Rubio recordó la noche en la que asesinaron a Bodo

La declaración como testigo del vocal del Tribunal Superior, Florencio Rubio, aportó detalles importantes en la causa del asesinato del abogado Dante Bodo, quien fuera ultimado en la puerta de su casa de Villa Mercedes en abril de 1976 y que integra el segundo juicio por crímenes de lesa humanidad cometidos en San Luis durante la última dictadura cívico militar. El vocal del máximo Tribunal fue convocado como testigo porque en el primer juicio que se realizó en 2007 había prestado declaración, igual que el presidente de la Corte provincial, Omar Uría. 

"Fue más de un disparo, era un arma de repetición. Y también sentí ruido de auto sin escape"

Los jueces del Tribunal Oral Criminal Federal, Marcelo Alvero, Héctor Cortés y Oscar Hergott, le tomaron declaración a Rubio durante una hora donde brindó detalles sobre la noche que mataron a Bodo, su propia detención y cuál era la situación que se vivía en Villa Mercedes en esos años. Primero contó que Luisa, la esposa de Bodo, le avisó por teléfono del asesinato y que unos minutos antes había escuchado sonidos de detonaciones de armas: “Fue más de un disparo, era un arma de repetición. Y también sentí ruidos de auto sin escape”, dijo.

Enseguida se produjo el momento emotivo de su declaración porque Rubio se quebró cuando los fiscales Cristian Rachid y Mónica Spagnuolo le preguntaron sobre lo que recordaba de aquella noche en la que mataron a su amigo: “En ese momento no pude ir hasta su casa para verlo, después de tomar algunas medidas de seguridad con mi familia sí pude ir al velatorio. En un segundo había desaparecido mi amigo. Estaba mal, estaba mal”. También recordó que tanto él como Bodo estaban amenazados y se sentían inseguros en aquel tiempo en Villa Mercedes.

Rubio fue detenido en su casa el 26 de marzo de 1976 alrededor de las 3 de la mañana. Contó que  su esposa estaba internada porque dos días después tuvo a su tercer hijo, por lo que en ese momento no se encontraba en la casa. En cambio sí estaba su padre, que fue quien se quedó a cuidar a las dos nenas del matrimonio. “Primero me llevaron a la Regional Villa Mercedes durante 2 o 3 días, donde el trato fue correcto. Después me trasladaron al edificio de la Policía Federal en San Luis. Ahí estuve varios días y vi a unos 40 presos más, entre ellos reconocí a Echandía y Luco”. Confirmó que algunos habían sido torturados porque ellos mismos se lo dijeron y otros estaban muy lastimados.

En el despacho del jefe policial, que el juez recordó que era de apellido Demaría, primero le quitaron los anteojos y debido a su miopía le costó reconocer sus rostros. Pero aseguró ver a algunos con uniformes del Ejército. En esa oficina lo golpearon cuando “me mostraron unas carátulas de expedientes y varios papeles que pretendían que los reconociera como de mi propiedad, pero no lo hice”, señaló. Unos 12 días más tarde fue liberado y volvió a Villa Mercedes bajo un régimen de libertad controlada que tenía que respetar todas las semanas yendo a la guardia de la Regional (Ayacucho y Belgrano) a firmar un libro. Le prohibieron ejercer el Derecho Laboral, su especialidad, y cada vez que quería viajar debía pedirle autorización a Nelson Godoy, el oficial de la Fuerza Aérea que era el subjefe de esa repartición.