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Otro triunfo de San Martín

Los pasos que siguió el general para su última liberación americana.

Por Guillermo Genini
| 26 de julio de 2021

Apocos días de la celebración del Bicentenario de la Independencia del Perú, producida el 23 de julio de 1821, cabe recordar la estrategia que desplegó José de San Martín desde su llegada hasta su entrada triunfal en Lima, el 10 de julio.

 

La Expedición Libertadora al Perú partió del puerto de Valparaíso el 20 de agosto de 1820 con alrededor de 4.000 hombres que formaban el Ejército Unido, que combinaba cuerpos militares del Río de la Plata y de Chile. Si bien la navegación se realizó sin problemas, el cuerpo expedicionario era insuficiente para enfrentar el poderío realista que tenía en el Perú sus más activos recursos y a los mejores generales. Para evitar un enfrentamiento directo, lo que significaría una derrota segura, San Martín ideó una estrategia que combinaba acción militar, negociaciones políticas y apoyo popular.

 

Desembarcó en Huaura y estableció allí el campamento de su ejército en noviembre de 1820. El valle de Huaura, ubicado 120 kilómetros al norte de Lima, le permitía cumplir una serie de objetivos estratégicos: su presencia representaba una amenaza militar sobre una Lima intimidada, podía establecer un contacto fluido con el norte del Perú y eventualmente con las tropas de Simón Bolívar que avanzaban hacia el sur.

 

El rico y fértil valle poseía pasturas para alimentar a las cabalgaduras, frutas y cereales para las tropas y aseguraba un abastecimiento de agua. Sin embargo, pese a la bondad del clima, las tropas comenzaron a padecer problemas de salud que disminuyeron su capacidad de combate. San Martín enfermó de “fiebre terciaria” como se la llamaba a comienzos del siglo XIX al paludismo o malaria, mal endémico en las costas peruanas.

 

A fin de evitar un ataque realista y sostener su presencia en el interior del Perú, San Martín envió al general José Antonio Álvarez de Arenales con una división de 1.200 hombres a la denominada Campaña de la Sierra. Tenía la misión de propagar la Revolución en las poblaciones andinas ubicadas al este de Lima, algo que cumplió su cometido. Si bien debió combatir en numerosas ocasiones pudo llegar a Huaura tras tres meses de campaña, en enero de 1821.

 

Simultáneamente, la flota expedicionaria al mando del almirante Thomas Cochrane en la que se había embarcado el Ejército Unido en Valparaíso inició el bloqueo del puerto de El Callao, principal base naval de los realistas en el Pacífico. En este puerto Cochrane había protagonizado un acto de arrojo al capturar el buque de guerra Esmeralda, el 4 de noviembre de 1820. La fragata Esmeralda era el navío más importante que tenían los españoles en El Callao y su captura significó una disminución de su capacidad naval.

 

Estas acciones de presión militar le permitieron a San Martín respaldar sus maniobras políticas y de propaganda. Antes del desembarco en Huaura, el virrey del Perú, Joaquín de la Pezuela, había solicitado el inicio de conversaciones con San Martín. Este encuentro se concretó en Miraflores, en las cercanías de Lima. Si bien estas conferencias realizadas por emisarios resultaron infructuosas, le sirvieron a San Martín para comprender las diferencias que había en el bando realista entre el virrey y algunos generales españoles. A fin de sacar provecho de estas diferencias, San Martín envió delegados y espías que llevaban y traían información, muchas veces falsa para confundir al enemigo y en otras ocasiones destinada a ganarse tropas o jefes realistas para el bando independentista.

 

La situación del Pezuela era delicada pues había perdido la confianza de varios de los oficiales bajo su mando, producto lejano de los sucesos de España, en donde el general Rafael Riego se había sublevado contra el Rey Fernando VII y lo había obligado a reconocer la Constitución de Cádiz de 1812. A raíz de profundas diferencias, los generales españoles depusieron al virrey, por medio del Pronunciamiento de Aznapuquio, el 29 de enero de 1821. En su lugar nombraron al general José de la Serna, antiguo camarada de armas de San Martín.

 

En una de sus encendidas proclamas a abrazar la causa de la Independencia, el Libertador San Martín entró en contacto con el Batallón de Numancia que estaba vigilando el Campamento de Huaura. Varios oficiales americanos de ese batallón estaban dispuestos a pasar de bando. Para concretar esta maniobra envió un pequeño grupo de Granaderos entre los que se encontraba el Teniente Juan Pascual Pringles. Pese a que la misión debía ser discreta, el puntano y 20 granaderos fueron sorprendidos por tropas realistas muy superiores en número. Así el 27 de noviembre de 1820 se produjo el Combate de Pescadores, en el que Pringles se cubrió de gloria pese a la derrota y captura. A pesar de este contratiempo, pronto las acciones de San Martín tuvieron grandes éxitos.

 

Pocos días después de Pescadores, el Regimiento de Numancia se pasó del bando realista al Ejército Libertador. Era un cuerpo veterano de mil soldados originario de Venezuela, reforzado con tropas peruanas. Este crucial acontecimiento le permitió a San Martín aumentar su fuerza y la presión sobre Lima.

 

Los ocho meses que San Martín permaneció en Huaura no fueron inactivos. Mantenía una intensa correspondencia con Martín Miguel de Güemes en Salta, a fin que continuara con sus acciones sobre el Alto Perú, o con el gobierno de O’Higgins en Chile. También estaba en contacto secreto con autoridades realistas, como el gobernador intendente de Trujillo, José Bernardo Torre Tagle. Este acordó adherir a la causa libertadora y proclamó sorpresivamente la independencia de Trujillo el 29 de diciembre de 1820. Este cambio fue trascendental para el proceso emancipador en el Perú porque, sin necesidad de combatir, San Martín ganó para la causa independentista una extensa región del norte del virreinato peruano. Desde entonces, y ya con la retaguardia cubierta, sus esfuerzos se dirigieron a la toma de Lima.

 

La situación en la capital era confusa y reinaba el desánimo. Los militares que habían depuesto al virrey debatían las alternativas a seguir. Descartaban un inminente ataque del Ejército Libertador sobre Lima y el temor de la población era creciente. De la Serna temía quedar encerrado en la ciudad y preparó el traslado de sus tropas a Cuzco, que se convertiría provisoriamente en capital virreinal. Mientras tanto San Martín, conocedor de su posición dominante, promulgó el 12 de febrero de 1821 en Huaura el Reglamento Provisorio, primer instrumento gubernativo del Perú independiente en vista a la pronta responsabilidad de gobierno que debería asumir.

 

Contando con mayor apoyo político y militar, San Martín logró cerrar el cerco sobre Lima, redujo su abastecimiento de alimentos, lo que provocó un endurecimiento de la situación de la población. En abril se reunió con los enviados de De la Serna, acordó un armisticio y aceptó entablar conversaciones directas. Así, el 2 de junio de 1821, en la Hacienda Punchauca, se reunieron el virrey De la Serna y San Martín. Allí se propuso la proclamación de la Independencia del Perú y la instalación de un gobierno presidido por De la Serna o por un príncipe español.

 

Estas propuestas fueron rechazadas por lo que ante el fracaso de las negociaciones y en medio de una situación crítica, el virrey abandonó Lima y marchó con sus tropas al Cuzco el 5 de julio. Las autoridades limeñas, temerosas de los desastres que preveían, solicitaron la presencia de San Martín, quien entró triunfante el 10 de julio de 1821 en la ciudad de los virreyes, sin necesidad de producir un derramamiento de sangre.

 

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