Identifican un virus que afecta a la vitivinicultura mundial

Un grupo de investigadores del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) logró caracterizar un virus que afecta a la vitivinicultura de todo el mundo, a partir de herramientas genómicas y de secuenciación masiva. Se trata del "Grapevine red blotch virus" (GRBaV en inglés), que significa "virus de la mancha roja de la vid", una afección que disminuye la rentabilidad de las plantaciones y la calidad de la fruta.

El equipo está integrado por especialistas de la Estación Experimental Agropecuaria Mendoza, del Instituto de Patología Vegetal (Ipave) y del Instituto de Biotecnología. “Identificar y caracterizar un virus es una tarea compleja e implica el análisis de datos provenientes de todo el mundo”, expresó Sebastián Gómez Talquenca, especialista en virología de la vid del INTA Mendoza, quien advirtió que los síntomas que presenta la planta son muy similares a problemas nutricionales o fisiológicos: “Es muy común ver una planta roja y pensar que tiene deficiencia de potasio o fósforo y, en realidad, puede tratarse de un problema patológico”.

El especialista del instituto, quien trabaja en el desarrollo de herramientas que permitan la identificación de los virus conocidos y la caracterización de aquellos cuya existencia se desconoce, especificó que “gracias a este trabajo articulado, en los últimos dos años describimos una nueva especie viral en el país”, indicó el profesional, quien, además, articula las acciones junto a Humberto Debat, del Ipave; y Diego Zavallo y Sebastian Asurmendi, del Instituto de Biotecnología.

“Si bien esta enfermedad fue informada por primera vez en 2008 en plantaciones de California, recién ahora pudimos describir y caracterizar el virus asociado a esta patología en viñedos argentinos”, señaló Gómez Talquenca.

Según los primeros reportes de los investigadores, “en los cultivares de uvas tintas, los síntomas de la enfermedad foliar consisten en manchas rojas a principios de la temporada, que pueden expandirse y unirse en la mayor parte de la lámina de la hoja; mientras que en los cultivares de vid blancas, los síntomas de la enfermedad foliar son menos visibles y, generalmente, involucran áreas cloróticas irregulares que pueden volverse necróticas al final de la temporada”.

La enfermedad fue informada por primera vez en 2008, en el Estado de California, EE.UU.

 

“Queremos dar a conocer este virus que está presente en las plantaciones de la Argentina para que los productores entiendan cuál es el daño que provoca”, indicó el especialista del INTA, y agregó que “el gran problema que tienen las enfermedades virales en vid es que son crónicas y, si bien no matan a la planta, la enferman para toda su vida útil”.

En este sentido, Gómez Talquenca puntualizó el impacto económico que provoca el desconocimiento. “La vid es una planta que puede durar 25, 50 o hasta 100 años. Esta longevidad, cuando las plantas tienen infecciones crónicas, deriva en una pérdida constante, año tras año, provocada por un virus y el daño económico es muy severo”, señaló el especialista en vitivinicultura.

Conocer cuáles son los virus que están presentes en los viñedos argentinos no es una tarea sencilla. Para avanzar en esta línea de investigación, los especialistas trabajan junto al Catena Institute of Wine de Mendoza.

“El objetivo de la articulación no es solo identificar las especies virales que circulan y causan daño a la producción, sino que, además, apostamos a producir plantas libres de ese virus y de otros”, afirmó Gómez Talquenca.

“Una virosis puede hacer perder hasta el 80% de la producción”. Alfredo Cartellone. Gerente de Producción Sol Puntano.

Las virosis se conocen en los viñedos desde hace mucho tiempo. La más importante es la Leaf Roll, o enrrollamiento de la hoja. Por lo menos un 30% de las vides tiene esta afección, que sobresale cuando la planta sufre algún tipo de estrés o baja de vigor por falta de agua, por condiciones climáticas adversas o bajos niveles nutricionales. Estos factores predisponen y bajan las defensas. Hay distintas formas de contagio, especialmente por la cochinilla harinosa, que puede producir una diseminación de la virosis en un cultivo. También la pueden diseminar algunas plagas del suelo o suele llegar a través de la compra de plantas ya infectadas en el vivero. No existen tratamientos terapéuticos efectivos, hay que hacer un manejo preventivo, partir de material sano y controlar el nivel de nematos en el suelo. Una vid puede perder hasta un 80% de su producción. Es clave una buena nutrición, el riego y el manejo inteligente.