La crisis climática permanece como la mayor amenaza a largo plazo que enfrenta la humanidad, de acuerdo al Informe de Riesgos Mundiales 2022 del Foro Económico Mundial que sesiona anualmente en la ciudad de Davos, Suiza.
Mientras el mundo entra en el tercer año de la pandemia de COVID-19, una encuesta del foro sobre riesgos globales mantuvo que “el fracaso de la acción climática” es el riesgo número uno, con el impacto potencial más grave durante la próxima década.
La encuesta, a casi 1.000 líderes empresariales, gubernamentales y académicos, así como el informe, preceden a la reunión del foro en Davos, que suele realizarse cada febrero, aunque la edición de 2022 fue aplazada para mediados de año por el avance de la variante ómicron, sobre todo en territorio europeo.
Las condiciones meteorológicas extremas debidas al cambio climático figuran como el segundo riesgo grave, a corto plazo, y la pérdida de biodiversidad ocupa el tercer lugar, destacó la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (Cmnucc), al difundir el informe.
El trabajo insta a los líderes mundiales a reunirse y adoptar una respuesta coordinada para garantizar la transición a economías que reduzcan las emisiones de carbono, por su impacto sobre el calentamiento global.
Los planes actuales siguen sin alcanzar el objetivo del Acuerdo de París, de limitar el aumento de la temperatura mundial a 1,5 grado centígrado por encima de los niveles preindustriales, antes de 1900.
También será necesario que antes de fin siglo, la temperatura global no sobrepase los dos grados centígrados sobre el nivel preindustrial, pero el mundo se dirige hacia un calentamiento de 2,4 grados e incluso los escenarios más optimistas solo alcanzan a 1,8 grado centígrado, con la constante emisión de gases de efecto invernadero.
Los gobiernos deben presentar planes climáticos más ambiciosos y adoptar medidas inmediatas, tangibles y eficaces. Como ejemplo, establecer un precio efectivo del carbono será un paso importante para conducir a las empresas hacia la reducción de las emisiones.
Los encuestados notaron que los riesgos sociales y ambientales han empeorado más desde el comienzo de la pandemia, con “erosión de la cohesión social”, “crisis de los medios de subsistencia” y “deterioro de la salud mental” entre los más destacados al vislumbrar los efectos en el corto plazo.
En el mediano plazo aparecen los riesgos económicos, como las “crisis de deuda” y el “estallido de la burbuja de activos”, mientras que en el horizonte de largo plazo, junto a la crisis climática, incluyeron “las confrontaciones geoeconómicas”, la “controversia de recursos geopolíticos” y la “falla de seguridad cibernética”.
Existe coincidencia en que el estancamiento económico persiste como un desafío más al paso de la COVID-19 y el temor es que aún hacia 2024 la economía global será al menos 2,3% más pequeña de lo que hubiera sido sin la pandemia, que sigue sofocando la capacidad de los países para controlar el virus y facilitar una recuperación sostenible.
Por último, los encuestados mencionaron el aumento de la actividad espacial, pública y privada, incluida una creciente militarización del espacio.
El futuro será posible solo si el planeta es recuperado y preservado, con la plenitud de sus recursos.
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