28°SAN LUIS - Viernes 19 de Abril de 2024

28°SAN LUIS - Viernes 19 de Abril de 2024

EN VIVO

La cuarentena y una visibilización de las tareas de cuidado

La reclusión en el hogar para evitar la propagación del coronavirus conformó un escenario crítico para las mujeres en quienes recae culturalmente una doble o triple jornada laboral. Trabajo remunerado, no remunerado, tareas domésticas y maternales, todo en simultáneo y dentro de cuatro paredes.

Por Florencia Espinosa
| 28 de marzo de 2020
Cuestión cultural. Las mujeres llevan sobre sus hombros el mandato de tener que ocuparse de los cuidados. Foto: El Diario.

La cuarentena dispuesta por el gobierno nacional para frenar la transmisión del coronavirus evidenció algo que los feminismos ya habían puesto en foco: el cuidado en nuestro país es responsabilidad de cada familia y, además, está feminizado, es decir, es una tarea que se les encarga a las mujeres de cada hogar. Culturalmente se tiene la idea errónea de que las mujeres están mejor preparadas que los hombres para cuidar de niños y ancianos, entonces son ellas quienes deben cargar en sus espaldas una doble (o triple) jornada laboral, entre el trabajo remunerado que se hace fuera de casa, más las tareas domésticas y las de cuidado.

 

Ante la suspensión de las clases que dictó el Estado unos días antes de la cuarentena preventiva la pregunta fue ¿qué hacemos con los chicos? Pero el cuestionamiento no estaba fundado en la duda sobre cómo entretenerlos en el hogar o qué tipo de actividades podrían hacerse para afrontar tantos días de reclusión con niños pequeños y adolescentes. La pregunta era qué se hacía con los chicos frente a un escenario en el que las escuelas estarían cerradas, los padres debían continuar con sus trabajos, y las abuelas, aquellas “cuidadoras” por excelencia, integraban el principal grupo de riesgo y por lo tanto no podrían moverse de su hogar ni recibir “visitas”.

 

Es que los cuidados recaen en las mujeres de la familia y, en aquellos casos en los que la madre trabaja, la mujer inmediata en la que se piensa para ejercer esas tareas es la abuela. “Deconstruir el estereotipo de la mujer que vive para otres, funcional a un sistema patriarcal y capitalista, es una tarea de todes, ya que responsabilizar a la mujer de todas las tareas de cuidado que la institución familia y la sociedad necesitan es el motor que sostiene las desigualdades de género invisibles. Para emprender este desafío debemos romper con el mito del instinto materno, y comprender que la capacidad de maternaje la podemos desarrollar tanto hombres como mujeres”, explicó la psicóloga Mariela Ávila, integrante de la colectiva feminista Ningunas Santas.

 

Conociendo esta situación social, el Estado otorgó licencias para padres que tuvieran hijos escolarizados, algo que es para nuestro país inédito y refleja que las políticas públicas han tenido un claro viraje a la perspectiva de género. “Esta situación de emergencia también es momento de desnaturalizar los mandatos que nos asignan a las mujeres el rol del sacrificio por los demás. La solidaridad y la transformación de este mundo injusto en crisis es tarea de todes, en cada configuración familiar, en cada casa, en cada barrio, en cada ciudad”, indicó Olga Lucero, integrante de la misma colectiva y doctoranda en Estudios de Género.

 

 

"Es momento de desnaturalizar los mandatos que nos asignan a las mujeres el rol del sacrificio por los demás", Olga Lucero.

 

 

Con la cuarentena ya decretada los ciudadanos tienen ahora la obligación de quedarse en casa, salvo contadas excepciones de trabajos a los que sí se les permite circular. La gran mayoría trabaja desde el hogar, pero eso genera una nueva dinámica familiar en la que hay que combinar tareas profesionales, maternales y domésticas, todo al mismo tiempo y entre las mismas cuatro paredes.

 

"Las tareas en época de pandemia global y cuarentena se multiplican. Tenemos que, por enésima vez, recordar como mantra que las tareas de la casa no nos corresponden por naturaleza. Estas son trabajo que se multiplica en forma exponencial, como el mismo virus: la triple jornada laboral —trabajo remunerado, realizado en forma de teletrabajo; tareas domésticas o trabajo de cuidados no remunerado presencial, constante; y tareas vinculadas con la militancia— se concentra en el limitado espacio del hogar. Y oprimen, porque además de la incertidumbre que genera este estado de excepción extraordinario, se multiplica la angustia, las presiones y la responsabilidad que tenemos respecto de les otres (familia, personas cercanas en grupos de riesgo, personas vulnerables)”, expresó Lucero.

 

El tema ingresó en la agenda de los medios de comunicación y se visibilizaron a gran escala cuestiones de las que el resto del año no se habla. La crisis impulsada por la pandemia causada por el coronavirus obligó a los medios a poner sobre la mesa una realidad que viven millones de mujeres en el mundo y que sirve para sostener el sistema económico en el que estamos sumergidos. “Las mujeres venimos haciendo muchos esfuerzos, desde diferentes partes del mundo, para hacer visible que poner en el centro la vida nos significa comprender la ecodependencia, ya que todo lo que permite sostener la vida proviene de la naturaleza, y la interdependencia porque los cuerpos son vulnerables y su cuidado recae en las mujeres. Esto nos obliga a pensar el modelo económico; para este momento de la humanidad no basta con pensar que se redistribuya dinero, necesitamos cambiar la lógica económica que deje de explotar y expropiar nuestros territorios geográficos y nuestro cuerpo territorio”, explicó Irma Ortiz Alarcón, maestranda en Sociedad e Instituciones y también integrante de Ningunas Santas.

 

LA MEJOR OPCIÓN PARA VER NUESTROS CONTENIDOS
Suscribite a El Diario de la República y tendrás acceso primero y mejor para leer online el PDF de cada edición papel del diario, a nuestros suplementos y a los clasificados web sin moverte de tu casa

Suscribite a El Diario y tendrás acceso a la versión digital de todos nuestros productos y contenido exclusivo