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La degradación continua del ambiente

Por redacción
| 21 de enero de 2021

Los impactos humanos sobre los remanentes de la Mata Atlántica han provocado pérdidas de hasta un 42 por ciento de su biodiversidad y sus reservas de carbono, elementos esenciales para la conservación de la vida y la regulación del clima.

 

Con una variedad de bosques tropicales de diversos tipos y una vegetación única —como el pau-brasil, la especie de planta que dio nombre a Brasil— la Mata Atlántica alguna vez cubrió toda la costa de Brasil y partes de Argentina, Paraguay y Uruguay. Hoy sobreviven solo fragmentos.

 

A través del análisis de 1.819 encuestas, que tomaron en cuenta el clima, el suelo, el nivel de degradación del bosque y el tamaño de lo que queda, un equipo científico determinó que, en promedio, los fragmentos de bosque tienen un 25-32 por ciento menos de biomasa (elementos del bosque, como raíces, tronco, hojas y ramas); 23-31 por ciento menos de especies y 33, 36 y 42 por ciento menos de individuos de especies endémicas, de sucesión tardía y de semillas grandes, respectivamente.

 

En conjunto, ello equivale a la pérdida de entre 55.000 y 70.000 kilómetros cuadrados de bosques o entre 2.300 y 2.600 millones de dólares en créditos de carbono, remarca el estudio publicado en Nature Communications.

 

Estas cifras tienen implicaciones directas para la mitigación del cambio climático, ya que uno de los mecanismos para hacerle frente es combatir la degradación de los bosques.

 

La investigación reconoce que “cuantificar los impactos de la degradación forestal es difícil y, por lo tanto, ha recibido menos atención que la deforestación en las agendas de cambio climático y conservación, como el Acuerdo de París” sobre cambio climático.

 

La degradación ocurre cuando la acumulación de perturbaciones dentro del bosque (como la quema, tala y proliferación de especies invasoras) cambia todo el ecosistema y el funcionamiento del bosque, afectando su capacidad de almacenar carbono y agua y dañando la biodiversidad.

 

Si bien la deforestación ha recibido mucha atención en las últimas décadas, los científicos advierten que el destino de los bosques tropicales depende no solo de promover la reforestación de las tierras deforestadas, sino también de mitigar la degradación forestal en los fragmentos remanentes del bosque.

 

Las proyecciones del Joint Research Centre —el servicio de ciencia y conocimiento de la Comisión Europea— muestran que si se mantienen las tasas actuales de perturbaciones, los bosques tropicales vírgenes desaparecerán para 2050.

 

Según estas proyecciones, algunos de los bosques vírgenes de África subsahariana desaparecerán entre 2024 y 2090; 2034 sería el año de la desaparición de los ubicados en Tailandia o Vietnam; para 2040, desaparecerán los de Madagascar e India, y para 2129 los de la Amazonia brasilera.

 

La deforestación del Amazonas es muy grave, pero la Mata Atlántica tiene un nivel endémico igual o superior al de la Amazonia y su degradación es lamentable para el ambiente global.

 

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