El furor de querer prohibir por prohibir

No se puede negar que la utilización del lenguaje inclusivo es un tema que enciende pasiones. De un lado están quienes consideran que esta forma de hablar y escribir es una expresión de libertad y contempla a las diversidades. Por el otro, se encuentran quienes aseguran que representa una deformación arbitraria del idioma español. Cada lector tendrá su postura y está bien que así sea.

Uno de quienes se encolumnan en el último grupo es el diputado provincial del bloque Unidos por San Luis, “Charly” Pereira, quien propone un proyecto de ley para prohibir el uso del lenguaje inclusivo en las escuelas puntanas, en todos los niveles y tanto en las de gestión pública como privada. La norma apunta a un “uso exclusivo” del idioma español “con sus normas gramaticales y lineamientos oficiales”.

Pereira aseguró en la última semana a medios locales que la introducción de signos arbitrarios como la @, la X y la E ha entorpecido el proceso de enseñanza en las escuelas. El legislador tiene su postura y está bien que así sea.

Ahora bien, la norma que impulsa el diputado provincial corre un alto riesgo de dar un paso en falso. El Ministerio de Educación de San Luis adopta en este asunto una posición simple y democrática: no hay restricción ni tampoco obligación. Por ende, resulta como mínimo contradictorio prohibir algo que no se encuentra instituido.

Además, el trasfondo del proyecto, que imita una decisión adoptada por el gobierno de Buenos Aires, refleja un espíritu de prohibir por prohibir. Más allá de los argumentos, todos atendibles, no se puede negar que el lenguaje inclusivo existe y hay gente que quiere usarlo. Por eso, la norma para censurarlo puede ser discriminatoria y vulnerar la libertad de expresión.