Las hermanas de Rodolfo Domínguez dicen que su cuñada, Araceli Prado, tiene sus momentos. A veces se levanta con la ilusión de que, pese a haber perdido al amor de su vida, pronto los investigadores llegarán al fondo de la cuestión y descubrirán a quien con siete balazos, con tanta furia, acabó con la vida del auxiliar de policía. Pero hay otros días en los que su dolor la supera. Esos días se levanta molesta, desganada y, más que nada, descreída de todo. El viernes fue uno de esos momentos. "Yo sé que lo que le pasó a Rodolfo no se va a resolver. Todo el mundo lo sabe, porque la Justicia y la Policía de acá nunca resuelven nada. Nunca", expresó en una fugaz entrevista telefónica. La bronca recrudece hoy porque "pasó casi un mes de la muerte y todavía no hay nada".
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