El Juve pecó sobre el final y se volvió con las manos vacías

Jugó su mejor partido. Hizo todo para sumar un punto y tal vez, sólo tal vez, tuvo la posibilidad de llevarse tres. En Tandil, cuando ya el cronómetro marcaba el segundo minuto adicional, Juventud cayó ante Santamarina por 1-0 y se volvió a San Luis con las manos vacías.

El partido tuvo de todo; típico de una final anticipada. En el Estadio Municipal, donde el aurinegro hizo de local, se enfrentaron los dos mejores equipos del campeonato, y gracias al olfato goleador de Ángel Prudencio, el local sumó tres puntos vitales que lo vuelven a vestir cómo el favorito a quedarse con el ascenso al Nacional B.

A jugar: Santamarina comenzó mejor. Con la inteligencia de Diego Bucci y la velocidad de Juan Gáspari, llevó de a ratos, peligro al arco que defendió Laureano Tombolini.

Después de los primeros veinte minutos, Juventud se sintió más cómodo en el campo, Patricio Landa Garza comenzó, de a poco, a vestirse de conductor, y con grandes desbordes de Juan Aguirre y Matías Garrido, el auriazul generó sus jugadas más claras.

La mejor en la primera mitad fue a los 23’, cuando Aguirre solo frente al arquero (aunque algo incómodo), remató con su pierna menos hábil y la pelota salió apenas desviada. Para el local, la mejor fue a los 27’ cuando Emanuel Giménez estrelló su disparo en el palo izquierdo de Tombolini.

En el complemento, Juventud con un hombre menos (a los 36’ Garrido vio la roja directa por una dura entrada a Gáspari) se resguardó en su campo a la espera de una efectiva contra que lo pusiera en ventaja.

A los 6’ del segundo tiempo, el trámite se igualó (Emanuel Giménez recibió su segunda amarilla y dejó 10 vs. 10) y Juventud se adelantó en el campo.

El partido fue intenso. De ida y vuelta hasta el final. Los dos lo tenían para ganar pero sólo Santamarina se fue festejando del estadio, porque a los 47’, cuando ya casi no había tiempo para más, Ángel Prudencio, que había ingresado tan sólo 5’ atrás, recibió una pelota en soledad y selló la historia.

Juventud se fue con las manos vacías, pero con la tranquilidad de saber que jugando así, es más lo que se va a ganar que lo que se va a perder.