Una mujer y su hijo fueron absueltos por el homicidio de Mario “Cusa” Morales

El caso por el asesinato de “Cusa” Morales quedó sin culpables. Este jueves, el Superior Tribunal resolvió, por mayoría, absolver a los dos detenidos en la causa, una madre y su hijo, quienes estaban condenados a prisión perpetua.
El defensor, Hugo Scarso, confirmó que este mediodía liberarían a Susana Elena Ramos y a Javier Sierra, luego de que la corte provincial hizo lugar a dos recursos, uno de casación y otro de inconstitucionalidad, que había presentado para que revisara la sentencia dictada por la Cámara del Crimen de Concarán.
La máxima instancia judicial de la provincia decidió hacer lugar a los planteos y en un fallo de 3 contra 1 (Horacio Zavala Rodríguez se opuso mientras que Lilia Novillo, Oscar Gatica y Osvaldo Suriani dieron su voto positivo) resolvió absolver a Ramos y Sierra por el beneficio de la duda.
 Ambos habían sido juzgados y sentenciados por la Cámara del Crimen de Concarán por el asesinato atroz de Mario Eduardo “Cusa” Morales, a quien decapitaron y le cortaron los genitales.  Su cuerpo mutilado apareció a fines de julio de 2002 en un campo, cerca de una vivienda rural de los Sierra, que siempre sostuvieron su inocencia.
El esposo de Susana y padre de Javier, Mario Sierra, también estuvo preso poco más de dos años pero finalmente fue absuelto, también por el beneficio de la duda, ya  que no hubo pruebas que lo involucraran en el asesinato del “Cusa”.
La sospecha contra los Sierra se basó en un presunto conflicto laboral que habían tenido con la víctima fatal, quien se desempeñó en su corralón, como así también en las supuestas relaciones sexuales de Morales con Javier.
“Estoy muy emocionado, doy gracias a Dios por terminar esta locura que nunca hubiéramos tenido que vivir. Me comunicaron ayer (por el miércoles) el fallo y es algo que lo veníamos deseando hace tiempo, siempre me imaginé este momento y que se haga justicia porque nosotros somos inocentes”, dijo Mario Sierra a El Diario de la República, mientras era invadido por el llanto y la emoción por conseguir la liberación de su esposa (quien gozaba de prisión domiciliaria) y su hijo.