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Fue a Francia a jugar al tenis y se encuentra en cuarentena

El puntano Mauricio Camargo Adamek viajó por un intercambio cultural con la intención de competir en el verano europeo. 

Por redacción
| 21 de abril de 2020
Un apasionado. Comenzó su largo camino —a los 9 años— en el Ave Fénix. Fotos: gentileza.

Mauricio Camargo Adamek no pensó que la cuarentena lo iba a sorprender tan lejos de casa. El tenista puntano se fue a Francia por un intercambio cultural, y de paso aprovechaba para jugar la temporada europea. Pero el coronavirus frustró, por el momento, la ilusión de Mauri, que desde Saint- Germain–En-Laye, a 30 minutos del centro de París, espera que pase esta pandemia para poder estar en una cancha y hacer lo que más le gusta: jugar al tenis.

 

No fue fácil la decisión. Vendió 300 docenas de empanadas por todo San Luis para poder viajar. Un desafío enorme. Este estudiante de teatro y artes escénicas quiere que esta obra tenga el mejor final.

 

Vive con su familia de intercambio. Extraña su casa, su gente, los amigos, pero sabe que este esfuerzo, a la corta o a la larga, tendrá sus réditos. Se fue con una meta y un propósito. Al principio, cuando explotó todo esto del coronavirus, quería tomarse un avión y regresar, pero aguantó. Quizás haya sido una señal de su mamá, quien falleció en 2015.

 

Sigue la cuarentena al pie de la letra y toma todos los recaudos; sale una vez por semana al supermercado y hace mucho hincapié en la higiene. Entrena y, además, hace actividad física (allá se puede salir a correr un kilómetro, así que aprovecha). También se hace tiempo para leer libros sobre tenis para seguir aprendiendo. Las videollamadas son moneda corriente para estar más cerca de su viejo, su abuela y sus tres hermanas, sus grandes pilares.

 

A los 25 años vive y respira tenis. Empezó a jugar a los 9 en el Ave Fénix con Ramiro Mamani y Agustín González. Eligió este deporte casi de casualidad. Su hermana Débora, fanática de Nalbandian, veía todos sus partidos. Un día estaba viendo un partido de David en Wimbledon y Mauricio quería ver dibujos animados, entonces empezó la disputa hasta que, por ser el menor, dejaron que Mauri viera esos dibujos, pero el control no andaba y no pudo cambiar de canal, así que se quedó viendo el partido. Y ahí se enamoró del tenis.

 

La primera cancha fue en el patio de su casa con una raqueta vieja de su papá. A los poquitos meses ya estaba jugando en el club.

 

Estudia teatro y artes escénicas en la Universidad Nacional de Córdoba, aunque le puso una pausa para poder regresar a su otro amor: el tenis. "Puedo volver cuando quiera y terminar la carrera, eso puede esperar, pero el tenis no", aseveró Mauri, quien tuvo que dejar de jugar por dos temporadas y esta puerta que vio abierta en Francia la quiere aprovechar.

 

El deporte le permitió viajar y conocer varios países: Estados Unidos, Túnez, España, Francia y Perú. Lo hizo crecer y madurar como persona. "Siempre voy a estar agradecido a esta disciplina por todo lo que me brindó. Me mudé a París a través de un intercambio cultural para poder financiar mi carrera y jugar desde acá. Esto sería como un último intento, porque fueron muchos años de lucharla desde abajo y muchas veces fue muy complicado, sobre todo económica y físicamente".

 

En Roland Garros. Dice estar listo para luchar e ir tras sus sueños. Foto: gentileza.

 

Tuvo la oportunidad de jugar un Open en Citegabelle (torneos de la Federación Francesa de Tenis que reúne todas las categorías del país). Llegó hasta los cuartos de final desde la qualy, una buena experiencia que le permitió medirse con rivales de mucha jerarquía. Su sueño es poder quedarse en Europa. Los torneos volverían en junio o julio y quiere estar listo para cuando regrese la actividad. Está tramitando la ciudadanía en Eslovaquia. Dice que la actitud y la perseverancia son sus principales virtudes en el tenis; parece que en la vida también, porque a pesar de los sinsabores, no se rinde.

 

"Tengo muchos proyectos fuera del tenis que también quiero llevar a cabo y este será un año de muchas decisiones. Estuve a punto de rendirme y la economía estaba lista para vencerme, pero gracias a que Dios me puso de pie, acá estoy, listo para concretar metas y seguir enfrentando desafíos", aseveró este luchador, quien no quiere bajar los brazos y pelea por lo que quiere.

 

Mauricio Camargo Adamek está lejos de casa y en cuarentena. Pero fue detrás de un sueño y no va a parar hasta lograrlo.

 

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