Ni llamar a la Policía ni a una ambulancia. Alberto Martínez Quiroga dijo que cuando se topó inesperadamente con el cuerpo inerte de Pedro “El Ruso” Fridel, en la casaquinta que el pampeano cuidaba en la ruta 55, lo primero que le entró fue el apuro por hacer desaparecer ese cuerpo, antes de que otros lo descubrieran y le adjudicaran a él ese crimen ajeno. Para eso llamó a su pariente Cristina del Carmen Paredes, la patrona de la víctima y la otra sospechosa del asesinato, para que le diera una mano en esa increíble cruzada para deshacerse de una persona que un desconocido había asesinado.
Lo declaró el viernes, ante el juez de Instrucción Penal N° 2, Leandro Estrada. Además de asombroso, su testimonio fue rápido y falto de detalles, sintetizó Gustavo Reviglio, el abogado de Paredes.
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