomar mayores medidas de higiene para evitar que el lecho se llene de pelos o de barro que traen de la calle. Además, se deberán cambiar las sábanas con mayor frecuencia. Lo mejor sería que el perro o gato tengan su propia mantita, que no debe estar cerca del rosto de la persona.

Esta práctica es desaconsejable para los alérgicos o asmáticos y los niños no deberían hacerlo, ya que corren riesgo de lastimarse.

Si la familia tiene un gato será mejor colocar en la cuna algún tipo de protección para prevenir un gran salto sorpresa. Si la mascota es un hámster o un cobayo, desde ya queda descartado que duerma en la cama, porque se los podría aplastar en un solo movimiento.

En cuanto al porqué de esta conducta en gatos y perros, los especialistas advierten que en el caso de los felinos, se debe a que les gusta dormir con sus amos y esta práctica refuerza el vínculo, mientras que con los perros sucede lo mismo, ya que prefieren estar en compañía de su círculo social, pero no se debe perder de vista la conducta. Hay perros que se vuelven sobreprotectores hacia sus amos y pueden ser agresivos con extraños o incluso con la pareja.