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Pandemia: la estigmatización como mecanismo de defensa

Organismos de derechos humanos advierten cómo se traslada el ciberacoso al contexto actual.

Por redacción
| 07 de julio de 2020
El efecto COVID-19. La estigmatización provoca cohesión social y aislamiento de algunos grupos de personas. Foto: Martín Gómez.

El sábado, a los pocos minutos de confirmarse un nuevo caso de COVID-19 en San Luis, los memes inundaron los teléfonos móviles y las redes sociales. De las fotos humorísticas, rápidamente se llegó a los mensajes de odio que a veces se construyen sobre información no confirmada.

 

Más allá de las responsabilidades individuales del caso, diversos organismos de derechos humanos y del sector sanitario advierten cómo fácilmente se trasladan las prácticas del ciberacoso al contexto actual, a través de la estigmatización.

 

“Cada uno de nosotros tiene las herramientas para no contribuir con esta camada de personas que resultan ser los nuevos estigmatizadores de la nueva normalidad”, dijo Matías Centeno, doctor en Comunicación Social y docente de la Universidad Nacional de San Luis (UNSL).

 

“Lo que se observa en varios estudios es que las actuales campañas en redes sociales vienen acompañadas de prejuicios, lo cual puede constituirse como una nueva forma que adquiere el ciberbullying, a partir de la pandemia”, sostuvo.

 

Un documento publicado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) hace referencia a que la estigmatización social en el contexto de la salud es la asociación negativa entre una persona o grupo de personas que comparten ciertas características y una enfermedad específica.

 

En un brote, esto puede suponer que las personas sean etiquetadas, estereotipadas o discriminadas. Ese tratamiento puede afectar negativamente a quienes tienen la enfermedad, así como a sus cuidadores, familiares, amigos y comunidades.

 

Quienes no tienen la enfermedad, pero comparten otras características con este grupo también pueden sufrir estigmatización. Al respecto, Centeno indicó: “Es necesario que tengamos una vigilancia activa sobre los mensajes de odio y estigmatización. No solo hay que evitar su recirculación,  sino también es bueno actuar al momento, exponerlo desde la racionalidad y advertirle a quien lo disemina sobre el potencial daño que tiene ese mensaje”, manifestó.

 

 

Mecanismo de defensa

 

Cuando se habla de la enfermedad por coronavirus, algunas denominaciones como caso sospechoso o aislamiento pueden tener un significado negativo para las personas y alimentar actitudes estigmatizadoras. Pueden perpetuar las presunciones o estereotipos negativos existentes y crear un miedo generalizado o deshumanizar a quienes tienen la enfermedad, resalta el documento elaborado por la OMS.

 

Pablo Oro, periodista, docente de la UNSL e integrante de la red de capacitación Fopea Google sobre herramientas digitales, consideró que “cuando estamos enojados, con bronca, como sucedió con lo que fue el breve regreso a Fase 1 en San Luis, tenemos una lectura menos crítica de lo que nos llega y lo compartimos sin dudar”. “Los usuarios distribuyen contenidos desinformativos porque el contexto de sus redes sociales confirma sus sesgos ideológicos y centra su atención en factores distintos de la verdad y la precisión. No siempre es lo real, muchas veces es lo que creo o quiero que sea real”, dijo.

 

Internet y las redes sociales aceleran el proceso de difusión de contenidos. Lo que antes demoraba días o semanas en distribuirse, hoy sucede en cuestión de minutos.

 

 

Cuando el miedo se dispara

 

El coronavirus tiene todos los ingredientes para favorecer la propagación del miedo entre los ciudadanos. Es importante saber que las emociones se contagian. El psicólogo Claudio Vázquez manifestó que “el miedo no se puede poner en cuarentena, se propaga más rápido que el peor de los virus. Cuando la emoción generada por ese sentimiento negativo se impone a la razón, es muy difícil mantener la calma. Si los cerebros emocional y racional quedan desconectados, anatómicamente o funcionalmente, los instintos y la emoción dirigen el comportamiento. La razón casi ni aparece, pues uno de sus inconvenientes, su talón de Aquiles, es que necesita tiempo para imponerse y las circunstancias extremas no suelen otorgarlo”, explicó.

 

En estos tiempos, las emociones negativas que disparan el miedo ganan la batalla. Por lo que no sorprende la inquietud de los ciudadanos por el alerta sanitaria. “El miedo a este desconocido virus solo se superará con informaciones que generen emociones positivas, como asumir que esta enfermedad tiene en estos momentos un bajo índice de mortalidad. Que podemos con nuestras acciones, individuales y colectivas, aportar a la mejora de la situación y creer en la buena dirección de las autoridades para controlar su propagación”, señaló Vázquez.

 

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