Las elecciones que tendrán lugar este año en América Latina pondrán a prueba la robustez de sus sistemas democráticos. Desde México a Honduras, la región define su futuro en medio de la crisis económica y social producida por la pandemia de COVID-19.
A tres semanas de la primera vuelta de los comicios en Ecuador, la Comisión Nacional Electoral (CNE) aseguró que a Andrés Arauz, el candidato del correísmo, quien ganó la elección el 7 de febrero con el 32%, lo acompañará en la segunda vuelta del 11 de abril Guillermo Lasso, el candidato de la derecha con el 19,74%. El expresidente Rafael Correa tal vez regrese a la vida política de su país, si la tendencia se confirma.
El 28 de febrero se celebrarán las elecciones legislativas y locales en El Salvador. Una victoria de Nuevas Ideas, el partido del actual presidente Nayib Bukele, reforzaría su control cada vez más férreo de un país amenazado por violentas bandas criminales (maras) y una prolongada corrupción.
En abril hay elecciones presidenciales y legislativas en Perú, que viene de atravesar un período muy convulso, que ha visto a cuatro presidentes ocupar la jefatura del Estado desde marzo de 2018.
Por su parte, Chile afronta un largo período ante las urnas, que se inicia en abril con elecciones a gobernadores y regionales y a miembros de la comisión constitucional, y termina en noviembre-diciembre con presidenciales, legislativas y regionales.
En este ciclo se pondrá en marcha la convención constitucional, que fue propuesta como salida a una crisis política de gran magnitud provocada por masivas y violentas protestas entre octubre 2019 y marzo 2020.
El 6 de junio México celebra elecciones federales, legislativas y locales, que serán la primera prueba de fuego para el Movimiento de Renovación Nacional (Morena), el partido del presidente Andrés Manuel López Obrador, quien conserva su popularidad a pesar de su pésima gestión de la pandemia y de sus políticas contradictorias entre un populismo de izquierda y una gestión económica con continuas concesiones a la derecha.
Las presidenciales y legislativas de septiembre en Haití son quizá las más críticas del año. La situación en el país caribeño es muy grave, puesto que el actual presidente Juvenel Moïse gobierna sin Parlamento ni legitimidad institucional.
En Nicaragua se votará nuevo presidente el 7 de noviembre, pero todo indica que el régimen de Daniel Ortega no piensa ceder en su pretensión de seguir ostentando el poder absoluto y prepara obstáculos legislativos para que la oposición no pueda presentarse con normalidad.
El ciclo se cerrará con las elecciones presidenciales, legislativas y locales en Honduras. Tanto el presidente saliente, Juan Rolando Hernández, como los dos candidatos con mayores posibilidades, Yani Rosenthal y Nasry Asfura, están implicados en escándalos de corrupción.
El panorama que ofrece la región es complejo. Los casos de Haití y Nicaragua, en particular, y de El Salvador y en alguna medida Honduras deben ser observados con especial preocupación.
La buena noticia es que las democracias latinoamericanas siguen acudiendo con normalidad a las urnas para decidir su futuro y ese ejercicio parece estar garantizando, en la mayoría de los casos, el derecho a la representación política y el ejercicio de la libertad.
Con esa base firme, Latinoamérica pretende en 2021 reafirmar su compromiso institucional.
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