14°SAN LUIS - Martes 23 de Abril de 2024

14°SAN LUIS - Martes 23 de Abril de 2024

EN VIVO

Las huellas reales de las emisiones contaminantes

Por redacción
| 15 de septiembre de 2020

A lo largo del Siglo XXI, la mayoría de los países de la Unión Europea (UE) consiguió resultados destacados en la reducción de las emisiones dentro de su territorio. En particular, las emisiones de CO2 por la quema de combustibles dentro de España cayeron un 12% entre 2000 y 2018, según el INE. En Alemania disminuyeron un 16%; en Francia, un 20%; en Italia, un 25%; y en el Reino Unido, un 32%.

 

¿Estas cifras indican que la Unión Europea está luchando adecuadamente contra el cambio climático? La respuesta, desgraciadamente, es que no del todo.

 

Los distintos Planes Integrados de Energía y Clima que tienen que presentar los países europeos para hacer frente al Acuerdo de París deberían ser más ambiciosos a la hora de establecer medidas que reduzcan las emisiones incorporadas en el comercio internacional.

 

Primero, porque los planes individuales de cada país sumados no son suficientes para el objetivo del Acuerdo de París de limitar el aumento de la temperatura a 2 grados centígrados.

 

Segundo, porque, de hecho, la mayoría del dióxido de carbono (CO2) incorporado en los bienes y servicios que consumimos cotidianamente (ropa, móviles, electrodomésticos, coches, restaurantes, centros comerciales, hospitales, hoteles, entre otros) se emite en las etapas intermedias de fabricación de partes o inputs necesarios para obtener el producto final que tiene lugar en otras partes del mundo.

 

Estas “fugas de emisiones” vía comercio internacional permiten cuantificar qué parte de las emisiones incorporadas en un bien final se produce en otros países distintos.

 

Así, en el mismo período, 2000-2018, las emisiones globales de CO2 crecieron un 41%, lo cual indica que las reducciones alcanzadas dentro de la UE han sido contrarrestadas por incrementos de mayor magnitud en las emisiones de otros países como China e India, en donde las emisiones territoriales aumentaron en un 200% y 144%, respectivamente.

 

En el mundo globalizado de hoy, las cadenas de producción están fragmentadas geográficamente y repartidas en diferentes puntos del planeta, y por ello, la fabricación de un solo producto desencadena la emisión de CO2 en distintos países del mundo.

 

Por ejemplo, el iPhone de Apple es diseñado en Estados Unidos, en su fabricación se utilizan componentes que han sido producidos en Malasia, la memoria en India, con cobre de Mongolia y Chile, y finalmente se ensambla en China.

 

Esto genera efectos positivos sobre el empleo y la renta en los países mencionados. Pero, al mismo tiempo, implica que el consumo de un producto cualquiera (importado o nacional) nos hace responsables de una porción de las emisiones generadas en distintos países extranjeros.

 

En un artículo recientemente publicado en ICE, revista de economía, pudo comprobarse que en 2014, de cada 100 toneladas de CO2 que eran emitidas a la atmósfera para producir todo lo que consumen los españoles, casi la mitad, 49 toneladas, se generaron fuera del país.

 

En ese año, 75% de las emisiones incorporadas en las importaciones españolas fueron liberadas en países fuera de la UE, principalmente en China (20%), Rusia (6%), India (3%) y Estados Unidos (3%); mientras que dentro de la UE destacan las emisiones importadas desde Alemania (6%), Francia (4%) e Italia (3%).

 

Las huellas reales de las emisiones contaminantes son globales. No basta el esfuerzo en un país y en un punto de la cadena de producción. Hoy, todo es visible.

 

LA MEJOR OPCIÓN PARA VER NUESTROS CONTENIDOS
Suscribite a El Diario de la República y tendrás acceso primero y mejor para leer online el PDF de cada edición papel del diario, a nuestros suplementos y a los clasificados web sin moverte de tu casa

Temas de nota:

Suscribite a El Diario y tendrás acceso a la versión digital de todos nuestros productos y contenido exclusivo