15°SAN LUIS - Jueves 25 de Abril de 2024

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"Siempre, el deseo es sufrimiento"

La Escritora acaba de presentar "Tu cruz en el cielo desierto".

Por redacción
| 14 de junio de 2021

—¿Dónde estabas cuando empezaste a escribir "Tu cruz en el cielo desierto" y en qué medida fuiste identificando qué recorte te interesaba hacer de esa experiencia?
—Todavía estaba dentro de la historia de mi libro anterior cuando empecé a tomar notas, es decir, cuando empecé a saber que iba a escribir un libro. Convertir la experiencia en un objeto literario correspondió a la búsqueda de un camino de salida de la experiencia. Implicó la decisión de dejar de ser protagonista del drama para convertirme en su autora.

 

—¿Cómo incide en las relaciones esta nueva gramática que proponen las redes sociales?
—Así como hizo el teatro en el barroco, el internet nos acerca hoy a una comprensión de la verdadera textura de la realidad y del tiempo. Así como el teatro nos enseña que la realidad que vemos era un teatro, el internet nos dice que la realidad visible es una red en la que caemos y un velo que tapa y trasluce otra realidad. La red nos muestra que todo está interconectado, que lo que percibimos como realidad material también es una trama de circuitos.

 

—Uno de los temas del libro es el sufrimiento por amor ¿Se puede elegir esa situación?
—Creo que el deseo es siempre sufrimiento. La pasión es padecimiento. El fuego quema. Y creo que las relaciones amorosas entre los hombres y las mujeres incluyen ensayos de comunicación e intentos de creatividad, pero al mismo tiempo son siempre ejercicios de poder. Eso no está mal ni bien: simplemente creo que es así.

 

—¿La pareja es a veces un gran malentendido en el que cada uno parece absorto o replegado en su propia pulsión?
—El libro cuenta, entre otras cosas, de un malentendido y de los límites de los sobreentendidos. La seducción es una especie de malentendido acordado, de engaño más o menos consentido. En las relaciones eróticas son borrosos y móviles los límites entre jugar con alguien, en el sentido de compartir un juego, y jugar con alguien, en el sentido de cogerlo como juguete. De hecho las dos cosas se dicen igual.

 

—¿Apropiarse de su historia significa para la protagonista del libro invertir la carga de poder del vínculo que la une al poeta chileno?
—Y sí, escribir este libro, que incluía una historia en la que había participado otra persona y que le pertenecía -por así decirlo- también a ella, fue problemático para mí éticamente. Sin embargo, la historia era también mía y yo no podía partirla: si quería contarla, tenía que robarla. No podía a la vez reservarla y exhibirla.

 

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