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La madre de Rodolfo: "Para mí, mi hijo no murió, está conmigo"

Por redacción
| 29 de noviembre de 2015
Sumidas en el dolor. Blanca, la madre del efectivo (izquierda) junto a sus hijas Viviana y Gabriela.

Por momentos, se refieren a  la Policía con un tono áspero. Como si la institución, a la que pertenecía su hermano y tanto amaba, las hubiera decepcionado. Pero de a ratos, en muy delgados momentos, como los hilos de luz que consiguen filtrarse en una alcantarilla, bajan la guardia y reconocen que los colegas de Rodolfo Domínguez trabajan en el esclarecimiento de su homicidio. Pero no es suficiente. El sábado se cumplieron cinco meses del asesinato del auxiliar y, al respecto, no hay más que hipótesis. La persona que, de un momento a otro, les arrancó de su vida al nene grande de la familia, al personaje que a veces los hacía renegar y muchas veces reír, aún es un misterio.  Un enigma que a diario los ahoga en la bronca, la impotencia y el dolor incurable.

 


Gabriela, la más grande de las hermanas Domínguez, aclara que no son ellas las que hablan cuando les preguntan del tema, es el dolor y la ira. Antes de aprestarse a la entrevista que El Diario le hizo en la redacción, además de ella, su hermana Viviana y su madre Blanca, también se encaminó hasta la agencia Pedro, su padre.

 


Tenía muchas cosas que decir. Y estaba decidido a hacerlo, hasta que sus hijas y su esposa le pidieron que no lo hiciera, que las esperara en el auto porque le iba a hacer mal hablar de su hijo.

 


¿Cómo los encuentra este quinto mes que se cumplió de la muerte de Rodolfo?

 


-Blanca: cada vez peor. Son cinco meses sin verlo. Sin verlo nada más, porque lo sentimos que está acá, con nosotros.

 


-Viviana: para nosotros está acá. No es verdad todo lo que pasó.

 


-Blanca: él vivía conmigo, mi marido y Marisol, la más chica de mis hijas. Tenía su novia, pero él nunca se despegó de sus padres. Yo sabía que nunca estaba sola en la casa, porque él estaba en su piecita, durmiendo. Ahora no. Mi hija se va a la escuela, mi esposo está todo el día en el cementerio y pienso "ahora sí, estoy sola", y después me digo "no, no puede ser" porque mi hijo no está donde dicen que está. Me lo prohíbo. No lo acepto, y no lo voy a aceptar nunca porque me quitaron al único hijo varón que tenía... Me falta él. Todavía me acuerdo de lo último que me dijo: “Mamá, no te hagas problema, voy y vuelvo”. Y todavía lo estoy esperando.

 


Dijo, y se tapó la cara con las dos manos, para contener las lágrimas que ya no la dejaban hablar. Igual de hinchados están los ojos de Viviana, que no durmió en la noche de tanto llorar. Gabriela tampoco quiere que su llanto se deje ver y se coloca las gafas de sol para disimularlo.

 


-Viviana: el Día de la Madre fue tremendo. Después se accidentó mi sobrina (la hija de Gabriela). Nos pasó de todo. Y ahora se viene el cumpleaños de ella (Blanca) y las fiestas. Pero para nosotros las fiestas se terminaron. Vamos a pasarlas sin Rodolfo y el asesino festejandocomo si nada, mientras rogamos que nuestra mamá no termine más enferma. Desde hace cinco meses que cada dos por tres la tenemos internada.

 


¿Están al tanto de cómo marcha la investigación?

 


-Gabriela: sí, siempre vamos a la fiscalía o a hablar con la jueza, pero a la Policía no vamos más.

 


-Viviana: hace como dos meses que no vamos. Nos empezaron a dar vueltas. Y, al final, sentimos que ya no nos querían atender.

 


-Gabriela: sabemos que el de mi hermano, no es el único caso que tienen. Pero a veces pensamos que si, Rodolfo era policía, cómo es posible que todavía sus compañeros no saben quién lo mató.

 


-Viviana: el que lo hizo sabe disparar y tenía una 9 milímetros.

 


-Gabriela: está bien que ahora ese tipo de armas se consiguen en cualquier lado, las roban y las venden. Pero no sé, a veces creo que quieren hacer pasar esto por una cosa cuando es otra. En la Policía hay de todo, hay algunos que son muy buenos y hay otros que no. Y yo no sé quién es quién. Mientras tanto yo los miro así, de reojo.

 


¿Creen en la hipótesis que sostiene que al auxiliar lo mataron por un drama pasional?

 


-Gabriela: no, nadie mata por celos. Sólo un enfermo lo haría.

 


-Viviana: a mi hermano lo mataron y cuando llegué al lugar, a las dos de la mañana, ya estaban diciendo que lo habían asesinado por una mujer. No sé por qué en vez de decir eso, no se ponían a investigar bien.

 


-Gabriela: nos da mucha bronca que hablen de eso. Nos enferma que algunos quieran dar cátedra de fidelidad, cuando ninguno es un santo.

 


-Blanca: además, si fuera por mujeres ¿a cuántos policías tendrían que haber matado por ser mujeriegos? No, no viene por ahí la cosa.

 


-Gabriela: no sabemos quién mató a Rodolfo. Pero esperamos que la Policía cumpla sus promesas, las que nos hicieron de lo que iban a encontrar. No tenemos pensado por el momento hacer marchas. Queremos darles tiempo. Estamos en silencio, pero estamos. Así es nuestra lucha. Silenciosa y llena de dolor.

 


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