La burlanda, un potente alimento

La burlanda húmeda debuta el mes próximo en el mercado puntano con una interesante propuesta: buscará posicionarse en la provincia como una potente alternativa proteica para la dieta animal, a un precio tentador. A su vez, este subproducto relativamente nuevo en la Argentina, estará al alcance de los productores locales debido a que es el remanente que queda del proceso de destilación de maíz para la obtención de bioetanol, que llevará adelante Diaser en Villa Mercedes.
Existen dos versiones: la burlanda seca (DDGS) y húmeda (WDGS, que por sus siglas en inglés significa granos de destilería húmedos) que es la que empezará a comercializarse a partir del 15 de abril. “Esta última es mejor porque conserva la estructura de la proteína, que se daña cuando se seca para que tenga capacidad de exportación”, aseguró Horacio Fernández, uno de los dueños de Lasna & Ferdez, la empresa encargada de la comercialización. 

Cuesta un 30% del valor del maíz pero tiene una alta calidad proteica que aumenta los litros de leche y kilos de carne.

Si bien en Estados Unidos desde hace más de una década que es utilizada, en nuestro país tiene pocos años de experiencia. Recién a partir de 2006, la Ley 26.093 de Biocombustibles que prevé un corte de todas las naftas de un 10% de bioetanol, creó la demanda de este tipo de energía en el país. Las primeras plantas tuvieron su base en la caña de azúcar, pero recién en 2012 empezaron a instalarse las primeras plantas a base de maíz. Eso explica por qué la burlanda es un subproducto que recién ahora empieza a tener más resonancia.
Y su entrada en la provincia dará mucho que hablar, sobre todo por su gran valor nutricional: al ser un concentrado de maíz cuenta con un 31% de proteína by pass, 14% de EE, 3,2 mcal/h con una alta calidad y digestibilidad proteica (alrededor del 90%), de muy buena palatabilidad. A esto hay que agregarle que durante el proceso de fermentación se le extrae todo el almidón del grano de maíz, por lo que tiene muy bajo nivel de acidosis, algo que contribuye a aumentar la producción. Es decir que aporta mucha proteína, gran cantidad de energía, con algo de grasa y poca fibra. 

Por eso, comenzará a competir con otros componentes “porque su precio está por debajo de los sustitutos proteicos, como el expeller de soja o pellet de girasol, o de silo de maíz y a su vez, su uso se ve reflejado en un incremento en litros de leche o en conversión de kilos de carne, según el negocio”, indicó el distribuidor.
Además, este sustituto es capaz de potenciar la producción de tambos y feedlots con una diferencia sustancial que es el precio: “Cuesta un 30% del precio promedio del maíz del mes anterior publicado en la Bolsa de Rosario”, aseguró Fernández. A esto hay que agregarle el IVA y el flete, aunque el transporte en este caso tampoco es restrictivo. “Comercializamos la burlanda húmeda en varias provincias, con una distancia desde la planta de hasta 450 kilómetros”, dijo, al tiempo que aclaró que su idea es establecer vínculos con los productores de la zona para vender lo “más que se pueda en la provincia”.  “Trabajamos las 24 horas de los 365 días del año, estamos en marcha permanente y tenemos costos competitivos”, comentó. 
“Esto baja costos en la dieta de tambos, feedlots y granjas porcinas. Si bien la burlanda en Argentina tiene un poco más de un año, este alimento está totalmente probado en Estados Unidos donde existen más de 200 plantas. Y lo que vemos es que en nuestro país está teniendo muy buen resultado en tambos, porque disminuye el costo de la dieta pero incrementa la producción de leche; y lo mismo sucede en feedlot, con una disminución en el costo de la dieta y un incremento en la conversión de carne”, afirmó el empresario.
La inclusión en la dieta dependerá del tipo de actividad: para tambos será de hasta un 25% (hasta 14 kg por vaca por día) y hasta un 40% en base seca en feedlots. Y ahí aparecen dos limitantes: la primera es que está recomendada para planteles que cuenten con más de 350 animales en encierre o 130 vacas de tambo, y la segunda es el almacenamiento, “porque la vida útil del producto es de 12 días en verano y 15 en invierno”. Embolsado puede durar hasta cinco meses, y la burlanda seca dura hasta 8, pero pasados esos tiempos empieza a correr el riesgo de que aparezcan micotoxinas por la humedad de la pasta. 
Más allá de esto, y aunque las ventajas pesen más que los inconvenientes, las posibilidades de acceso a este subproducto estarán reducidas ya que según dijo Horacio Fernández tienen un cupo limitado de clientes. Así, invitó a aquellos interesados a contactarse por teléfono al 03468-15537100 o entrar a la página web lasnayferdez.com.ar. Tienen distintas modalidades de pago, con plazo de 30 a 60 días y con la opción de canje. 
Exprimir el maíz
En óptimas condiciones, a la planta de Diaser entrarán 640 toneladas de maíz para producir 250 metros cúbicos de bioetanol diarios. A su vez, el proceso de extracción dejará 600 toneladas de burlanda, por lo que piensan despachar 180 camiones por día y 190 toneladas de CO2, que algunas empresas lo filtran, lo comprimen y lo utilizan para bebidas con gas y alimentos congelados. Para todo esto, cuentan con un plantel de 60 empleados. Además, estará en funcionamiento las 24 horas del día, 320 días al año. 
Pero para que todo esto suceda, los granos son sometidos a todo un proceso industrial. Los pasos son simples. En principio, se necesita una buena molienda para que ni bien entre el cereal se lo someta a una fermentación de entre 36-37 grados durante 50 horas. Luego viene la destilación, que separa la torta de granos y el alcohol, que todavía tiene sólidos concentrados, a los que hay que separar para que vuelvan a la torta. Ese jarabe se extrae y regresa a la torta con todas sus proteínas y vitaminas para formar la burlanda. Por otro lado, ese alcohol hidratado está en grado 96 así que sigue otras etapas ya que el que se debe entregar para el corte es el anhidro (etanol grado 99,5, o sea que posee 0,5% de agua). 
Este proyecto de Agregado de Valor en Origen hace que los granos producidos en San Luis sean transformados dentro de la provincia, con mano de obra local para producir así energía y alimentos genuinos. Será un motor que generará trabajo y que estimulará la creación de nuevos servicios relacionados a estos productos. 
Además ofrecerá a los productores un nuevo negocio con más oportunidades, sobre todo  porque esquiva los gastos de traslado del cereal a otras provincias, con un promedio de más de 500 kilómetros en caso de que tenga como destino el puerto de Rosario o Bahía Blanca.  
“En Estados Unidos las plantas de bioetanol y sus subproductos han cambiado la economía de los ganaderos y de los agricultores, porque es uno de los proyectos que más valor agregado genera porque transforma al grano en energía renovable y genera, a su vez, un excelente alimento para la ganadería”, indicó Fernández. 
Y en San Luis esto podría replicarse, ya que por un lado el maíz es uno de los cultivos que junto con la soja cubren en 90% de la superficie cultivable, y por el otro la planta de bioetanol optimiza las bondades de la planta de maíz. Es decir, es un proyecto sustentable que aprovecha esta planta al máximo, que no desperdicia ni un gramo, que aporta soluciones viables al problema energético, que genera alimentos y que en ese camino de transformación despierta un nuevo circuito económico que beneficiará al campo puntano.