Una emotiva serenata a la luz del lucero

El sol incesante del mediodía villamercedino y la llegada de Ernesto Villavicencio a la ciudad conformaron la dupla perfecta para vivir un encuentro cuyano por excelencia en el patio de la peña Mi Madre Tierra, el espacio que se amoldó a las disposiciones con tal de brindarles a sus seguidores la posibilidad de escuchar música en vivo.

Con más de un espectador cabizbajo por la inesperada partida el día anterior de Raúl "Sapo" Mendoza, quien estuvo presente en el recuerdo de todos, la vigencia de los protocolos en el lugar y el anhelo del reencuentro de los amigos del folclore cuyano, la velada sucedió tranquila y con un aire de afecto que se percibió con vehemencia.

El recital de Villavicencio fue con la compañía de Jorge Paredes, el guitarrista de Algarroba.com, y comenzó con una tonada para el "Sapo", la primera de muchas dedicatorias que hubo en el encuentro para Mendoza.

"El 'Sapo' era muy querido... esta noticia fue tremenda para nosotros", destacó Ernesto, sanjuanino, pero con lazos muy fuertes con San Luis. Paredes, por su parte, refirió que solo estaba en el patio de la peña para acompañar a su amigo y, aunque su prolijidad y talento nunca faltaron, la emoción lo acompañó durante toda la presentación.

Rápidamente, el carisma de Ernesto pisó fuerte y entre tonadas, tangos y cuecas, el cantante, hijo del inolvidable artista del que heredó el nombre, todo un prócer en la música cuyana, deleitó con un espectáculo que duró más de dos horas y dejó a los asistentes con ganas de más.

El primer invitado fue su hijo, Ernesto Gabriel Villavicencio, tercera generación de músicos y ganador solista vocal masculino en el Precosquín 2020. Pese a que era la primera vez que cantaban juntos, se percibió que el joven conocía los modismos del canto de su padre desde la cuna.

Más tarde se sumó Cristian Romero, miembro de El Trébol Mercedino, quien con completa emoción referenció nuevamente a Mendoza. "Estoy muerto de palabras porque se ha ido un ser muy querido, que pude disfrutar mucho" destacó.

Con cierta calma, un talento indiscutible y los ojos llenos de tristeza por despedir a un amigo, Paredes tomó por un momento la posta de la tarde y deleitó al público con dos canciones. Una tonada como plegaria homenajeando a su amigo fue el broche de oro del guitarrista.

Ernesto retomó el micrófono e interpretó "He comprendido recién", la única obra de autoría de Felix Dardo Palorma y Ernesto  "Negro" Villavicencio. El anfitrión de la tarde interpretó esta canción con simpleza y con la humildad de quien sabe que en su sangre corre el legado de uno de los referentes más importantes de la música cuyana.

Un momento especial se vivió cuando interpretó "San Juan por mi sangre", especial porque coincidió con un aniversario más de la fundación de la provincia hermana. El tema fue fervorosamente coreado por la gente.

El cierre del show fue de la mano de Viviana Ávila, hija de Raúl "Sapo" Ávila, otra figura indispensable de la cuyanía, quien recordó su infancia junto a la familia Villavicencio. Aunque ese fue el cierre del espectáculo, la música continuó mientras la tarde se posaba.