Roxana Colque llegó a su casa 18 días después de la tragedia en Mendoza

El día más esperado por Roxana Colque llegó: ayer pudo dejar el Hospital San Luis y llegar a su casa del barrio Vial Provincial luego de sobrevivir a la tragedia que se produjo en Mendoza sobre la ruta 7, a la altura de San Martín. Aquel viernes 7 de febrero un camión conducido por el chofer brasileño Mariano Genesio recorrió al menos 12 kilómetros en contramano por la autovía y embistió al colectivo de la empresa Mercobus donde viajaba Roxana junto a otros 29 pasajeros: 16 fallecieron (4 eran de San Luis) y 14 quedaron heridos.

"Lo primero que quiero hacer cuando llegue a casa es estar con mi hija".

“Fueron nueve días los que estuve internada en el hospital y la evolución fue rápida, según me dijo el médico. El sábado (15 de febrero) cuando llegué no me podía ni mover. Ahora ya me pude levantar de la cama y caminar dos pasos con ayuda de la enfermera. Por eso, me dijo que me daba el alta para volver a casa”, contó Roxana.

La mujer de 36 años sufrió una lesión en la columna dorso lumbar por un traumatismo que le provocó fisuras en las vértebras transversas y en la apófisis espinosa. Dijo que sintió mucha alegría cuando vio que podía volver a caminar porque se estuvo preparando todos estos días sentándose en la orilla de la cama y ya tenía ganas de pararse y mover las piernas. "Fue como correr una maratón, además tenía los talones duros (sonrió). Es como empezar de nuevo, pero estoy feliz porque estoy en mi casa para acompañar a mi hija que mañana vuelve a clases”. 

Confirmó que todavía tiene puesta la faja que le hicieron en el Hospital Perrupatto de San Martín y que “por un buen tiempo la tendré que usar porque es la única forma que tengo de poder caminar por ahora”. Contó que el doctor Elvio Cejas, jefe del Servicio de Neurocirugía, le dijo que “la fisura de a poco se soldará y todo volverá a su lugar, porque esa es una zona que no se opera. Con medicación, un buen reposo y una dieta estricta podré volver a caminar”.

Cuando esté en su casa, junto a su hija Nayib y su marido Marcelo Cruz, el médico le recomendó que se siente en un sillón cómodo para que no estar tanto tiempo en cama: “Voy a moverme y podré ir al baño sola que es algo que todavía no pude hacer mientras estuve internada”. Aunque lo primero que quiere hacer cuando llegue, “es estar con mi hija que la he visto poco desde que sucedió todo esto. El domingo estuvo conmigo una hora y cuando se fue estaba llorando porque dice que me extraña. Se fue triste, pobrecita. Encima la visita es tan corta y uno quiere hacer tantas cosas”.   

Contó que durante su estadía en el hospital la visitaron vecinos, amigos, su madre Gladys Margarita y su suegra, Norma Mallón: “Me vinieron a ver muchos vecinos, ese fue un gesto que me encantó”. Y el martes de la semana pasada, justo cuando fue su cumpleaños, dijo que “unos minutos antes de las doce de la noche vinieron unas amigas y me trajeron pizzas y gaseosas para festejar. Pero fue apenas un ratito porque esa sala es de cuidados intensivos y la gente que está internada tiene que descansar”.

Roxana reconoció que ese gesto le levantó un poco el ánimo porque “pasó mucho tiempo desde el accidente y es muy difícil estar ahí mucho tiempo solo. Pero cuando vino mi hija con sus cuadernos nos pusimos a forrarlos, que es una actividad que me encanta, para que tenga todo listo y mañana empiece la escuela contenta”.

La última sobreviviente puntana de esa tragedia viajaba en el asiento 33 del piso superior del colectivo y logró salir gracias a la ayuda de otro puntano, Fabricio Camargo, quien pudo romper una de las ventanas. Pasó ocho días internada en San Martín y luego fue trasladada hasta San Luis.