Los futuros cocineros de la UPrO endulzan la espera de la vacuna

El operativo de vacunación que lleva adelante la provincia en el centro que funciona en la Universidad Provincial de Oficios (UPrO) "Eva Perón" tiene como protagonistas al personal médico y a los especialistas que reciben a las miles de personas que arriban a inocularse diariamente. Pero hay un equipo que de a poco se ganó el cariño de la comunidad: los futuros cocineros y cocineras de la institución educativa, que agasajan a quienes esperan por recibir una dosis de la vacuna contra el coronavirus.

La nave de mecánica de la universidad, en donde hoy miles de puntanos y puntanas son inoculados, se transformó de la noche a la mañana en uno de los espacios sanitarios más convocantes de la provincia. Y como buenos anfitriones, los docentes y alumnos de la casa de estudios quisieron contribuir con la causa. Es por eso que quienes asisten al curso anual de Cocina Profesional e Internacional decidieron compartir sus producciones, como símbolo de aliento y compañerismo.

“La iniciativa surgió en uno de los módulos en el que los estudiantes tenían que producir barras de cereal. Por lo general cuando se cocina solo hacen una cierta cantidad de porciones para que la prueben ellos y los instructores, pero pensamos en hacer más para que pudiesen mostrar lo que realizan y se propuso hacerlo en el vacunatorio”, comentó Gladys Moyetta, directora de la carrera.

Los futuros profesionales hicieron degustaciones en varias oportunidades, una de ellas fue el 25 de mayo, en el acto que encabezaron autoridades del Ministerio de Salud de la Provincia. También en la recorrida que hizo el ministro de Ambiente y Desarrollo Sostenible de la Nación, Juan Cabandié. Durante esa jornada repartieron ensaladas de frutas que prepararon y envasaron con sus propias manos. El próximo menú todavía no está confirmado, pero la directora anticipó que “será dulce y con frutas”, dijo entre risas.

Tanto para los estudiantes como para los beneficiarios que acuden a la UPrO para recibir su vacuna, la degustación es un espacio para relajarse y distenderse. Si bien quienes llegan al centro por su primera o segunda dosis, lo hacen con alegría y alivio, también son minutos de nerviosismo o ansiedad.

Mirtha Martín, una de las alumnas que participó en las primeras entregas, contó que la gente los recibió con mucha alegría, aunque confesó que al principio costó la interacción con los comensales. “Algunas personas estaban sorprendidas y no entendían qué pasaba. Pero cuando les contamos sobre nuestra carrera y a qué veníamos, tomaron otra postura y cambiaron la actitud. Les aclaramos que traíamos alimentos sin TACC, que en esa ocasión fueron las barritas de cereal, y que tenía azúcar por lo que les preguntábamos si eran diabéticos para saber si darles o no”, recordó.

También comentó que ella es una de las tantas personas que ya recibió su vacuna y conoce de cerca lo que experimentan quienes deben pasar por el operativo sanitario. “Para todos los que hemos vivido esto, sabemos que es una etapa en la que se sienten muchas cosas. Si bien estás contenta por el hecho de que es algo para evitar un mal mayor, tenés un poco de miedo. Yo creo que nuestra presencia les gustó mucho y eso nos pone muy felices. Para nosotros es un orgullo porque es llevarle una cuota de optimismo, de cariño y de dulzura a toda la comunidad que lo necesita”, expresó.

La acción que llevan adelante los integrantes de la universidad no solo tiene un fin social, sino que también les permite poder mostrar sus productos. “A veces es complicado recibir una devolución, en nuestro caso porque las pruebas las hacemos entre nosotros o los alumnos con sus familiares, incluso hay quienes ya tienen su emprendimiento. Pero cuando lo presentás ante personas reales y a la vez hacés una colaboración, es un gran desafío y los estudiantes lo han logrado con mucho orgullo”, destacó Daniel Fernández, uno de los instructores de cocina.

Antes de exhibir sus creaciones tuvieron en cuenta todas las medidas de seguridad e higiene, especialmente. “Nos tuvimos que asesorar con el tema del embalaje también porque teniendo en cuenta este contexto sanitario, hay que hacer hincapié en otros aspectos. Asimismo, como se trata de comida, debemos tener todo en regla. Los instructores y auxiliares cuentan con libretas sanitarias, son los que supervisan todo y bajo su responsabilidad se controlan los alimentos. Por ahí surgen ideas que son lindas, pero no se ajustan con algo, sobre todo en tiempos en que hay que ser muy cuidadosos, en cómo se toman las bandejas, cómo se envuelven las cosas, entre otros aspectos”, remarcó Moyetta.

La universidad no solo hace sus aportes culinarios en esta campaña, sino que además de brindar el espacio donde montan el operativo sanitario, los alumnos y alumnas del curso de Confeccionista a Medida hicieron indumentaria para el personal de salud. Y continúan aportando su granito de arena.