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El agua trajo alivio, pero no hay que bajar la guardia

Tanto en el Valle del Conlara como en el centro-este, los perfiles de suelo están bien cargados y los cultivos tienen buena condición, aunque el clima tiene la última palabra.

Por Marcelo Dettoni
| 17 de enero de 2021

La campaña gruesa está a toda marcha en San Luis. Acicateados por las lluvias estivales, que este año llegaron a tiempo para remontar la dura cuesta en la que había sumido al campo la sequía, que se extendió hasta bien entrado octubre, la soja y el maíz ya cubren de verde los lotes más productivos.

 

Para conocer detalles específicos de cada zona, la revista El Campo consultó a dos ingenieros agrónomos que asesoran a productores en el Valle del Conlara y la región centro-este (departamentos Pueyrredón, Pringles y Pedernera). Cada uno tiene sus particularidades, por lo que es posible trazar un panorama amplio e ir imaginando cuál puede ser el resultado definitivo, aunque siempre el clima tendrá la última palabra en materia de rindes.

 

 

 

Valle del Conlara

 

"Con un año muy complicado como el 2020, hace unos meses atrás se estimaba una marcada reducción en el área sembrada en cultivos de granos para cosecha. Muchos arrendatarios de otras provincias, principalmente de Córdoba, no habían podido entrar debido a las restricciones que impuso la pandemia. También jugaban en contra las medidas económicas desfavorables casi permanentes que tiene la Argentina y los bajos rendimientos de la campaña anterior. Pero contra todos los pronósticos, el área sembrada ha alcanzado los niveles de campañas anteriores, aunque en general con una menor inversión en la tecnología aplicada a los cultivos", cuenta Marcelo Bongiovanni, productor agropecuario de Tilisarao,quien es docente de la UNSL y tiene un comercio que vende insumos para el campo, por lo que toma la temperatura del sector de primera mano.         

 

Reconoce que "el arranque de la campaña fue complicado por la falta de precipitaciones tempranas en primavera y las escasas reservas hídricas del suelo. En el mejor de los casos, a fines de octubre había 40-50 milímetros (mm) de agua útil en los primeros dos metros de suelo". Esto se debió a que el 2020 fue uno de los más secos de los últimos 30 años, con registros que fueron desde los 380 hasta los 540 mm, muy por debajo de la media histórica de la zona, que ronda los 690 mm anuales.

 

 

En el Valle del Conlara hay un avance de "malezas duras", como la Cortadera Chica (Pappophorumsp) que es de muy difícil control.

 

 

"Las precipitaciones comenzaron a fines de octubre, con registros entre 30 y 60 mm, que permitieron comenzar con las labores de siembra y la aplicaciones para el control de malezas. En noviembre, las lluvias estuvieron por debajo de la media, pero los 70 a 90 mm caídos permitieron avanzar. En diciembre, la situación se complicó debido a las escasas precipitaciones, altas temperaturas y alta incidencia de vientos, lo que imposibilito hacer las aplicaciones para el control de malezas en tiempo y forma, que entonces comenzaron a competir por agua y nutrientes con los cultivos", describe Bongiovanni.

 

La situación, afortunadamente, cambió entre Navidad y Año Nuevo, con precipitaciones (20 a 60 mm) que determinaron una mejora sensible en los cultivos implantados y permitieron terminar las labores de siembra postergadas. "La llegada del nuevo año trajo buenos registros de lluvia (entre 30 y 90 mm, dependiendo de la localidad)que recargaron el perfil y dieron una buena condición para el crecimiento de los cultivos. Pero la campaña recién empieza y es necesario que los aportes hídricos de enero, febrero y marzo estén, por lo menos, dentro de los valores promedio para cerrar con buenos rendimientos", advirtió.

 

 

 

Un capítulo aparte son los lotes agrícolas, que fueron afectados por los incendios a principios de la primavera. "En el Conlara, alrededor de 13-14 mil hectáreas sufrieron daños totales. Estos lotes fueron sembrados con las primeras lluvias de primavera, pero entre la falta de agua y los fuertes vientos de noviembre y diciembre sufrieron importantes voladuras de suelo y la pérdida de la mayoría de la superficie implantada. Luego se resembraron entre fines de diciembre y principios de enero, con la esperanza de poder recuperar la productividad más que de cosechar", cuenta el ingeniero agrónomo.

 

Destaca que hay un importante avance de las llamadas "malezas duras", que tienen una amplia distribución. "Hay muchos lotes con la presencia de Cortadera Chica (Pappophorumsp.), de muy difícil control, que en muchos casos lleva a que el productor realice el laboreo del lote para poder erradicar la maleza. También se observan malezas resistentes a glifosato (Eleusine, Sorgo de Alepo y Cynodon); y otras tolerantes a glifosato e inhibidores de ALS, como el Amaranthuspalmeri", describe.

 

En el Valle del Conlara, los porcentajes preliminares de la superficie sembrada por cultivo son los siguientes: un 60% lo ocupa el maíz, otro 30% la soja, el sorgo Granífero tiene el 6% y otros como girasol, girasol confitero y maíz pisingallo se quedaron con el 4%.

 

 

 

Maíz

 

Se registra un considerable incremento de la superficie sembrada con este cereal. Hubo una siembra temprana (mediados de noviembre), con cultivos que se encuentran en estado vegetativo, de 8 a 9 hojas (V8-V9).

 

Los lotes de siembras más tardías (principio a fines de diciembre) también están transitando la etapa vegetativa, de 2 a 5 hojas (V2-V5). "La mayoría se encuentra en condición buena a muy buena, pero los lotes más adelantados en ciclo sufrieron los efectos del estrés hídrico en diciembre, aunque lo revirtieron con las lluvias de fin de año", asegura Bongiovanni.

 

Si bien hay un incremento de la superficie, también se puede observar un importante porcentaje de lotes (35-40%) con baja inversión tecnológica, que se traduce en híbridos de menor potencial, semillas de hijo de híbrido y escasa o nula fertilización, entre otros problemas. "Con el mejoramiento de la condición hídrica, muchos productores decidieron refertilizar con nitrógeno para asegurar un mayor rendimiento en aquellos lotes que vienen bien encaminados", agrega.

 

Por fortuna, hasta el momento no se ha observado la presencia de enfermedades. "En cuanto a plagas, se detectaron ataques puntuales de gusano cogollero (Spodopterafrugiperda), en el 10% de los lotes, con daños leves que a priori no deberían generar pérdidas en rendimiento".

 

 

 

Soja

 

El cultivo registra una importante disminución en la intención de siembra (15- 20%) respecto de las campañas anteriores. Es algo que también sucedió en otras zonas productivas y a nivel nacional. "Los pocos lotes sembrados a fines de octubre, después de las primeras lluvias, están comenzando la etapa reproductiva (R1). Sufrieron las consecuencias de la falta de precipitaciones en diciembre, desarrollando una menor altura, lo que puede afectar el rendimiento. Son mayoría los lotes sembrados en noviembre (80% del total) y están en estado vegetativo (V5- V7), al igual que los de diciembre, que transitan de V2 a V4 . Los lotes de siembras tardías son los que presentan mejor condición", califica el profesional.

 

Durante diciembre se registraron ataques de orugas defoliadoras (Rachiplusia, Anticarsia, Helicoverpa) en un bajo porcentaje de lotes (5-10%). En la mayoría, los daños fueron por debajo de los umbrales de cada especie.

 

 

Sorgo granífero

 

Es un cultivo que se benefició con la retracción de la soja. La mayor seguridad de cosecha en años secos, buenos precios en el mercado y la incorporación de la tecnología Igrowth (tolerancia a imidazolinonas) en algunos híbridos, han determinado que muchos productores optaran por este cereal, que hacía varias campañas que no presentaba una superficie importante. Esta campaña la siembra de sorgo granífero duplicó la superficie respecto a años anteriores. "Los lotes, se sembraron de principios de noviembre a principios de diciembre. En cuanto a la fenología, están en etapa vegetativa (V4-V9) y en general presentan condiciones de buenas a muy buenas", asegura Bongiovanni.

 

Sus monitoreos detectaron que las condiciones sanitarias, en general, son muybuenas. "En algunos lotes puntuales se ha observado la presencia de pulgones (Rhopalosiphummaidis) y de gusano cogollero (Spodopterafrugiperda); en cuanto enfermedades se destaca la presencia de bacteriosis (Mancha y Estría bacteriana) pero con baja incidencia".

 

 

En la zona serrana de La Cumbre y La Petra cayeron entre diciembre y enero 220 milímetros, registros por encima del promedio.

 

 

Trigo

 

"La campaña de cosecha fina fue muy reducida. La siembra de trigo se circunscribió a lotes con riego por aspersión, dado que no hubo condiciones para la implantación de lotes en secano, durante el otoño de 2020. La cosecha se realizó de fines de noviembre a mediados de diciembre, arrojando buenos resultados en el rendimiento: 35-40 quintales por hectárea. Esos lotes, una vez cosechados, fueron sembrados en su mayoría con soja de segunda a fines de diciembre", cuenta.

 

 

Panorama de la región central

 

Otro ingeniero agrónomo, Ramiro Goncálvez, se mueve por dos zonas bien definidas asesorando productores. Una es la que comprende El Amparo, Cuatro Esquina, La Petra y La Cumbre. Allí, con precipitaciones entre diciembre y enero que acumulan 200/220 mm, están por encima de la media.

 

"Los perfiles de suelo siguen a capacidad de campo (CC), o sea llenos, ya que el consumo de los cultivos está por debajo de la oferta de lluvia", reflexiona.

 

El maíz se encuentra en V12 y en muy buen estado. "Estamos a 10/15 días de la floración, que es el comienzo del período crítico, cuando se define el rendimiento. Los maíces tardíos en V6 y también en muy buenas condiciones. Mientras tanto la soja transita entre V9y V10, en el comienzo de la floración. El estado es bueno, sin presencia de plagas y comenzando a cerrar el surco", informa Goncálvez.

 

 

 

La otra zona de trabajo es la que va de Eleodoro Lobos a Fraga, pasando por Comandante Granville. Allí las precipitaciones fueron más escasas: 100/110 mm, con la aparición de granizo en Fraga durante la última semana. Son lluvias que están cerca de la media anual.

 

"Aquí el maíz está entre V5 y V7 y en buen estado, recuperándose de 15 días de mucha temperatura y viento. Encuanto a la soja, se encuentra entre V5 y V6, en buen estado, con varios lotes que se están recuperando del granizo sufrido en diciembre", describió el asesor, quien dejó algunas sugerencias: "En la soja que no ha cerrado el surco hay que aprovechar para aplicar herbicidas, tanto para el control de malezas como residuales.

 

En lo que hace a fertilización, estamos con perfiles cargados para potenciar el proceso en el maíz, ya sea aplicando UAN o aprovechando los próximos 10 días de lluvia para volear urea".

 

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