Un diplomado de buenas relaciones

Fueron pocas palabras, descontracturadas, en un desayuno organizado por el Centro de Investigación, Desarrollo e Innovación en la FISAL. Pero apenas una decena de minutos le bastaron al embajador australiano Noel Campbell para describir con enorme diplomacia el potencial de la Argentina en lo agroeconómico, el enclaustre en las relaciones internacionales y la cantidad de oportunidades que deja pasar el país bajo el comando del actual gobierno nacional. La contracara la puso en evidencia con su visita a San Luis, una provincia que desde el interior del territorio tejió relaciones con Australia, que con el tiempo tomaron vigor y madurez. 

“En el primer viaje volvimos con la idea de hacer el estudio de aguas subterráneas, que fue importantísimo para la construcción del San Luis moderno. Y hoy recibimos al embajador por un nuevo motivo”, aseguró  el ex diputado nacional Luis Lusquiños en las palabras de bienvenida al embajador, que llegó a la provincia para la inauguración de la Universidad de Oficios Eva Perón en Villa Mercedes, un proyecto que nació tras el segundo viaje a Australia realizado en 2013. 

El diplomático dio un discurso corto, habló de las similitudes de ambos territorios, sus riquezas y algo más. “Para mí es un desafío tratar de profundizar las relaciones. Tenemos muchas cosas en común: los dos somos países de emigrantes, tenemos sistema federal de gobierno, pertenecemos al G20 y somos socios del Tratado del Atlántico Sur. Además, somos socios naturales en 'agribusiness' (agronegocios) pero nuestras relaciones están 'undercook' (crudas)”, dijo para dejar en evidencia el interés que hay por estrechar los lazos. 

Sin embargo, con el tiempo lejos de abrir nuevos horizontes y luchar por conseguir nuevos clientes, la Argentina en lo que se refiere por lo menos a ganadería y exportación de carne vacuna se ha retirado de varios mercados y se aparta así de oportunidades. Un escenario bien conocido por el ganadero local. Mientras tanto, Australia ocupa el tercer puesto en envíos de cortes vacunos al exterior y trabaja para avanzar en nuevos lugares. Y esta diferencia el embajador la infirió con un ejemplo.

Contó que en una cena que tuvo con el jefe de los Servicios de Propaganda de China, le preguntó sobre cuáles eran los desafíos del gigante asiático en el futuro. “Pensé que me iba a hablar de lo atómico, energético y otras cosas. ¿Pero saben qué me dijo? Que el desafío de China para este milenio iba a ser la seguridad alimentaria. Y yo pensé, desafío para ustedes, una oportunidad para nosotros”.

Su pensamiento se materializó y amplió porque en 2014 firmaron un tratado de Libre Comercio con Japón, China, Corea y el sudeste asiático. “Yo pienso que las compañías argentinas deberían mirar esos mercados”, indicó con modestia, algo tan evidente como necesario. “Lo mismo con la minería, que es nuestra principal fuente de ingresos, pero me da la sensación de que en Argentina está bastante restringida”, comentó.

Y en eso, resaltó que lo interesante en las relaciones está en intercambiar experiencias, conocimientos, errores y aciertos. Como pasó en los dos viajes de comitivas de San Luis hacia Australia, de los cuales la experiencia y el caudal de información dieron como resultado dos políticas clave: el estudio de aguas subterráneas y la creación de la Universidad de Oficios.

“Me siento inspirado y orgulloso por todo lo que habló la gente del sector agropecuario, que no sólo dice lo que hace sino que hace lo que dice”, dijo para concluir que en San Luis se siente "como en casa”, un guiño para los puntanos sobre el lazo que los unió hace más de 20 años y que se fortaleció.

Ante decenas de productores y empresarios agropecuarios, el desayuno ameritó un repaso por las primeras páginas y por las que le siguieron en los dos viajes, distanciados por varios años, de grupos de puntanos al continente oceánico en busca de nuevas experiencias, aprendizajes y convenios. El primero de todos fue en 1996 y representó el disparador de las relaciones que luego terminarían en el trabajo detallado de aguas subterráneas en todo el mapa provincial, uno de los pilares que configuró el campo moderno de San Luis.

“Nuestra intención fue ver nuevas formas de producción, otra cultura, otra forma de trabajo”, aseguró Harold Bridger, uno de los miembros de aquella delegación y ex ministro de Progreso. En una época en la cual las comunicaciones se hacían por teléfono, con fax, sin internet, realizaron una larga lista de gestiones y así una comitiva formada por 97 hombres de campo y un grupo de funcionarios aterrizó en el país de los koalas y canguros. Fueron quince días en los que vieron de todo. “Los mismos dueños de los campos nos recibieron y nos contaron de primera mano lo que hacían, con sus errores y sus aciertos. Sin folletería ni nada para promocionar su establecimiento”, comentó Bridger sobre algunos de los aportes que les dejó aquel viaje.

“En aquel entonces recién se estaba introduciendo la siembra directa en el país, que nos parecía toda una novedad. Resulta que ellos llevaban 40 años con este sistema y ya estaban de vuelta”. Además, dijo que Efrain Szuchet, uno de los productores que estaban en la comitiva, luego de ver el modelo de tambo calesita de Australia lo trajo a la Argentina. “Creo que fue el primero en introducirlo”.

En uno de los recorridos pasaron por  el parlamento del estado de Nueva Gales del Sur, en donde se llevaron una sorpresa y unas imágenes que permanecerían en sus memorias. “En una de las salas encontramos mapas de San Luis. Eso fue un signo de las relaciones que habíamos entablado, imagínense nuestro orgullo”, agregó sobre aquella experiencia.

El siguiente viaje fue en 2013. El repaso de aquella travesía la hizo José La Malfa, decano de la facultad de Ciencias Veterinarias  de la Universidad Católica de Cuyo, quien hizo una breve presentación de Australia. “Tiene una población de unos 23 millones, de los cuales el 60 por ciento vive en las seis principales ciudades” y el resto dentro del radio de influencia de 60 kilómetros, “que es la zona de producción”. De sus tierras, “el 40 por ciento es inutilizable. El 38 por ciento lo tienen en pastoreo extensivo y el 4 por ciento en pastoreo intensivo (de 1 animal por hectárea)”, pero aún así son agroexportadores por excelencia.

Resaltó que la columna vertebral de su economía siguen siendo las familias; y la fuerte articulación institucional entre universidad, ciencia, estado y empresas. Todo está alineado y conectado.

 “Visitamos la plantación de almendros más grande del país; otra de olivares que tenía algo de naranjos para diversificar. Un campo con sistema de semillas para tener pasturas todo el año, frigoríficos y un feedlot que sacaba sus terneros al año, con 400 kilos”, resaltó sobre los detalles más asombrosos.

Esta delegación también volvió con buenas propuestas y convenios de colaboración. Una de ellas fue la Universidad de Oficios, que pasó de la idea a la realidad y ya está en funcionamiento en Villa Mercedes desde hace una semana.

“El tercer viaje se está gestando y ya saben que tendrá una impronta distinta. Estará orientado a estimular las relaciones comerciales, sobre todo de las economías regionales”, concluyó Luis Lusquiños, quien dejó entrever que las relaciones siguen firmes y que con los años empiezan a volverse cada vez más ambiciosas.