Lanzan el Plan Sanitario Apícola en todo el territorio puntano

Albert Eistein dijo una vez que si “la abeja desapareciera del planeta, al hombre sólo le quedarían 4 años de vida”. Una frase audaz que reclama atención, sobre todo por la baja poblacional de enjambres que empezó hace unos años por distintos motivos y que prendió la alerta en Estados Unidos, la Unión Europea y otras regiones del planeta. San Luis no quedó fuera de este efecto dominó. Así, este año, el Ministerio del Campo junto con el asesoramiento del Consejo Apícola provincial lanzó el Plan Sanitario Apícola para la preservación y estímulo de la actividad en todo el territorio puntano.  Este proyecto busca generar una barrera sanitaria contra una de las enfermedades que arrasa con las colmenas, que tiene un efecto de contagio devastador y que es el principal flagelo de las colonias: la varroasis. Este es el primer escalón de una serie de acciones por realizar y del largo camino que queda por recorrer. El esfuerzo y la ambición son grandes, pero la meta no es imposible.
En principio trataron de establecer las bases: contabilizar a los productores que estaban en actividad, sus colmenas y el estado sanitario en el que estaban.
Junto con el Senasa, empezaron a hacer los primeros monitoreos a campo de las colonias de los apicultores registrados o que pertenecían a algunas de las organizaciones que conforman el Consejo, que son: la Cooperativa Apícola Río Quinto, la Cooperativa Apícola Sanluiseña, la Cooperativa Apícola del Norte, la Asociación Apícola de Balde de Escudero y la Asociación Apícola del Valle del Conlara. Esta información les permitió tener un análisis minucioso de la situación y armar el programa de acción.
Así fueron al siguiente nivel y hace poco más de diez días, la cartera que dirige Felipe Tomasevich, destinó 225 mil pesos en productos para su control que serán distribuidos de forma gratuita entre los apicultores que integran cualquiera de estas asociaciones. De ese total, 185 mil fueron para los medicamentos sintéticos para aplicar después de la cosecha, que ya empezó en varias zonas, y a los 45 días cuando termine el efecto de residuidad van a aplicar el orgánico para el que asignaron 40 mil pesos. Cada productor podrá reclamar hasta 350 dosis, de ese tope hacia abajo según la cantidad de colmenas que tenga.

El Consejo está formado por las tres cooperativas y las dos asociaciones apícolas de distintas zonas de la provincia, el Senasa, el INTI, la UNSL, la ULP y la Subsecretaría de Agricultura Familiar de la Nación.

“La estrategia fue pensada para que con la sintética, eliminemos todo hasta el final del periodo de propagación de la varroa y después si quedó alguna cepa o quedaron algunos que ya tienen resistencia hacemos un repaso con el orgánico”, aseguró uno de los miembros de la Cooperativa Apícola Sanluiseña, Gustavo Mondino.
Es que este ácaro, que pertenece a las familias de las garrapatas, afecta a las abejas en todas la fases de su vida, por eso se necesitan de los dos tipos de drogas. “La sintética trabaja a través de dispositivos de liberación lenta que van provocando ese efecto de repelencia y van matando a la varroa. A su vez puede llegar a la celda de la cría operculada y exterminar la enfermedad sin dañar a la abeja”, algo que no puede hacer la orgánica porque trabaja por contacto, no tiene llegada a las celdas y se aplica directamente en los marcos. Por eso hay que saber usar cada tipo de medicación según las etapas en las que esté la colmena.
A su vez, la varroa es vector para que otros “oportunistas” ataquen la colmena en sus momentos de debilidad.  Pero eso no es todo, porque también “tiene una alta tasa de reproducción y tiene mucha facilidad de desarrollar resistencia a las drogas que tenemos en el mercado”.
Según dijo, la Argentina contaba con cuatro sintéticas para atacarla en la etapa en la que las abejas tienen cría, y “dos o tres” orgánicas para la adultez. Dos de esas tenían excelentes resultados pero por el abuso o el mal uso por parte de los apicultores hizo que este parásito  genere resistencia. Así perdieron dos “valiosísimas herramientas”. 

“Por eso hacemos mucho hincapié en los monitoreos, para aplicar los preparados de manera justa y en el momento adecuado para evitar que esto suceda”, precisó y agregó que es otro motivo por el cual los dueños de las colonias no deben quedarse tranquilos con la primera dosis, y recomendó volver a analizar la colmena después de la aplicación, “ya que muchas veces hace falta una segunda dosis con la misma droga o con otras que complementen el tratamiento”. “Hay que estar muy atentos porque hemos visto casos en los que aniquiló el 80 por ciento de la población en una temporada. Esto depende de las condiciones climáticas y otros factores, pero sus efectos, si no se trata, son devastadores”, afirmó Mondino.
De ahí que, desde que firmaron la entrega de los químicos, rápidamente los productores que ya habían cosechado  empezaron a colocarlos. Los que todavía no comienzan a levantar la miel tendrán que esperar porque como son drogas que tienen cierto grado de toxicidad deben aplicarse en otoño-invierno, cuando la colmena está en descanso y no produce miel.
Una política integradora
Más allá de que este Plan Sanitario Apícola trate de mantener controladas las enfermedades y “blindar” a la provincia contra los ataques que puedan llegar de afuera, el Ministerio del Campo y el Consejo quieren que los beneficios de este proyecto lleguen a todos los productores que se dedican a esta actividad.
Para eso llevaron adelante dos acciones: por un lado abrieron la posibilidad de inscripción y renovación del RENAPA on line, un trámite gratuito que a partir de ahora podrá hacerse sin la necesidad de que el apicultor tenga que ir hasta las oficinas de Terrazas del Portezuelo (aunque también tendrán que tener al día el RENSPA). Y por el otro, sólo serán favorecidos aquellos que pertenezcan a alguna agrupación.
“Aquellos productores que no pertenezcan a ninguna asociación pueden acercarse a las organizaciones existentes, registrarse y empezar a ser beneficiarios de las medidas adoptadas”, precisó el presidente del Consejo y encargado del área de Sanidad Vegetal del Ministerio, Emiliano Savoretti. Incluso para los que quieran formar su propio grupo, “pueden acercarse al Ministerio en donde recibirán ayuda y asesoramiento sobre cooperativismo”, detalló.
Cada sociedad elegirá un representante que formará parte del Consejo. Así, cada productor  estará representado en la mesa de la que salgan las políticas para el sector, es decir, podrá tener voz y voto en el Consejo y participar de esta forma de las medidas provinciales que se aprueben.
Con esto buscan que cada vez más apicultores se sumen a las organizaciones. “Esto nos permitirá evitar que trabajen aislados. A su vez, como tendrán la obligación de actualizar su estado en el RENAPA nos ayudará a tener datos más precisos sobre la actividad y generar acciones acordes a la realidad del sector”, concluyó.
Una mirada macroscópica
La Argentina es el segundo exportador de miel a nivel mundial con 64.380 toneladas que van al exterior, detrás de China, y el primero en ingreso de divisas. A su vez, es el país con mayor número de colmenas en el hemisferio sur.  Esto demuestra que el sector ocupa un lugar destacado en la  producción agropecuaria del país.
Durante los últimos años, el valor de la miel a granel, por tambor, estuvo en unos 12 pesos. Recién este año se actualizaron los valores y ahora es 25 pesos. La del país  es considerada una de las de mejor calidad en el mundo.
El crecimiento de la actividad entre los años 2000 a 2004 hizo que la apicultura se desarrollara en todo el país: durante ese período aumentó el número de apicultores y de colmenas. "Esto produjo la expansión de la producción apícola, que  básicamente estaba radicada en la pampa húmeda, a casi todas las provincias de nuestro país, no sólo por ser fuente de productos  naturales, sino también por la excelente cualidad que posee la apicultura como factor de desarrollo rural y familiar de las comunidades", explicó Diana Guillén, presidenta del Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa) a la agencia de noticias NA.
Además, traen un beneficio indirecto porque la crianza y multiplicación de abejas contribuye singularmente con la biodiversidad ambiental y con la producción de alimentos. "La FAO estima que por cada dólar de ganancia por la producción de miel, se están generando quince dólares por la acción benéfica de este insecto, durante la polinización de cultivos relacionados con la producción de alimentos", dijo un comunicado del Senasa.
En total, en todo el territorio, participan unos 25 mil productores con cerca de 3 millones de colmenas, ubicadas en las provincias que conforman la región de la pampa húmeda. Casi el 50% del total está en la provincia de Buenos Aires, otro 35% se reparte entre las provincias de Córdoba, Santa Fe, La Pampa y Entre Ríos, el 15% restante se distribuye en el territorio nacional.
Con excepción de Tierra del Fuego, todas las provincias tienen alguna participación comercial. “Además, la cadena apícola sostiene económicamente a casi 100 mil familias, entre productores y otros actores vinculados a la comercialización de estos productos e insumos, y representa una de las principales actividades para la agricultura familiar y las  economías regionales", explicó Nicolás Winter, a cargo de la Dirección de Programación Sanitaria del Senasa.
Durante 2013, los principales compradores de miel con el sello de la bandera celeste y blanca fueron: Estados Unidos 43.331 toneladas (67%); Alemania con 5.509 toneladas (8.5%); Japón con 3.493 toneladas (5.4%); Arabia Saudita con 2.164 toneladas (3.7%); Canadá con 2.058 toneladas(3.2%); Italia con 1.366 toneladas (2.12%) e Indonesia con 1.139 toneladas (1.7%).