Una gran sorpresa y grandes expectativas despertó el decreto emitido en Afganistán por el líder supremo talibán, Haibatullah Akhundzada, sobre los derechos de las mujeres a la vez que ordenó a las autoridades pertinentes que tomen medidas para salvaguardar a los mismos.
La sorpresa proviene porque el escenario —acorde a la mirada global— aparecía lejano para proteger los derechos de las mujeres, en tanto las expectativas deberán consolidarse en la práctica cotidiana de un empobrecido país, invadido y abandonado reiteradamente por las grandes potencias mundiales: el Imperio Británico, la ex Unión Soviética y Estados Unidos, a lo largo de los últimos doscientos años.
“El liderazgo del Emirato Islámico dirige a todas las organizaciones relevantes, Ulema-e Karam (académicos) y Ancianos Tribales a tomar acciones serias para hacer cumplir los derechos de las mujeres”, dijo el portavoz del gobierno provisional afgano, Zabihullah Mujahid, en un comunicado.
Según el decreto, el consentimiento de las mujeres es necesario durante el matrimonio y nadie puede obligar a las mujeres a casarse mediante coacción o presión.
“Una mujer no es una propiedad, sino un ser humano noble y libre; nadie puede dársela a nadie a cambio de un acuerdo de paz y/o para acabar con la animosidad”, aclara el decreto.
“Nadie puede casarse con una viuda por la fuerza, ni siquiera sus parientes, y una viuda tiene derecho a casarse o elegir su futuro”, agrega el documento.
La resolución además añadió: “Una viuda tiene el derecho patrimonial y una participación fija en la propiedad de su esposo, hijos, padre y parientes, y nadie puede privar a una viuda de su derecho”.
“Aquellos con matrimonios múltiples (más de una esposa) están obligados a otorgar derechos a todas las mujeres de acuerdo con la ley sharia (islámica) y mantener la justicia entre ellas”, acotó.
El líder talibán dio instrucciones al Ministerio de Información y Cultura para que publique artículos relacionados con los derechos de las mujeres y también pidió la implementación adecuada del decreto.
También pidió a los gobernadores provinciales y jefes de distrito que cooperen de manera integral con los ministerios pertinentes y la Corte Suprema en la implementación de la iniciativa.
La situación de seguridad en Afganistán regresa en general a la tranquilidad, aunque con un futuro incierto, desde la toma del poder por los talibanes a mediados de agosto y la formación del gobierno provisional talibán el 7 de septiembre.
A los ojos del mundo, el decreto merece una consideración especial por tratarse de un tema absolutamente esencial para que Afganistán comience a relacionarse con el mundo, mostrándose como un país con seguridad jurídica y garantías de los derechos.
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